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Abbá

Abbá


Yo te alabo Señora de los cielos
que alumbraste oquedades de la tierra
y me pides beber en tu agua santa
donde alivias dolores que me aquejan
eres faro sutil del mensajero
que conduce navíos a la vera
de ese rio que añora caudaloso
impulsar tus deseos en sus velas
eres madre que surges de un designio
misterioso que crece con la espera
que entona melodías inefables
por los hijos que el Hijo recibiera
tu seno tu sonrisa tu plegaria
me llevan a entregarte lo que intenta
para ser tu discípulo mi anuncio
de verdades que Cristo nos reserva
donde parte su pan para los hombres
y en su sangre redime lo que eleva


   
 
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I


Llegará aquella hora
en que escuche tu voz estando solo
conociendo el llamado
que aguardara en las horas de mi otoño
llegará ese momento
caricia de tus manos en mi rostro
en que vengas a verme
y a llevarme a la estancia por que bogo
tú vendrás a buscarme
en tu amor y en camino silencioso
la voz de tu presencia
inefable será divino asombro
yo no puedo saber
los matices del día del reposo
y no sé descubrir
la belleza que cubra mis despojos
me basta la certeza
de saber que vendrás por lo que añoro
a llevarme a tu casa
donde encuentre los odres del tesoro


   
 
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II


Yo no puedo temer
esa hora sublime del encuentro
sólo busco gozar
la conquista que lleva hasta tu huerto
sin palabras aguardo
contemplar la grandeza que hoy espero
que me guarda en sus brazos
y me entrega la ropa de tu cielo
hoy me basta esperar
aunque es largo el camino de mi tiempo
pero sé que yo vivo
antesalas de gloria en mi desvelo
y yo sé que en mi casa
el Señor ha fijado su aposento
regalando la llama
que en las horas más grises yo contemplo
porque Dios es amor
y el amor es el clima de los cielos
donde ya sin gemidos
arderá la verdad que fue destello
en la tierra inundada
de preludios de gloria y sus anhelos


   
 
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III


Ya no habrá mezquindades
y sólo la verdad será mi alero
y no habrá llanto amargo
sino alegre visión que da tu fuego
maravillas de gloria
inefable belleza de tu seno
acordes silenciosos
expresión de la boca de tu Verbo
ya la sombra habrá muerto
pues el día de Dios es día eterno
será fiesta sin pausa
la vida en el vergel que en Dios espero
la unión entre los hombres
que en perfecto racimo yo celebro
infinita canción
que danzara riquezas de ese suelo

no conozco la gloria
pero quiero vivir en su morada
no merezco tal cena
pero Dios me ha invitado en su palabra


   
 
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II


Yo no sé de aquel día
que incierto entre los tiempos se prepara
pero sé que el Señor
me entregó la existencia con su gracia
para ser el actor
que gozara el sendero de su brasa
yo quisiera beber
esa gloria que abrevo en la distancia
en humilde oración
por vivir su calor en mi posada
hoy sé de mi renuncia
en caminos que entregan esa gracia
que modela mis días
y cobija mi vida en hora santa
sólo tú mi Señor
el agua que recorre mi jornada
hoy regalas tu vida
y dispones el clima de tu casa
para darme tu abrazo
donde canta tu amor cual viva llama
y yo puedo decirte
que mi amor es el grito que te aclama


   
 
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III


Sé cobijar huellas perdidas
porque encontré mi propia huella
que entre los montes y los valles
quiso abrevar en mi carrera
ella me exige vagabunda
ver el destino que la encierra
y aprisionada en propio vértigo
sin descansar sigue la estrella
en cada paso hay una vida
y en esa vida está la huella
con su misterio de esperanza
que al caminar la vida siembra
el horizonte nos atrae
y la experiencia nos enseña
seguir la marcha es la consigna
en el espacio de mi senda
sufrir la sangre y ascender
es lo que el hombre ve en la estela
que dolorosa en el cansancio
goza al llegar su primavera
nada detiene su mirada
que entre las piedras está envuelta
siempre levanta sus pupilas
para subir la dura cuesta

 
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yo voy descalzo a las alturas
ensangrentado por la senda
que me resigna a desafiar
fieras espinas que me enredan
mis pies conducen el navío
que yo navego en mi existencia
y son felices cuando viven
el recorrido al que se aferran
lloran dolores cuando sufren
pero me entregan la certeza
de regresarme jubilosos
hasta la fuente y su represa
para saciar la sed que llora
y refrescarme en mi pureza
en la añoranza de un encuentro
donde el camino halla su meta


   
 
