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Prólogo


Alguien pensó alguna vez que si a Dios se le ocurriera escribir poesía, no elegiría otra forma que no fuera la del soneto.
En efecto, la andadura clásica en que se inscribe esta expresividad eximia, nos remite a la elevación más originaria, en orden al sitio inaugural de la Palabra, la Fuente primigenia, la Poesía, en suma.
Cuando me puse en contacto con los sonetos del Padre Carlos Pérez supe, de inmediato, que estaba frente a una excelencia.
Excelencia por la música y la luz que, en entramado perfecto, diseñaban su textura; excelencia, por la austera elegancia de los versos que, a través del endecasílabo, constituían certero testimonio de la buena poesía castellana; excelencia, sobre todo, por el transparentar en ellos, al Dios que se hace cercano y la suave compañía de la Virgen Santísima, su Madre.
Sucedió cuando tuve el privilegio de la primera lectura, y junto con ella, el

 
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sentimiento de que, sirviéndose de ella y de su escucha, el Señor y María me hablaban desde la profundidad de una Palabra que llegaba de muy lejos y, a la vez, era musitada en un silencio sagrado. Algo así como el "no sé qué" de San Juan de la Cruz, o la reminiscencia de las más bellas notas de los Salmos.
Abandono de una escritura (Escritura), como si Alguien depositara una rosa de oro entre mis manos. Una suerte de Eucaristía, de elección de Dios por sobre mi inmensa pobreza.

A lo largo de las diez partes que lo conforman, este libro de sonetos del Padre Carlos, significa también una guía segura para un peregrinar; peregrinar por lugares salvíficos, en medio de la noche oscura de nuestro destierro.
Por todo esto, y por muchas razones más que el lector irá descubriendo, quiero dejar en este Prólogo el testimonio de mi celebración por la aparición de esta obra. Atravesamos una época

 
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que se asemeja a un mar embravecido sin retorno, y veo en ella un acontecimiento providencial.
Entonces, hago votos por que el Señor y la Virgen Santísima bendigan e iluminen a quienes lean; y para que la semilla sembrada dé abundante fruto.


Dra. Ana María Rodríguez Francia
Universidad Nacional de Córdoba

   
 
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A María Santísima

Introducción


Los poemas de esta primera unidad temática, se refieren a María, Madre y Reina de Misericordia.
Ella es la humilde servidora de Dios; providencia medianera que, en su corazón, nos guarda y nos conduce al Hijo.
Descubrir, conocer y amar a la Santísima Virgen, Madre y Maestra de nuestra Fe, auxiliadora de nuestra vida y consuelo en nuestras aflicciones, es lo que Jesús nos pide.
El Señor nos la dio como Madre al pie de la Cruz; y nos invita a ofrecerle nuestra filial entrega, con todo el amor que Ella merece.
Por Ella nos llegó el Redentor y, a través de Ella, alcanzaremos con seguridad, nuestra eterna salvación.
Servir a la Virgen y, en su compañía servir a los demás, puede constituirse, para nosotros, en un magnífico camino en nuestra cotidianidad que, a veces, es muy dura. Porque con Ella, todo es paz, alegría, y necesidad, cada vez mayor, de una entrega de vida, sin límites.

 
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/> Contemplémosla confiados y amémosla cada día más.


   
 
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El Santuario de María


Junto al río pediste tu santuario
que es cuna donde surgen bendiciones
la palabra la gracia y las canciones
y la humilde oración de tu rosario


como Madre nos llevas al sagrario
donde aguarda tu Hijo con sus dones
que entrega para orar muchas razones
respaldando el clamor de su calvario


tu imagen maternal muestra la gloria
que salva al pecador que se deprime
transformando la luz que es ilusoria


tú sanas el dolor que nos oprime
conduces como Madre nuestra historia
y nos das a Jesús que nos redime


   
 
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A María Auxiliadora


Eres Madre y auxilio del cristiano
eres puerta de gracia que abre el cielo
nos protege tu amor en el desvelo
y prodigas la vida con tu mano


tú cuidas el andar del ser humano
abrigas al que llora con tu celo
y te ofreces a dar cumplido anhelo
a quien vive muriendo a lo que es vano


tu poder ya lo tienes ofrecido
al pueblo que se goza en tu presencia
dando gracias a Dios que te ha elegido


como Madre regalas tu clemencia
al hijo pecador que arrepentido
glorifica al Señor por tu indulgencia


   
 
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María es aquél nombre ...


