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Antes de meditar...


Sabemos que la meditación no constituye un gesto hacia Dios demasiado fácil.
Que para llegar a ella, se requiere una predisposición, una disposición y una "activa" actitud del espíritu, para obtener el clima de quietud que exige, valga la aparente contradicción de estas expresiones.
Para los lectores de poesía la tarea se facilita. Porque la poesía, la palabra en sí y de por sí, eleva el alma y la conduce por caminos insospechados, descubridores de sustanciosos hallazgos en la cercanía de Dios, que es la Palabra.
Los poemas que hoy presentamos se sitúan en la reflexión, la contemplación, la oración, en suma... aunque a veces resulte no fácil determinar lo límites entre una y otra.
Se trata de muy bellos senderos meditativos, que por momentos nos recuerdan alguna de las memorables páginas de Merton, aunque el autor de estos textos ni siquiera lo haya pensado. Creo que esto se debe a que

 
1
 


los buscadores de Dios están nutridos por un parentesco ineludible.
He leído repetidamente estas meditaciones. He orado con ellas. Se me han iluminado nuevos caminos, como siempre me sucede con la escritura excelente de nuestro poeta.
Una vez más, deseo al lector la misma suerte que yo he corrido, y por la que he disfrutado y crecido, al mismo tiempo.
Porque esta poesía, conlleva un extraño poder de transformación, de conversión.


Ana María Rodríguez Francia
Santuario de Nuestra Señora del Rosario

   
 
2
 

He vivido tus ráfagas de gloria


En el surco la cima de la vida
es María la madre en quien descansa
en su pecho de amor el hijo amado
y los hijos que nacen de su alianza
pedestal de la gloria de su Dios
en humilde expresión que es alabanza
da lugar al Señor para que surja
su presencia triunfal en llamaradas
la sierva del Señor ha consentido
entregar el amor que la rebasa
silencia su palabra ante el anuncio
de ser madre del hijo que es palabra
donde el Padre se expresa en su misterio
por amor a los hombres que lloraban
fue María el canal de los designios
que a los hijos hambrientos liberara
y es María el cristal que nos entrega
el agua del amor que Dios regala


   
 
3
 

Duerme la noche su silencio


Duerme la noche su silencio
que se aventura a proferir una palabra
la que se esconde en mi silencio
que es la expresión que sólo entiende su morada
en lo recóndito del tiempo
bullen las olas majestuosas que relatan
en su fragor altisonante
aquel misterio que revela una estocada
ese misterio que contemplo
florece en paz y en el amor de mi portada
y se resguarda silencioso
como el perfume de la voz ensimismada
sé la palabra que en el hombre
sólo camina en el sonido que naufraga
cuando el silencio no fue cuna
de la palabra que se expande en voz callada
cuánta verdad canta el silencio
porque contempla sin hablar una palabra
cuánta verdad fundida en letras
clama el silencio cuando surge contemplada
contemplación pide silencio
pues no concibe proferir una balada
el rico aroma que percibe
la vive en íntimas fusiones de su alma

 
4
 


el Verbo expresa en el silencio
sublimidad que solo exige una palabra




la que resume la existencia
en la solemne perfección de una tonada
quiero habitar en el silencio
y pronunciar en el amor esa palabra
que plenifique su elocuencia
donde al decirla se expansione cuando calla


   
 
5
 

Ven, Espíritu Santo y que llene los corazones el fuego de tu amor


Busco el Espíritu que inunde
con su calor mi alma sedienta
con el poder que dan sus dones
la tempestad cuando ella arrecia
en la aridez el agua viva
da de beber en su represa
en la muralla de lo rígido
ponga ternura en mi falencia
en el penoso interrogante
busco ese don que me aconseja
que la piedad encuentre viva
la filiación que fue mi herencia
busco gustar sabiduría
el sol del Padre que me premia
frente al temblor de mis dolores
busco el temor que a Dios me aferra
en el misterio que se esconde
quiero entender lo que se aprecia
y entre las cosas ya creadas
capacidad para leerlas
oh Santo Espíritu del Padre
dame del Hijo la conciencia
oh santo Espíritu del Hijo
dame del Padre la inocencia!


