INDICE

Advertencia


Los libros del P. Carlos Pérez titulados En la frontera I y II, conforman una muy breve serie, de dos volúmenes que presentan diez poemas cada uno.
Esta selección tiene como finalidad facilitar la lectura de textos que son de una manifiesta profundidad.
Si se observa con atención, se notará que cada poesía tiene una considerable extensión. Pero es mi obligación hacer notar, también, que se trata de versos de una hondura cuya magnitud se acrecienta a medida que se avanza.
La intención del autor es colaborar con la oración y la contemplación del lector religioso, que desea internarse en los misterios de Dios, a quien se ama por sobre todas las cosas. Y cuya huella se intenta, humildemente, seguir.
Así pues, aquí están.
No dudo que los frutos serán copiosos


Ana María Rodríguez Francia
Santuario Ntra. Señora del Rosario

   
 
1
 

La hora de Dios


Llegará aquella hora
en que escuche tu voz estando solo
vislumbrando el llamado
que aguardara en las horas del otoño
llegará ese momento
caricia de tus manos en mi rostro
en que vengas a verme
y a llevarme a tu estancia sin cerrojos
tú vendrás a buscarme
con tu amor de camino y silencio
porque ya tu presencia
inefable será divino asombro
yo no puedo saber
los matices del día del reposo
y no sé vislumbrar
la belleza que cubra mis despojos
me basta la certeza
de saber que vendrás como el Esposo
a llevarme a tu casa
donde encuentre las arcas del tesoro

yo no puedo temer
esa hora sublime del encuentro
sólo quiero desear

 
2
 


la conquista que lleve hasta ese puerto
sin palabras aguardo




contemplar la grandeza de lo eterno
que me guarde en sus brazos
y me entregue la ropa de su cielo
hoy me basta esperar
aunque es largo el camino y es desierto
pero sé que ya vivo
antesalas de gloria en mi desvelo
y yo sé que en mi casa
el Señor ha fijado su aposento
regalando la llama
que en las horas más grises hoy contemplo
porque Dios es amor
y el amor es el clima de mi verbo
donde ya sin gemidos
arderá la verdad que fue destello
en la tierra inundada
de preludios de gloria que recuerdo

 
3
 


ya no habrá mezquindades
tan sólo la verdad será mi alero
y no habrá llanto amargo
sino pura visión que da tu fuego


   
 
4
 

No conozco la gloria


No conozco la gloria
pero quiero vivir en su morada
no merezco esa cena
pero Dios me invitó por su palabra
yo no sé de aquel día
que sabio en el misterio se prepara
pero sé que el Señor
me entregó la existencia en pura gracia
para ser el actor
que gozara el sendero de su braza
yo quisiera beber
ese gozo que siento en la distancia
en humilde oración
por lograr su pasión que me arrebata
hoy me sé renaciendo
en caminos que entrega aquella gracia
que modera mis pasos
y protege mi vida en su velada
sólo tú mi Señor
el agua que me lleva hasta la casa
hoy entregas tu luz
y dispones mi clima en tu mirada
para darme tu abrazo
en que pueda decirte
que mi amor es el grito que te llama!


   
 
5
 

Himnos de gloria cantarán


Himnos de gloria cantarán los hombres
humildes versos gritará mi pluma
calor de salmos en la voz del ángel
combate y gracia buscarán su altura
existe el cielo que en suprema gloria
invita al hombre a quebrantar fracturas
viviendo simple su pisar que firme
busca la estrella que ofrendó su luna
viven corsarios que en su piel fangosa
temor contagian en timón que angustia
rugen las fieras en el manso bosque
relampagueando con su voz que abruma
corren silvestres los reptiles lúgubres
sembrando riesgos que en la noche acucian
agreden tábanos que precipitan
mordiendo savia que jamás trituran
y entre lamentos de frondoso monte
surgen mesetas que parecen grutas
donde descansa de agitada senda
el hombre sano que soñó la altura
ya nada impide conducir sus pasos
entre escorpiones a la paz que busca
porque conoce del imán perfecto
que la alta cima guareció en la bruma