María es aquél nombre que proclama
las grandes maravillas que en su vida
el Padre concediera a su elegida
que en la gran humildad nada reclama


es la Madre de Dios que a todos llama
a gozar como hijos que ella cuida
la pureza en que fuera concebida
y el amor con que a todos nos inflama


eres bella sin par Virgen María
eres fresco vergel donde aspiramos
las flores que el Señor sembró en tu vía


es gloriosa tu gracia que admiramos
eres toda de Dios que en ti porfía
reflejarse en la luz que caminamos


   
 
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A María, nuestra Madre


Es oasis vergel y luz preciosa
tu misterio de madre que no deja
sucumbir en la prueba a quien se queja
y alimenta el amor que en ti se posa


tu materna intuición sólo se goza
en abrir horizontes donde aqueja
el dolor que en la vida se asemeja
a la espina punzante de la rosa


eres madre que mucho amor encierra
a favor de los hijos que heredaste
y que buscan servirte en esta tierra


eres bello jardín que preparaste
al hombre que combate en dura guerra
pero goza la paz que tú ganaste


   
 
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A María Santísima


Eres madre que velas noche y día
por los hijos que Dios te ha regalado
tú conduces la vida que ha sembrado
el Señor en los hombres que hoy ansían


evocar en tu nombre que es María
el misterio que tienes reservado
y lo entregas cual madre que ha gozado
de la herencia del hijo en su agonía


somos tuyos por siempre madre amada
tú también eres nuestra en esta vía
y gozamos la herencia regalada


por el Señor a ti que padecía
al ver nuestra orfandad que reclamaba
de tu amor maternal y tu alegría


   
 
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A María


Dulce madre que vives en la casa
de los hijos que gozan tu presencia
y que llenas de amor tu descendencia
heredada en la cruz donde se enlaza


la unión con el Señor que se solaza
en tu luz maternal que da la ciencia
de vivir y de amar la confidencia
que es Jesús la palabra que no pasa


santa Madre de Dios Virgen María
don del Señor en quien te regalaras
cual destello que brilla noche y día


para ser de los hijos que heredaras
un racimo engarzado en la alegría
de ser pueblo de Dios que tú gestaras


   
 
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A María Inmaculada


Tu belleza sin par fue regalada
por aquél que de siempre te eligiera
para ser en mi vida mensajera
de la paz que por Dios me fue donada


es muy alta tu vida inmaculada
que mis duros pesares aligera
y me ofrece una meta que me fuera
imposible de asir pues no soy nada


tú prodigas amor en tu entereza
y conduces la barca de mi vida
con brillante candor y fortaleza


por la gracia en que fuiste concebida
hoy yo canto al Señor por tu pureza
y la gloria que tienes merecida


   
 
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Dulce Madre...


Dulce madre que vienes desde el cielo
a cuidar a los hijos que heredaste
y por eso serena te quedaste
a enjugar con amor nuestro desvelo


te doy gracias con fuerza desde el suelo
donde está aquel lugar que señalaste
para hacer ese templo al que bajaste
cual maestra que cubre todo anhelo


oh! señora jardín del alma mía
cuánto amor luminoso se derrama
de tu ser a los hombres que en su vía


te buscan con la fuerza de la llama
que todo robustece y se extasía
por vivir en tu amor que nos inflama


   
 
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Yo te entrego, María


Yo te entrego los dones que me diste
la vida y la misión que me dejaste
soy tu hijo y el siervo que llamaste
a vivir el amor que me ofreciste


soy canal e instrumento que elegiste
para ser portavoz donde me enviaste
a mostrar a Jesús a quien gozaste
cual madre desde el "sí" que prometiste


es un himno de amor tu vida entera
es poesía del Hijo tu enseñanza
y eres bálsamo puro que hoy espera


sostener en el hombre la templanza
en tu seno feliz donde naciera
cual murmullo de luz nuestra esperanza


   
 