   
 
6
 

En el árbol emerge


En el árbol que emerge majestuoso
soy la hoja en el júbilo que nace
en el mar que sublime me aprisiona
una gota pequeña que se expande
en la nieve que pinta la montaña
el copo que se pierde en una tarde
en el monte de rocas y quebradas
una piedra cubierta en su desgaste
en el amplio trigal de tierra fértil
una espiga ignorada de ese valle
en conciertos de voces en augurio
una tímida nota con su enclave
en esa muchedumbre que congrega
solamente una voz que siempre late
mi pequeña estatura está de fiesta
cuando logra las horas que comparte
en el amplio caudal donde se esconde
integrándose al todo con su parte

la débil creatura sólo crece
engarzada en la tierra sin alarde
recorriendo la senda en que se hermana
con los seres de alma semejante
y aparece a los ojos del que observa

 
7
 


integrando vergeles que muy grandes
alimentan su tímida figura




y buscan en su pétalo y su sangre
el matiz que enriquece su perfume
y el caudal que deleita cuando habla


   
 
8
 

Camino


Jubiloso camino que me invitas
a beber en los aires de tus vados
a buscar la belleza que inefable
exige postración que me ha costado
misterioso tu ser donde me interno
prodigioso camino que has logrado
que mis pasos confíen en tu aroma
y resueltos sumerjan en tu espacio
al buscar ese puerto que contemplo
generando respuestas que he buscado
de beber en el agua de la fuente
donde nunca la sed se habrá agotado
la belleza de Dios como en la fuente
no conoce crepúsculo ni ocaso
el Señor que nos diera ya su vida
es el agua que brota en mi costado
impregnando en su espejo mi aridez
que convierte mi andar en un reclamo
de beber sin cesar cual peregrino
en el hueco pequeño de algún vaso
sabiendo que al final de cada hora
volverá a cobijarlo el mismo brazo


   
 
9
 

La fuente


Oh fuente de agua viva
que redimes honduras del misterio
cristal por donde fluyen
venturosos los rayos de tu cielo
oh fuente que descansas
si te cansas vendando al que está ciego
cobijas al enfermo
y aligeras la sed del polvoriento
oh fuente cristalina
agua pura que riegas mi sendero
tu voz en los vergeles
la música que entona el vertedero
alivias la sequía
y redimes la tierra en su desvelo
das agua de tu vaso
a las aves en propio bebedero
devuelves con tu vida
la vida del mortal que en el postrero
y agónico camino
sólo espera beber de tus anhelos
serpentean tus aguas
derramando caudales de alimento
origen que libera
manantial que camina entre sus vientos

 
10
 


placidez de las aguas





que enardecen al simple jardinero
belleza de la tarde
desposada en los rayos del lucero
recital que en la noche
se guarda en lo profundo de mis versos


   
 
11
 

Sendas del alma


El interior de la creatura
es recorrido por senderos que me hablan
donde hay señales invisibles
que en su sonido y en su tiempo me reclaman
algunas voces más oscuras
se me aproximan a engañarme solapadas
pero también escucho voces
que compadecen mi dolor esperanzadas
ellas entregan a mis pasos
seguridad de que se acerca la bonanza
en singulares horizontes
inexpugnables para el hombre cuando ama
en tales sendas interiores
se mezclan luchas alegrías y fantasmas
el buen espíritu que anima
me va indicando aquel espacio en que me habla
y su silencio me ha dictado
que existen voces que el Señor siempre rechaza
nunca estoy solo en el camino
porque me lleva de su mano quien me salva
en las mercedes que me brinda
y en el impulso que ilumina encrucijadas
tiene un secreto mi camino
el de llevarme a los umbrales de mi casa

 
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casa del Padre que es la mía





pues mi sendero es el andar que me regala
éste camino de mi vida
es plenitud de redención y de confianza
tiempo de luces y de sombras
siempre concluye en el vergel que Dios prepara
él me regala su amistad
con la que ruego sumergido en viva llama
donde florece mi desierto
en manantiales donde el Padre entrega el agua
noche bendita del camino
donde me encuentro desbordado en la esperanza
pues aquel sol que me conduce
venció la noche con la gloria de su pascua


   
 