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IV


Gracias mi Dios por tu misterio
por tu poder y tu hermosura
porque la gloria que me entregas
no admite miedos en la duda
gracias Señor por tu amor vivo
que entre las noches nos alumbra
por tu verdad y por tu cima
que desafían lo que abruma
gracias te doy por las estrellas
y aquella luz en que fulguran
por el océano que inmenso
tu infinitud siempre dibujan
gracias Señor porque me brindas
esa palabra que profunda
firme respuesta me regala
en ripios crueles que me inundan
hasta la gloria sin fronteras
donde me aguarde tu ternura
sé del calor que da tu rostro
aunque esté envuelto en la espesura
sé del dolor que tú sufriste
con tanto amor por la creatura
y cual destello de tu cántico
puedo afincar mi fe madura


   
 
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V


Sólo alabarte y bendecirte
es la tarea que me apura
reconocerte sin fronteras
para llegar a las alturas
mi pequeñez vive tu gloria
cuando descubre tu estatura
y mi orfandad está de fiesta
porque ha encontrado tu figura
aquellas fauces de la muerte
ya no amedrentan con su furia
la senda cruel que me amenaza
desaparece con su argucia
yo te bendigo Padre bueno
ya en los albores de mi cuna
he de ingresar en el sosiego
porque en tu amor no hay desventura
en aquel hijo que descalzo
supo beber de tu frescura
sólo camino para darte
aquella gloria que tú escuchas
en el follaje de los bosques
y en la canción del alma pura
ya sin palabras y en silencio
debo callar en la escritura

 
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y comprender que sólo puedo
arrodillarme en su lectura
adoración pide tu gloria
adoración canta mi pluma


   
 
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VI


En la zozobra de las horas
la voz de Dios es la que impulsa
y en tempestades de los mares
tengo la paz de su figura
vivo entre espinas y escorpiones
donde mi alma está desnuda
pero levanto yo mis brazos
y encuentran fuerza que dibuja
aquel amor que fuego ardiente
desvaneció la fuerte bruma
vivo avatares que sucumben
ante ese amor que se apresura
a embellecerme en la alegría
y a cobijarme en la espesura
braman tormentas por mi tiempo
pero mi casa no derrumban
porque me guarda entre sus manos
el creador en noche oscura
el tentador va correteando
con intenciones que trituran
pero mi Padre lo destruye
al que intentara mi ruptura
ondas de muerte que me afligen
hallan al punto sepultura

 
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cuando al pequeño lo desangran
y Dios arrecia en la conjura


   
 
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VII


Soy el testigo de las piedras
y más testigo de la altura
donde el Señor está luchando
en las angustias que me abruman
jamás el hijo tendrá muerte
cuando es el Padre quien lo acuna
nunca podrá la negra sombra
ensombrecer al sol que alumbra
cada tropiezo ve el socorro
en esa mano que desnuda
de armas letales me levanta
por el calor de su ternura
vivo dolores en la tierra
y canto salmos y aleluyas
gimo llorando atardeceres
y Dios aleja desventuras


   
 
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VIII


Jubiloso camino que me invitas
a beber en los aires de tus vados
a buscar la belleza que inefable
exige sumisión que me ha postrado
misterioso tu ser donde me interno
prodigioso el sendero que has logrado
pues mis pasos confían en tu aroma
y resueltos sumergen en tu espacio
sé buscar ese puerto que contemplo
engendrando respuestas que he buscado
de abrevar en el agua de esa fuente
donde nunca la sed se habrá apagado
aunque siempre perciba en mis pisadas
que la urgencia en la fuente se ha saciado
yo no entiendo el enigma de este tiempo
donde el agua que sacia se ha guardado
apetencias que lentas aparecen
de probar nuevamente el don preciado
el caudal de la fuente no termina
y la sed de tal agua ha perdurado
la hermosura de Dios como la fuente
no conoce crepúsculo ni ocaso
el Señor que en los cielos da su vida
es el agua que brota en mi costado

 
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impregnando en sus gotas mi aridez
que convierten mi andar en un reclamo
de beber sin cesar cual peregrino
en el hueco pequeño de algún vaso
sabiendo que al final de cada hora
volverá a cobijarme el mismo faro


   
 
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IX


Tú Señor que conoces mi flaqueza
mis dudas mis temores y mi llanto
que vives en lo íntimo del alma
que no sabe vivir sin tu regazo
tú reclamas amor en mi hornacina
y encuentras lentitud entre mis pasos
tú que entregas tu vida por mi vida
y recoges deseos que no alcanzo
me ofreces habitar en tus mansiones
cuando quiero evadirme de tus brazos
me conoces mi Dios porque harapiento
he gemido buscando el leve trazo
que intentara escuchar aquella música
que sólo he de encontrar en tus espacios...