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Coronación de María


La corona que brilla en tu cabeza
expone la sublime trascendencia
de ser Madre de Dios, que en su inocencia
se gozó con tu dócil entereza


el inmenso poder de la realeza
que te dio por amor su providencia
es riqueza que ofrece tu clemencia
al hombre acongojado en su pobreza


tus hijos te coronan porque te aman
reconocen tu gloria florecida
en la luz de los cielos que reclaman


los hombres que por ti dieron la vida
y junto al Hijo te honran y proclaman
tu presencia de Reina enaltecida


   
 
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El Misterio de Dios

Introducción


Esta segunda sección trata acerca de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, a través de la oración que afinca, en primer lugar, en el ámbito trinitario, origen del Misterio cuya hondura y luminosidad, compromete la existencia de todos.
Consecuencia del Sumo Amor de la Trinidad: María; y por Ella Jesús, en su Encarnación redentora.
Jesús es el buen Pastor a quien canta en el poema: "que formaste tu rebaño / al que diste la luz de tu presencia", y en quien todo puede sustentarse para hallar la paz necesaria.
Se trata del descubrimiento de la existencia de la Casa del Padre, y el emprendimiento del camino, no sin pruebas y dolores, hacia ella.
Por eso el clamor: "Ven Señor a llenarme de tus flores / enciende con tus luces mi partida / y dibuja tu vida en mis fulgores."
Vocación de eternidad, camino de Esperanza.


   
 
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La Santísima Trinidad


Trinidad Santa Trinidad Gloriosa
tres Personas y un solo Dios bendito
honra a tu identidad hoy yo recito
soberana, divina, majestuosa


eres Padre que engendra a quien se goza
de tu amor que es piadoso e infinito
eres Verbo engendrado en quien medito
y Espíritu de vida que se posa


en el alma del hombre bautizado
que es morada de Dios puro en esencia
creador, redentor, fuego sagrado


yo te adoro Señor en tu clemencia
y canto la grandeza que ha mostrado
tu amor en tu divina transcendencia


   
 
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La Casa del Padre


Padre que entregas tu piadosa vida
al hombre pobre que contempla pura
tienda divina en juvenil figura
tu austero paso gloria prometida


te manifiestas como luz crecida
dando a tus hijos cálida estatura
y meta ofreces llena de hermosura
que el hombre busca con su voz transida


padre que amas custodiando el cielo
que tú creaste para mi destino
vela en mi marcha con profundo celo


llévame en brazos por aquel camino
que regalaste con divino anhelo
dando en tu casa techo al peregrino


   
 
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Espíritu de Dios


Espíritu de Dios que nos habitas
y buscas aliviar nuestra flaqueza
no sé orar como quiero en mi pobreza
cuando el Padre es el agua en que me invitas


apiadado de mí tú resucitas
el deseo del cielo y su belleza
y provocas clamores donde reza
tu búsqueda filial que en mí suscitas


llamo a Dios "mi Papá", luz inefable
él nos pide buscarlo en la bonanza
como Cristo fue voz inapagable


expresando en amor toda esperanza
al Padre yo le entrego mi confianza
inmerso en tus gemidos insondables


   
 
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Corazón de Jesús y de María


Oh corazón que redimiendo mueres
y traspasado por espada dura
entregas luces a la creatura
luces de gracia redención que dieres


tu Madre Santa que contigo vieres
llorar tu sangre en esa tarde oscura
es nuestra Madre que en amores pura
cobija al hombre por quien tú murieres


la misma lanza que te hirió punzante
también desplaza su brutal destino
hiriendo suyo al corazón amante


el santo amor que señaló el camino
al Salvador en su gemir constante
nos dio en María su precioso vino


   
 
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El buen Pastor


Buen pastor que formaste tu rebaño
al que diste la luz de tu presencia
la verdad el amor y la indulgencia
liberando al redil de todo daño


tu divino poder ya no es extraño
al que vive amparado en tu clemencia
sabiendo que anulaste la sentencia
del pecado que es triste desengaño


tu cayado conduce mi camino
tu bondad resplandece en mi morada
y gozo de la vida en tu destino


de colmar mi canción, aprisionada
por tu halo de pastor, sello divino
que se instala radiante en mi escalada


   
 