13
 

Vino la muerte con su danza


Vino la muerte con su danza
de refugiados oropeles
vino tejiendo una tonada
con la tarea de un orfebre
quiso llamar ante mi puerta
buscando en mí su propia sede
para librarme de penurias
y enmudecer viejos papeles
porque sin muerte ya no hay vida
porque la vida es esa muerte
donde la vieja levadura
entre sus cántaros perece
muere la vida en aquel hombre
que se hizo dueño de la vida
nace la vida cuando muere
el hombre viejo en su partida
bendita muerte la que exalta
entre los vientos y la brisa
divinos frutos que aparecen
diseminados en la criba
el hombre nuevo ve en la muerte
el anticipo de la vida
y reconforta su esperanza
la misma muerte dando vida

 
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oh feliz muerte que me enseñas
a renacer de mis heridas
a cobijar las enseñanzas
que recogiera en tu visita
canto a la gloria de la muerte
cuando mi vida resucita
y resucito cuando muero
porque la muerte sólo es vida


   
 
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Enciendo los ciriales


Enciendo los ciriales de la Pascua
y enardece la voz, que peregrina
recorre el historial que da su pausa
cuando busca beber en la sonrisa
que la senda regala en escondites
revelando su música y su rima
la fiesta en su misterio me seduce
porque da el alimento que reanima
y navego en laguna que se expande
redimiendo la tierra que conquista

soy el hijo que nace de esa Pascua
heredero de Cristo en quien habita
mi pequeña estatura que sedienta
busca el agua de Dios mientras camina
el paso salvador que realizara
me libera en la hora entristecida
y me embarga la paz que me regala
cuando surge glorioso de su sima
oh feliz el encuentro de quien salva
a los hijos que sanan sus heridas
muriendo con el hijo en propia muerte
que ha gestado la sangre de otra vida

 
16
 


yo celebro el misterio de tu gloria
en la gracia que el tiempo me depara




contemplo resplandor de eternidades
en la fe que en oscura luz proclama
la verdad que morando en tus mansiones
se proyecta a los hombres en su trama
yo celebro la gloria que infinita
es el clima que a Dios homenajeara
el fuego que su amor hubo elegido
conduce hasta el brocal de su cascada

el Señor que reside en esa gloria
desentraña también horas de gracia
y cual padre a sus hijos los envuelve
en el seno triunfal de su palabra
es mi Padre el Señor de las alturas
y el Señor que alimenta mi posada
su grandeza no encuentra aquel espacio
que contenga el fervor de su mirada

 
17
 


pero vive pequeño y silencioso
aguardando las voces en mi alma
que son voces de tímida elocuencia
en que Dios se complace porque ama
y a los hijos paciente los conduce
a extasiarse en el ascua de su brasa


   
 
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Tarde de otoño


Yo te bendigo en esta tarde
resplandeciente del otoño
celebro un néctar de recuerdos
que entre los sueños tanto añoro
día jovial que se desliza
buscando notas que yo ignoro
tarde que clama en su riqueza
contemplación en que me postro
gimiendo lágrimas ardientes
y renaciendo en alborozo
la tarde esgrime su belleza
y llama al hombre a su reposo
diáfano azul el de su cielo
rechaza nombres incoloros
nubes pintadas nostalgiosas
brisas que cantan mis esbozos
tarde de Dios que me regala
aquel recóndito tesoro
que se expresara en el silencio
hasta saber que yo lo imploro
y atardecer que ha redimido
el viejo traje de mi tronco
quiere vibrar en esta tarde
reconociendo en el despojo

 
19
 


que el entramado de la cuesta
guarda en la paz su don precioso


   
 
20
 

Mi corazón ha recalado


Mi corazón ha recalado
en el anuncio angelical de la mañana
que se vistiera reluciente
porque ha llegado el aleluya de la pascua
el pueblo vibra en su alborozo
porque recibe el agua libre que lo salva
en el clamor que enuncia el Verbo
o en ese pan y en ese vino donde sangra
el Redentor que ha padecido
por mi orfandad en el sendero en que lo clavan
pero triunfal se ha levantado
en una nueva humanidad que lo aguardaba
es el Señor de Nazaret
el servidor que entre los hombres acampara
y al prometer horas de gloria
debió cumplir con esa hora proclamada
con el fervor del Hijo santo
en el servicio que a los hombres entregara
quiso morir para dar vida
y resistir porque la muerte no burlara
aquella luz omnipotente
para que el mundo en paz total se recreara
aquel anuncio de los ángeles
me hizo vibrar con los arpegios de la Pascua