cuánta noche Señor he padecido
naufragando en los remos de mi barco
cuánta luz derrochada en el camino
que yo quisiere hallar otro descanso
cuánto amor me prodigas en tu casa
que no supe apreciar en mi letargo
hoy descubro Señor esa vertiente
que conduce al misterio de tu abrazo
hoy aguardo tu luz que mensajera
me aguarda en tu jardín cuando yo paso


   
 
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X


Hoy me llena de paz tu rostro vivo
que grabaste con fuego en cada gracia
tus ojos que ya nunca se han borrado
crecieron por amor en mi posada
hoy te canto Señor mis gratitudes
por tu amor tus regalos tus pisadas
porque sabes que en barro fui formado
y cuidas la vasija de mi nada
yo creo mi Señor en ese pacto
que labraron tus dones en mi alma
estoy cierto que tú me has recreado
con la fuerza del agua en tu cascada
yo me sé tu pequeño pordiosero
que encontrara las voces de tu alianza
descubriendo en mi vida tu respuesta
que me embarga llevándome a tu barca
no soy digno Señor de tu cayado
pero entiendo tu amor que en llamaradas
ha quemado los gajos sin frutales
y ha podado mi árbol con su savia


   
 
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XI


Yo no veo Señor en dura sombra
la huella que dejaste prometida
intento caminar en la espesura
y la noche en su temple se avecina
yo no quiero morir sin ver destellos
que lucen en el tiempo que me abriga
sé que tú los escondes en silencio
porque aprenda a soñarte más arriba
donde moras sin pálidos latidos
irradiando tu gloria inmerecida
para aquél que conoce de tu amor
y palpita en la gracia tu venida
tú Señor no te alejas de los hombres
tu vida es el vergel que está en mi vida
y aunque oscura la noche te ha escondido
te revelas al hijo en cada brisa
lo recoge tu amor por indulgente
y le muestra en la fe la luz perdida
lo apacienta en el manto del pastor
que lo lleva en sus hombros a la orilla
donde puede encontrarse con hermanos
que han formado en tu ser una familia


   
 
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II


Yo bien sé mi Señor que estás despierto
aunque duermes en frágil navecilla
yo creo sin dudar en tu misterio
en tu amor y en tu fuerza repetida
conozco las señales de tu rostro
y contemplo las voces que me inspiras
yo no sé traducir ese lenguaje
con que alivia tu Verbo mi fatiga
pero sé que me inflama tu amor puro
que es la lengua jamás desconocida
en palabra que brilla porque arde
en el pecho que late sumergida
tu amor es la palabra que balbuces
con inmensa piedad cuando vacila
el andar de mis pies en la tormenta
donde cambias el miedo en tu delicia


   
 
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XII

La vida pura


El astro anuncia su salida
y enciende el brillo de la aurora que ya emerge
y añora disfrutar esa mañana
envuelta en la prestancia
de la luz que ilumina su pródigo destino
los rayos de este sol
acarician la vida que se baña en su brisa
e invitan a buscar
el sendero que empalma con la vida que nace
saluda la belleza que rodea
la vida pura que celebra
ésa, la hora en que ha nacido el mundo nuevo
por siglos anunciado
que restaura el andar definitivo
del hombre que sediento
de verdad y de paz
se abraza con la flor y los trigales
hermanas creaturas
que intentan dar sustento a cada palmo


   
 
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Audacia


Canto a mi Padre que en la gloria
eternamente mi existencia concebía
y en su infinito pensamiento
ardía la sombra de su luz que encandecía
él me miraba en su ternura
y con su diestra acariciaba mi fatiga
que en una tarde de mi tiempo
apareciera con las coplas de su brisa
y desde siempre en sus entrañas
he palpitado su mirada en mi pupila
y he cobijado aquel misterio
de tanto amor que en mi figura se mecía
no pude verlo como fuera
pero yo sé que mi presencia apetecía
y fui llamado en su designio
y preparada la misión que él pretendía
la misteriosa comunión
que con el Padre desde siempre fue vivida
pasó por siglos de silencio
hasta que yo pude beber mi propio día
y ya en el aire de la gracia
me hizo consciente de la paz que entretejida
en los jalones de la tierra
fue aquella paz que en mis sentidos florecía

 
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por ser el hijo que en el Hijo
pudo clamar por el Espíritu encendida
tú eres mi Padre soberano
el Abbá fiel que me estrechara con su vida
he sido el hijo más pequeño
para poder introducirme en esa herida
que hubo nacido por amor
como alimento que el pelícano encendía
porque la sangre de mi Padre
se fusionaba con la sangre que es la mía
el Padre y yo ya somos uno
en aquel Verbo que esmaltaba lo que hacía
y me llevó con su palabra
hasta beber la voz del Padre que hoy es mía
Canto a mi Dios en estas letras
que sólo saben ofrecer agradecidas
suprema gloria y alabanza
a quien su sangre entró en mi cuerpo que nacía


   
 
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