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En tus hombros, Señor


Soy oveja perdida y encontrada
anhelando el redil y su alimento
en busca de una meta en mi lamento
que reclama una paz reconquistada


el pastor que por mí dejó saldada
la deuda que produjo su tormento
me devuelve esa paz en un momento
y repara el andar de mi pisada


él se goza abrazando mi pobreza
me sostiene en sus hombros compasivo
y demuestra el amor en su grandeza


soy feliz en Jesús cuando evasivo
soy tomado en sus brazos con destreza
y en su férrea amistad por siempre vivo


   
 
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Lo inefable


La palabra Señor que me has dejado
para dar a los hombres tus verdades
tan sólo por amor en tus bondades
ojos tiene; y tu luz que ha regalado


es posible esbozar lo inmaculado
balbuciendo al decir sin vanidades
destellos de infinitas claridades
que transforman en gracia lo pasado


inefable, Señor, es tu grandeza,
incapaz es el hombre empobrecido
de expresar con sus labios tu belleza


soy parco en mi lenguaje enmudecido
mis versos sólo cantan tu pureza
reclamando piedad en su latido


   
 
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Dios es Amor


Mientras iba rumiando en mi camino
tu divina palabra y su enseñanza
animando mi vida en tu confianza
descubrí los secretos de tu vino


tu amistad y la cruz de tu destino
son la tienda feliz en que descansa
mi pobre humanidad, por la esperanza
que concedes al hijo peregrino


el amor infinito que me has dado
el perdón que llorando he recibido
y el pan que en alimento me has dejado


son la paz que borrara mi gemido
son la fuerza en que vivo consolado
y la fiesta que gozo estremecido


   
 
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Los derechos de Dios


Sólo tú mi Señor que me has amado
tienes pleno derecho a mi existencia
ingresando y actuando con clemencia
en la casa que siempre me ha hospedado


tu infinita bondad me has regalado
y muy pobre fue siempre mi presencia
pero gozas conmigo en tu indulgencia
cuando doy el amor que tú me has dado


tú eres Padre que sanas en mi vida
al que busca la luz de tu pureza
y descansa feliz en la bebida


con que sacia mi ser en tu grandeza
cuando escucho la voz que me convida
a cantar tu magnífica belleza


   
 
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Caminando hacia Dios


Tu camino recrea mi camino
tus canciones endulzan mis canciones
caminando y cantando en tus mociones
yo descubro la paz de mi destino


la distancia que en tiempo no imagino
y el amor que desborda de emociones
permiten aumentar las ilusiones
que desviven en su alma al peregrino


cuán cerca de tu vida está mi vida
tus amores inspiran mis amores
y en tu casa descanso sin medida


ven Señor a llenarme de tus flores
enciende con tus luces mi partida
y dibuja tu vida en mis fulgores


   
 
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Creaturas de Dios

Introducción


Luego de haber atravesado contemplativamente el ámbito del Misterio de Dios, en esta parte los poemas nos abren hacia la posibilidad de una reflexión sobre las creaturas.
Con matices de una mirada franciscana, al detenerla en la luz, el agua, el viento, el bosque, el árbol, la flor, la montaña, las semillas de trigo y la vid, no sólo podemos adentrarnos en símbolos (que provienen de antiguas tradiciones religioso - culturales), sino también valernos de ellos para contemplar a Dios.
Esta nueva unidad, nos propone el inicio de un viaje que parte del primer acto de Dios como Creador, y nos conduce hacia el lugar del poema titulado "Puesta de sol", último soneto de la serie, donde interpretamos la figura del ocaso de nuestra vida. Significa el portal que antecede al paso definitivo de la entrada en el Reino.