 
21
 


y hoy en mi ser estoy sediento
de aquella gloria que a mi cuerpo fue donada


   
 
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Silencio de la noche


Silencio de la noche
en párpados que guardan la mirada
reposo de la siega
pernoctando aquel tiempo que descansa
la pausa del esfuerzo
y el aliento que espera la mañana
quietud en el reposo
y recuerdos que viven en mi casa
descubro contemplando
los hitos que bebieran mis pisadas
momentos laboriosos
y soleados encuentros en mi alma
colores irradiantes
junto a grises que en honda voz reclaman
presencias musicales
germinando guirnaldas de esperanza
silencio es la respuesta
a quien sabe vivir en la palabra
y la noche el espacio
que escucha a quien la anuncia silenciada
callando yo pretendo
deletrear en el Verbo su voz clara
y hablando soy testigo
recreando el sonido que proclama


   
 
23
 

Oteando aquel oleaje


Oteando aquel oleaje entre los mares
va nadando mi barca con su vela
impulsada por vientos que madrugan
en aguas que reviven en su cuesta
describe el capitán de mi navío
el surco que en sí mismo se recrea
y deambula virando raudamente
descubriendo en la brújula su estela
orienta hasta su norte aquel velero
que ansía reclinarse en las arenas
y beber la sonrisa de las aguas
cuyas olas son brazos que navegan
el puerto se describe hospitalario
el muelle lo recibe cuando llega
y en murmullo de voces regalado
por aquéllos que al barco prometieran
entregando el abrazo al pasajero
y brindándole un techo que apacienta


   
 
24
 

Secretos del camino


Tiene secretos el camino
que yo descubro en el andar de mis pisadas
hay una meta que me espera
en ese faro luminoso en la distancia
aquel tesoro perdurable
adonde busco navegar en alabanzas
tiene verdades mi camino
noches oscuras pedregales y nostalgias
calles angostas y empinadas
que desalientan si me abajo a contemplarlas
en toda sombra que me invade
cuando es de noche y mi camino no descansa
siento temblor en mis rodillas
la desazón y el agujón que no da pausa
pero hay momentos en mi senda
en que mi vida en un instante queda extática
al descubrir esos destellos
del creador que me prodiga su mirada
la fe desnuda en su aposento
aunque padece oscuridad en su semblanza
es aquel rayo imprescindible
mas irradiante que la noche y su tardanza
eterna gloria vive el cielo
que ya en la tierra se anticipa en pura gracia

 
25
 


en el silencio majestuoso
y en la palabra con el don de su prestancia


   
 
26
 

En la noche I


Noche de sombras y de brumas
que te enarbolas misteriosa en veleidades
noche que oscura y taciturna
pasas flotando entre mentiras y verdades
tú sabes bien que padeciendo
sin luz de sol ni resplandor en hondo valle
no puedes ver en la distancia
y sólo alcanzas a cubrirte con imágenes
es rigurosa tu prestancia
porque disciernes sin mirar en este viaje
y entregas hálito de vuelos
cuando consigues entregar voces fugaces
en esta lóbrega orfandad
todo sendero lo consigue tu andamiaje
y aún a tientas vas hollando
con la esperanza de quien busca otro pasaje
noche severa por oscura
y oscuridad en que no encuentro variedades
silencio puro son tus horas
y taciturna la hosquedad de tu paisaje
noche alumbrada sin estrellas
tú sólo guardas los destellos que se apiaden
sin claridades que pudieran
desenterrar tanto secreto donde yacen

 
27
 


noche temible ya en camino
hacia los rayos que te anuncian sus cantares


   
 
28
 

En la noche II


itinerante en tu refugio
eres fecunda en el andar de los mortales
vive tu canto su riqueza
en pensamientos que acompañan a raudales
por encontrar en laberintos
hechos de sombra los senderos más frugales
eres misterio inusitado
que no descubre entre tu sombra lo que sabes
eres desierto aventurado
donde en tu huella se han borrado manantiales
pero en la oscura reciedumbre
de tu querencia refugiada en sus altares
has invitado a recogernos
para poder amordazar horas letales
has insinuado la prudencia
y a comprender que sin la noche no hay hortales
y que la sombra nos convierte
en buscadores de esperanza en tus lagares
en lenta pausa nos invitas
a recorrerte sin temer los avatares
a descubrir que tu riqueza
está escondida en una luz que ya se expande
en la sonrisa esperanzada
de quien aguarda la jornada al fin del viaje