 
6
 








feliz en arduo caminar asciende
en la confianza que el amor depura
y desafiando torridez de estío
arde ciñendo singular textura


   
 
7
 

Yo guardo mi silencio


Yo guardo en mi silencio
el misterio de un Dios enamorado
que quiso redimirme
y me acuna en la herida del costado
de un Dios que me protege
cuidando aquel andar que dan mis pasos
de un Dios que tiernamente
me seduce en su amor que se ha postrado
por darme la excelencia
de ese amor compasivo que ha soñado
regalarme la tierra
donde ofrece quietud en su regazo
la genial aventura
del Señor que miró mis pies descalzos
él tejió aquel momento
de entregarse en la cruz atormentado
por intensas espinas
y su cuerpo que gime torturado
en un leño que duro
fue sitial de sus miembros traspasados

Señor que me elegiste
Señor que en el momento señalado
me diste aquel diamante

 
8
 


del amor que redime alimentado
sostenme en mi silencio
por la huella que en sangre has cobijado


   
 
9
 

En mi nada


Sé de mi nada que padece
aquel despojo que la muestra ensimismada
reconociéndose pequeña
y suspirando por la hora que soñara
que le permita introducirse
en el misterio que la vuelva recreada
mi nada es nada donde el todo
puede mostrar su propia gloria soberana
soy pedestal que le ha servido
al creador que entre mis hombros se posara
soy aquel siervo que indefenso
es alumbrado por el dueño que lo ampara
soy el modesto labrador
que se complace en una tierra cultivada
por el guardián que en su destello
busca sembrar en este suelo su palabra
y surge en voz omnipotente
una semilla que muy plácida en mi nada
nutre en el sol y en cada lluvia
esa vertiente que escondida está descalza
el creador que todo sabe
ha de lograr que esa semilla allí guardada
como la flor en el desierto
o como el canto que silencia una batalla

 
10
 


pueda en su sangre dar la vida





porque es regada por el todo en esta nada
y florecer hasta dar frutos
porque la nada en aquel todo se prepara
como la rama silenciosa
que por amor en algún árbol fue injertada


   
 
11
 

El corazón


Corazón que resumes la persona
y el caudal del amor que allí redime
corazón que padeces mansamente
el dolor o el elogio que te oprime
tú que impulsas la sangre entre las venas
y oxigenas la vida que te exige
tú que lloras el cauce del desierto
y te expandes amando lo que vives
eres tú la vertiente donde estalla
el fuego que del cielo recibiste
eres germen de pródigos anhelos
y embelesa el ardor que te reviste
la grandeza deriva de lo alto
y el Señor te ha brindado cuanto pide
y amalgama de paz y de concordia
que genera la fuerza que te asiste

tu pasión el amor la vida misma
origina vestigios de lo eterno
culmina tu misión cuando comienza
la senda enardecida del encuentro
revive quien escucha tus latidos
y emerge jubiloso aquel enfermo
que padece la muerte anticipada

 
12
 








por haber derrochado su sendero
tú alivias aquel drama de los hombres
que gastaron inútiles esfuerzos
y al final de su tiempo se gozaron
por tu cálida voz que halló su cuerpo

es inmensa tu fuerza que redime
pero lloras la fuerza de los vientos
que quisieran mofarse en ilusiones
y aspiran a enclavarte entre sus cuencos
eres pájaro libre en las alturas
pero sufre avatares cada intento
la fuente de preciosa lucernaria
se rotura en sus dudas y recelos
pero sabe tu esencia que el descanso
sólo Dios te lo ofrece verdadero
y encontrando esa chispa sobrehumana

 
13
 


enciendes el fogón de tu aposento
consolidas tu ser en la bonanza
cuando adviertes la brisa en tu velero
y cobijas amor para brindarlo
cuando llora su lágrima el arriero
que reclama la vida de tu amor
y rechaza morir sin tu brasero


   
 