   
 
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La creación


La hermosa creación que tú formaste
es destello que ofrece en su mirada
un humilde reflejo, luz preciada
del amor que a los hombres entregaste


pequeña la semilla que sembraste
en los surcos que aguardan su alborada
se hace pan en la tierra cosechada
y es rica en el amor que le entregaste


la humilde creatura se asemeja
al cantor que dibuja su sonido
intentando imitar a quien lo deja


caminar, en lenguaje que ha querido
expresar al Señor que se refleja
en la voz del silencio agradecido


   
 
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La Luz


La luz es el tesoro ambicionado
por los ojos que miran hasta el cielo
por aquella verdad que tanto anhelo
y la vida que en cantos he gozado


los rayos de tu amor han traspasado
las oscuras regiones del desvelo
y permiten vivir en nuestro vuelo
la música la vida y el pasado


cuánta fuerza acumula en su camino
quien vive sostenido en la existencia
por destellos que marcan su destino


y se gozan por siempre en la presencia
de magníficos frutos don genuino
de Dios eterna luz y providencia


   
 
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El Agua


Alimento que nutres al sediento,
belleza en que te dice la cascada
inmensa densidad que es entregada
en el mar que te eleva con su viento


purificas al hombre que está hambriento
de beber la pureza regalada
por tus gotas rocío de alborada
o el arroyo que brinda su alimento


eres místico signo de la vida
que surge en el bautismo donde ofreces
la alegría filial que es bendecida


por aquél que cantando entre sus preces
descubre que el Señor da su bebida
porque es Padre y su amor nos pertenece


   
 
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El Viento


El viento nos conmueve con su canto
su fuerza es poderosa cuando avanza
anuncia las tormentas con que danza
y cubre el horizonte con su manto


el espíritu sopla donde hay llanto
esgrime su poder y no se cansa
cual fuerza huracanada que se lanza
y doblega aquel mal que duele tanto


el Paráclito clama en suave brisa
como el viento al final de la tormenta
animando a vivir una sonrisa


porque pudo aliviar en un momento
cual fuego que al soplar el hombre atiza
el dolor del camino y su lamento


   
 
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El bosque


El bosque nos ofrece en su espesura
los árboles, las aves y las flores
el sonido del canto y los colores
que lo muestran vestido de hermosura


animales salvajes... su bravura
recrudece el temor en sus labores
de quien busca en los pájaros cantores
la vida que se ofrece ya madura


en el bosque encontramos reflejada
el alma de los hombres que aparece
envuelta entre el silencio y la mirada


sedienta del cantar, que me enriquece
con hambre de verdad acrisolada
y en busca de la gracia que florece


   
 
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El Árbol


Plantado en una orilla del camino
ofreciendo la sombra al que pasea
el árbol en su estática tarea
cobija al caminante y su destino


su figura es amable al peregrino
que recorre feliz aunque no vea
la distancia que llega hasta la aldea
donde espera gozar un don divino


el árbol que detiene el sol ardiente
protege al mensajero que transita
y alimenta con frutos al que siente


el cansancio que aguarda en honda cita
reponer la energía en el presente
y en el árbol hundir toda su cuita


   
 
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La flor


Cuánta música guarda en los jardines
el color de las plantas que florecen
las fragancias que en ellas amanecen
cual melódico acorde de violines


la flor juega en el huerto cual delfines
que dibujan el aire en que aparecen
y perfuma las vidas que merecen
encontrar el sendero y sus confines


la flor es ese canto que Dios crea
para hablar a sus hijos con ternura
y darles el amor que los recrea


la violeta, el jazmín, la rosa pura
iluminan al hombre en su tarea
y encienden amistad en su hermosura


   
 
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La Montaña


La montaña dibuja en su grandeza
y solemne expresión de roca viva
aquel alto ideal que se deriva
de luchar por la vida y su pureza


el sendero del monte y su aspereza
señala el caminar de quien reaviva
el ansia de subir en tierra esquiva
por gozar de la cima y su belleza


la montaña genera en propia altura
la fuerte invitación para gozarla
escalando su luz y su figura


la roca del Señor para alcanzarla
nos exige vivir en la aventura
de morir a la vida y recobrarla


   
 
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Semillas de trigo


Un hermoso paisaje luce el suelo
la semilla sembrada en casto adviento
zarandeada en sus plantas por el viento
y aguardando su trilla con anhelo


las espigas suspiran hasta el cielo
en trigal que se mueve, duro intento
y parecen otear el firmamento
como crestas del mar en su desvelo


el trigo me regala su riqueza
es el pan que alimenta mi futuro
generando la vida en mi pobreza


y por fin en el valle que es oscuro
me devuelve la luz de la pureza
el cuerpo de Jesús en pan maduro


   
 