 
29
 


y sólo puede en el silencio
alivianar la oscuridad con su equipaje


   
 
30
 

Arraigo yo mi vida


Arraigo yo mi vida
en campo silencioso que me espera
el día jalonado
con un plácido verde en sus praderas
arraigo mi existencia
en las voces del árbol al que allegan
los ecos de la historia
que devuelven figuras y aletean
en clamores del mar
cuyo oleaje conduce al que navega
en vivo amanecer
que culmina en la noche y su promesa
en íntimos acentos
que descubren la esencia de mis venas
en tarde anochecida
que duerme en el descanso de su cena

y en Dios que me ha colmado
de su gracia su amor y su belleza


   
 
31
 

Caminos en la noche


Caminos en la noche
despiertan en el sueño una esperanza
de hallar en las estrellas
palabras que fulguren cuando hablan
el Verbo luz eterna
redime aquel silencio que no canta
experta la inocencia
descubre en la espesura la palabra
felices los que puros
contemplan en la noche de su barca
el brillo reluciente
de místicas razones que resguardan
la sed del peregrino
y el hambre de vivir hecho nostalgia
el sol que no se oculta
resurge y vitaliza en su crisálida
la noche se guarece
en íntimas verdades que desgrana
el sol nombra a la noche
buscando apaciguar su fuerte espada
la noche espera el día
suspirando oquedad que se retrasa
la noche oscura gime
esperando el lucero del mañana

 
32
 


y en cánticos el día
responde con clamores de su llama


   
 
33
 

Transito reclinado en los recuerdos


Transito reclinado en los recuerdos
que bullen en la tarde del ocaso
quisiera revivir esos encuentros
que ignoran los matices olvidados
existe el manantial del agua dulce
que baña en su calor frutos del campo
y renace la flor con la memoria
de las horas que el tiempo ha perfumado
me asisten en estrépito de alas
pájaros que en la noche han pernoctado
y deambulan en tímida elocuencia
los trinos que me entregan sus encantos
la marcha me concede generosa
rosales y fragancia de duraznos
concibo en una escena reluciente
jazmines y también notas de un canto
la tierra el escenario de los hombres
invita a deambular en sus espacios
el día con la tierra se desposa
y amanecen designios recreados


   
 
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Crepúsculo del alba


Crepúsculo del alba en plena aurora
cantares de la tarde en su alborada
los rayos que se posan sonrientes
en la puesta del sol en su explanada
nostalgias de la noche que en el día
aguarda revivir una palabra
estrellas que fugaces y en penumbras
anuncian la belleza en la que estallan
oleajes de los mares que pacíficos
desbordan la tormenta y su amenaza
gaviotas que en los cielos se perfilan
contemplando la tierra mientras danzan
relámpagos de notas el concierto
que alumbra zigzagueando como llamas
coreutas de la vida que en la muerte
descubren la canción inaugurada
pelícano que muerdes y alimentas
con tu pecho que sano se desgrana
para dar a tus hijos la sapiencia
y enseñar que tu vida es para darla
añoro las proezas del tullido
que corre con las voces que declama
ignoro fortaleza en esa hormiga
que levanta su tienda diseñada

 
35
 


padezco la dureza de la brisa





cuando surge la siembra que fracasa
percibo el aletear de los pichones
que aguardan corretear en propias alas

la vida aquel suspiro que fenece
y la muerte aquel aire que se explaya!