14
 

Entrego mi existencia


Entrego viva mi existencia
en el andén de una carrera que culmina
entrego el tiempo que fue dado
para poder enriquecer a quien se anima
he sido sólo itinerante
y he recogido con las rosas las espinas
que fueron precio de la rosa
para poderla poseer enriquecida
he correteado los exordios
de muy diversa densidad que aparecían
pude beber aquella gracia
la fuente clara del saber y la alegría
he transcurrido en juventud
y ya los años con su porte se aproximan
al horizonte diminuto
que allá a lo lejos en su amor se me ofrecía
hoy ya camino silencioso
meditabundo en los encuentros de la vida
que sólo aspira en sus intentos
a derramar la blanca flor de la sonrisa
vivo estos años ya maduros
y busco dar aquella edad que fue vivida
en un lenguaje diferente
que es el del padre que renace en su partida


   
 
15
 

La paternidad


Paternidad gritan mis huesos
como el canal por donde entrego mi fatiga
paternidad es lo que siente
mi corazón cuando preguntan por mi vida
el padre crece derramando
sabias palabras que envolvieron su osadía
la de vibrar entre los vientos
y recoger aquellas frutas que caían
o deshacer el derrotero
que con piedad y sencillez me protegía
hoy alimento mi esperanza
cuando consigo con mis pasos en la sima
arrebatar horas oscuras
a quien pretende recrear su propia arcilla
ya sólo importa en este suelo
aquel vivir que da la vida porque vivan
los que iniciando su sendero
buscan la fuerza en sus palabras y en su rima
he de brindar paternidad
aquella fuente de esperanza en quien se arrima
quiero morir en la plegaria
para gestar fecundidad ya florecida
busco servir desde mis páginas
reconociendo que mi fuerza se perfila

 
16
 


cuando yo entrego la respuesta
y soy respuesta que enriquece lo que anida.




Paternidad la de mi Dios
que en lo infinito de su amor creó mi vida


   
 
17
 

Quise mirar el astro sumo


Quise mirar el astro sumo
pero mis ojos se opacaron en su brillo
porque radiante y silencioso
no lo percibe la mirada con su estilo
quise beber en resplandores
que me dejara en su paseo peregrino
y diera impulso de su fuego
cuando giraba en alto cielo con su trino
quise escucharlo en su palabra
pero advertí que estaba mudo cual testigo
que se escondiera en la mirada
por ser ingente su sendero recorrido
su simple paso es el que habla
pero en silencio se presenta fugitivo
oigo sus voces y su vértigo
con estos ojos que indagaron el abismo
vi que el fervor del astro enciende
colores altos donde escucho su sonido
veo los árboles esbeltos
cual camoatí que se escondiera en un racimo
son sus arpegios los que escucho
cuando aleteo en derredor y lo percibo
la luz del astro me depara
aquellos frutos de su sangre que han nacido

 
18
 


y en todo el orbe se recrea
musicalmente un bienestar enrojecido




aunque no pueda ver el astro
puedo saciarme en los fulgores de su nido
en esa fuente que transforma
la oscuridad en un concierto repentino
y aunque no pueda contemplarlo
sé que las flores lo contemplan a su arribo
porque sus ojos no conocen
el crepitar de las pupilas que yo vivo


   
 
19
 

Mientras llega aquel puerto


No he podido beber en rosedales
ni he sabido danzar entre malezas
he buscado enclavar mi humilde techo
en los huecos perdidos en la selva
he vivido en las voces de la tarde
contemplando el ocaso que se acerca
he sufrido las noches de la vida
saboreando riquezas de su esencia
he querido cantar en la mañana
por el día que surge y me recrea
he visto los relámpagos que anuncian
el misterio que al hombre lo desvela
y he comido en los valles silenciosos
el frutal que sus gotas me ofreciera

bendita creación la que se muestra
y me impulsa a alabar su primavera
estrellas que me observan en la noche
proclaman tenue luz pero muy bella
riquezas de la tarde y el estío
entregan madurada su cosecha
servidores que ofrecen su alimento
y su propia vertiente la postergan
gemidores de tiempo de infortunio

 
20
 


y poetas que labran lo que expresan
creaturas de Dios que en sus matices




enriquecen el sello de su herencia
instrumento de paz que se convierte
y en serena bondad mi tiempo alegra
hoy canto la belleza del espíritu
mientras llega aquel puerto que me espera


   
 
21