   
 
36
 

Tormenta y bonanza


Relámpagos y truenos
envuelven el rigor de la tormenta
oscuras en la noche
escondieron su brillo las estrellas
los vientos se sacuden
entonando silbidos que me anegan
la luna urde su trama
y acalla los fulgores de su esfera
el hombre está en vigilia
cuando rasga la luz de una centella
la tierra ya no duerme
temiendo en aquel fruto que despierta
la cruda granizada
que desanda trigales en cadena
la lluvia llora el agua
y de pronto la paz vuelve tras ella
la tierra ya descansa
y el sueño de frutales se recrea
el tiempo se apacigua
y vuelve a remontar la sementera
el día ya despierto
el placer de sus horas acrecienta
y vuelve el sembrador
a vivir la esperanza de su tierra


   
 
37
 

Fulgor de estrellas


Con el tenue fulgor de las estrellas
acierto a caminar en pie descalzo
mis ojos se deleitan en el cielo
que irradia resplandores de su manto
mis pasos se descubren temerosos
transitando en sendero derrapado
la mirada recoge en su desvelo
la esperanza de gloria que ha regado
esta tierra postrada que enmudece
cuando observa rumores en su espacio
el cielo en las estrellas nos regala
infinito esplendor que está guardado
y el suelo de los hombres se enriquece
por las notas que surgen de sus rayos
transitando el mortal en tierra esquiva
y en noche que lo arropa ya cansado

y se adensa el fervor de esas estrellas
dispuestas a alumbrar en propio faro


   
 
38
 

Voy escuchando aquellas voces


Voy escuchando aquellas voces
que cada día diseñaron mi pradera
veo la sombra de la tarde
esclareciendo telarañas que me cercan
sé que no puedo comprender
pero aparece esa verdad la que me enseña
y allá a lo lejos contemplando
escucho cantos misteriosos en la selva
copos de nieve que flotando
son pinceladas de otro tiempo que se allegan
sé navegar en alta cumbre
donde vertientes entrelazan su destreza
al descender del arduo monte
y proclamar que en las alturas ya no hay guerras
vivo muriendo en este suelo
que me dejara tanta vida en su corteza
pero soñando voy despierto
al rosedal donde mi verbo siempre reza
cuán misteriosa nuestra vida
que se trasvasa con pasión en esta tierra
pero descansa solamente
cuando descubre los umbrales que la esperan
luz y canciones se han alzado
cuando los urgen los acordes de la siega

 
39
 








sueño feliz el de aquel hombre
que siempre muere por vivir en alta esfera
que en este campo enmalezado
surgen los trinos de las aves cuando vuelan
en aquel campo inesperado
toda canción que ha comenzado será eterna


   
 
40
 

Simientes que en la noche


Simientes en la noche
que escondidas engarzan en la tierra
simientes ambiciosas
de frutos madurados en la huerta
felices esos campos
que quieren recibirlas en la siembra
dichosos los mortales
que se nutren bebiendo esa cosecha
pureza la del hombre
que vive enamorando la pradera
vertiendo la semilla
que a morir en el surco ya se apresta
su vida está en la muerte
de aquella levadura que no leuda
su muerte da la vida
a nueva levadura que alimenta
cosecha de frutales
de espigas rosedales y azucenas
son himnos a la vida
que renace en los mares que navega
ferviente sed del hombre
correteando en jardines y en su néctar
bebiendo en los trigales
la copa que desborda su faena


   
 
41
 

Tiempo de segada


Vivo mi tiempo de segada
ese regalo de mi siembra
que en manantiales ha nacido
entre las aguas que la riegan
vivo el cantar de la semilla
que en el verano floreciera
surge con signos refulgentes
para alumbrar la propia cerca
esa simiente que llorara
al ser tirada en esta tierra
busca el calor de la mirada
que entre los surcos era ciega
hoy es posible contemplar
el fruto sano que surgiera
y se dispone a dar su vida
como alimento a quienes crean
como hortelano de tu reino
debo esparcir tu voz angélica
en el mensaje que sin pausa
llegue a confines de la tierra
es tu gloriosa voz de cielo
esa semilla que me acerca
a compartir con mis hermanos
esa esperanza de tu herencia

 
42
 


vive el Señor que me prodiga





divina luz como la estrella
que se ocultara en una noche
y germinara en una cena


   
 
43
 

La gracia del hijo


Suprema gracia la del hijo
que reconoce los umbrales de la gloria
cuando la vida es alegría
o cuando llora en la aridez que lo despoja
en los espacios de lo eterno
en sus combates una estrella me desborda
es la certeza del creyente
de que no hay trazo comparable con la gloria
ella ilumina cada noche
y atenta vive remesones que me postran
nunca la urdiembre de este valle
puede opacar el brillo eterno de la joya
y en el camino vacilante
hoy me detengo a contemplar entre mis coplas
la patria inmensa que renace
en los jardines que florecen con su rosa
el manantial de su fragancia
baña los tiempos que lloraran en su sombra
renace el día en sus fulgores
y se perfila aquella flor que me provoca
la densa paz y la alegría
que sólo Dios puede irradiar desde su copa


   
 
44
 

Las sombras en la noche


Hay sombras en la noche
resplandores despuntan en el día
el sueño del ocaso
anuncia otra jornada y su fatiga
los días y las noches
se suceden tejiendo su armonía
las horas más felices
presagian nuevo tiempo de sequía
senderos tan angostos
ensamblan con caminos que derivan
en agua silenciosa
o en tormentas jadeantes que suspiran
el hombre se detiene
y contempla versiones encendidas
de la propia existencia
y de aquellos mojones de su viña
que apremian horizontes
y conducen seguros su vendimia
el hombre en sus raíces
apacienta los montes y su cima
y recorre descalzo
pedregales que enmarcan las heridas
de una trágica historia
fuente clara que teje su primicia

 
45
 


cuando anudan exordios





que revelan jazmines que platican
convirtiendo en racimos
los guijarros que flotan en su ría

él lo vive entusiasta
porque advierte suprema diaconía


   
 
46
 

Calladas madreselvas


Sangrando en el crepúsculo del día
cobijo con mis versos madreselvas
que sordas a fulgores que se apagan
se muestran elocuentes en su esencia
no hay sombra que deponga sus colores
ni horas que al perfume lo detengan
porque brillan en sueños de su estirpe
y aguardan los canales de su cena
prodigioso el callar de tanta vida
que humilde no desanda de su estrella
y contempla su ser en noche oscura
irradiando esperanzas que destellan
anunciando praderas invisibles
dispuestas a beber la carretera
jalonando los grises de la noche
con pétalos que guardan su nascencia
sabiendo que su ser indestructible
se enriquece en la hora que silencia


   
 
47
 

Cobijo vendavales


Cobijo vendavales
y guardo la energía de sus vientos
anhelo con mis letras
unirlas en racimos con mis versos
expresar el abismo
y encontrar la riqueza de sus huecos
entonar singulares
versiones musicales de mis tiempos
enhebrar ilusiones
y evocar la pureza en mis recuerdos
cabalgar andaduras
y flotar en los mares con mis remos
deletrear mansamente
la médula que rige en el misterio
saborear en la noche
la plácida cantata y su talento
navegar en la cima
y adentrarme feliz en cada encuentro
revivir la nostalgia
y correr por los surcos del invierno
anochecer cansado
y en la aurora entregar mi pensamiento
mi pasión y mi vida
encarnando la música sin miedo


   
 
48
 

Canción de cuna


Canción de cuna para el niño
que redimiera mi pasado
canción de amor del hombre solo
que al caminar se ve descalzo
vino aquel niño a mendigar
techo calor y humilde abrazo
en esa noche sin estrellas
donde su sol se hubo postrado
resplandeciente noche oscura
que me arrebatas con tu mano
para entonar las alabanzas
crisol que alumbra y es humano
canción de amor que se merece
el niño pobre allí acostado
que aguarda tiempos donde engendre
en la palabra nuevo tallo
en sus milagros la esperanza
y en su misterio de hortelano
el renacer de almas oscuras
entre los hombres sus hermanos
canción de cuna escucha el niño
en el pesebre acurrucado
viviendo en cálidos acentos
aquel amor que lo ha engendrado

 
49
 


el niño vive con su madre





y con José en aquel establo
agradecido porque el cielo
quiso gestarlo en un regazo
para anunciar aquella gloria
que se estremece en su milagro


   
 
50
 

Quien halló su tesoro


Quien halló su tesoro repentino
vende toda la hacienda poseída
y veloz con alegre paso adquiere
el supremo caudal que allí respira
que no es oro ni plata ni diamante
no son campos ni cumbres de la cima
no es dinero ni bienes de fortuna
polvorientos que ofrecen sus astillas
el tesoro es amor y amor sublime
envuelto entre los pasos que camina
que provoca la sed de poseerlo
y a gozar de su esencia nos invita
quien adquiere el amor inconfundible
aquél que al encontrarlo se eterniza
ya no busca migajas de la tierra
sólo quiere beber el pan de vida
profunda saciedad brinda a los ojos
el tesoro de amor y su bebida
incansable la búsqueda del hombre
de enraizar en la joya aparecida
floreciendo los pétalos que nacen
de raíz que ha crecido inadvertida
el tesoro gratuito se presenta
como amor y secreto que me abriga

 
51
 


sólo busca mirar los ojos claros





que adivinen la sed que hay en su cita
de entregar la riqueza de su rostro
que riqueza de amor mi amor conquista


   
 
52
 

Singulares bellezas


Singulares bellezas de lo eterno
describen en la piel las creaturas
invisibles caminos me insinúan
navegar en la hora prematura
crepúsculos y auroras se detienen
y felices comparten en su música
las horas que en la tarde o la mañana
serpentean la tierra en su textura
estrépitos de vida silenciosa
emergen del caudal del agua muda
el tallo de los lirios ha querido
ofrecer la pureza a quienes luchan
belleza en esmaltados rosedales
contagia su alegría y su frescura
elocuentes palomas de los valles
con su vuelo presagian paz diurna
seráficos los vientos de los montes
invitan a escuchar voces de altura
precoces en el agua los delfines
me bañan con la danza que dibujan


   
 
53
 

Aguardo tiempo


Aguardo tiempo que mi tiempo añora
embarazado de frondosa lluvia
lluvia del cielo que jamás desiste
de entregar agua que regala pura
el agua enciende la humildad que viste
honda esperanza de frutal que anuncia
sabia nutriente que en sublime casa
depara mieses de vital figura
bendita el agua que nació en las nubes
y hoy se derrama desde aquella altura
dichoso campo donde la simiente
recibe aliento que invadió su cuna
lluvia de cielo que te regalaste
en compasiva y fraternal ternura
alimentando la copiosa siembra
que sin tu faro no tuviese hondura
lluvia de gracia me reviste en surcos
que emerge brotes de sutil bravura
esperanzado su pequeño porte
en esa espiga que le dio su fruta
el cielo es gracia y en la lluvia expresa
cantar eterna la canción que anuda
al Dios presente en manantial que entrega
pacto de gloria con que al hijo impulsa

 
54
 



viven los cielos encarnada gloria
surge en la tierra la esperanza cierta


   
 
55
 

En la zozobra de las horas... I


En la zozobra de las horas
la voz de Dios es la que impulsa
y en la borrasca de los mares
tengo la paz de su figura
vivo entre espinas y escorpiones
donde mi alma está desnuda
pero levanto yo mis brazos
y encuentro fuerza que dibuja
aquel amor que fuego ardiente
desvaneció la fuerte bruma
vivo avatares que sucumben
ante el amor que se apresura
a embellecerme en la alegría
y a cobijarme en su espesura
claman tormentas engañosas
pero mi casa no sepultan
porque me guarda entre sus manos
el creador en noche oscura
el tentador va correteando
con intenciones que trituran
pero mi Padre lo destruye
al que intentara mi ruptura
ondas de muerte que me afligen
hallan muy pronto sepultura

 
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cuando al pequeño lo desangran
y Dios arrecia en la conjura


   
 
57
 

En la zozobra de las horas... II


soy el testigo de las pruebas
y más testigo de la altura
donde el Señor está luchando
en las angustias que me abruman
jamás el hijo tendrá muerte
cuando es el padre el que lo acuna
nunca podrá maligna sombra
ensombrecer al sol que alumbra
cada tropiezo ve el socorro
en esa mano que desnuda
de armas letales arrebata
por el calor de su ternura
vivo dolores en la tierra
y canto salmos que pregustan
gimo llorando atardeceres
y Dios aleja desventuras
el día corre con su vértigo
pero el Señor no se apresura
y en laberintos sin salida
abre su puerta en las alturas
ya no hay escollos imposibles
para el Señor en la creatura
él alecciona mi pobreza
y su victoria está segura

 
58
 


miro al Señor que me resguarda





con su piedad que flor madura
es mi defensa en el ocaso
cuando descanso en mi armadura


   
 
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