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La Vid


La viña que me ofrece sus licores
esboza en el color de la esperanza
el tiempo que me llena de confianza
donde canto tus libres resplandores


en el verde follaje y sus colores
hoy la vid juguetea con su danza
por el fruto que vive en su labranza
cuando estalla la luz en sus albores


oh glorioso viñedo que das vida
manantial de tu vino en hondas preces
dulce leño que a tanto amar convidas


vierte siempre tus dones y con creces
gozaremos en tiempos donde anida
tu fruto, este manjar que nos ofreces


   
 
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Dios, fuente de Gracia

Introducción


Emana del Misterio divino que en las partes anteriores se despliega, la Gracia, como consecuencia del Amor.
Así, la Poesía se sitúa primero, en la Fuente, símbolo del permanente fluir de Dios hacia los hombres: "Oh Fuente que te expandes en canciones".
Desde allí, los poemas fluyen también a través del Manantial, respecto de la vida que, como un río, corre hacia su meta; río donde todo es Gracia, aun en medio de las contradicciones del mundo.
Y allí está la Palabra, Verbo de Dios, Figura de Cristo que, en la espera, en la noche oscura, impulsa a que surja, a su vez, la palabra - respuesta del creyente.
Se trata de recalar en Dios, magnífica aventura del alma que, por medio del Sacerdote, promete una Felicidad que no ha de terminar.


   
 
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La Fuente


De tu fuente la gracia redentora
es agua que perdona al que ha pecado
es vida en que se ofrece el bien amado
y es fuego que ilumina cada hora


eres tú mi Señor en quien te implora
el cauce que regara su pasado
y vertiente que en fruto madurado
impulsa la semilla que ya aflora


oh fuente que te expandes en canciones
jardín que en tu fragancia iluminada
nos ofreces la fuerza de sus dones


sólo puedo vivir desde mi nada,
abrevando en la luz que tú propones
y es río de agua viva enamorada


   
 
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Manantial


Manantial que apareces en la roca
inquieto por brindar el agua pura
que se ofrece en el monte o la llanura
y alientas la ansiedad de quien te evoca


eres clara surgente que provoca
saciedad en la sed y tu frescura
alivia el caminar en la espesura
de quien sufre la fiebre de Tu boca


tú das luz en el agua cristalina
y alimentas al hombre que requiere
superar el ardor mientras camina


Dios, todo el manantial que el hombre quiere
descubrir, y gozar cuando adivina
que es la sed del amor lo que lo hiere


   
 
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La Vida


La vida que nos diera regalada
el mismo creador que la ha pensado
es un grito de amor que fue cantado
y estallido de gloria en su alborada


el Padre que nos brinda su mirada
nos invita a vivir su rostro amado
al hacer que esa vida que ha donado
tenga sangre filial participada.


oh Jesús, tú que ofreces la belleza
del amor que define tu presencia
danos paz, gozo, celo y gran pureza


que permitan vivir tu providencia
conociendo y amando tu grandeza
enseñada en las voces de tu ciencia


   
 
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Todo es Gracia


La vida, el crecimiento y el camino
la paz en la verdad y el amor puro
son gracia del Señor que en el oscuro
transitar de los hombres da su vino


que permite vivir cada destino
aferrados a Dios, puerto seguro
que dirige los pasos del futuro
entregando la luz del don divino


todo es gracia venida desde el cielo
que el Padre nos regala providente
respondiendo al clamor de mi desvelo


todo canta los bienes del presente
preparando en los tiempos de este suelo
la gloriosa mansión, excelsa fuente


   
 
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La Palabra de Dios...


La palabra de Dios llena mi vida
como flores que el campo no almacena
ella ofrece perfume de azucena
donde busco gozar tu paz crecida


es la luz y fragancia amanecida
por la fe que regalas y es la vena
donde pasa la gracia de tu cena
que es memoria feliz hoy renacida


la palabra que escucho cada día
es el don que convierte raudamente
la tormenta en gozosa lozanía


cuando el agua se bebe eficazmente
donde abrevo en mis tiempos de sequía
eres verbo de Dios suprema fuente


   
 
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En la noche


Cuando el alma padece en noche oscura
va rogando al Señor que le confía
su secreto en serena melodía
y su amor que es la cálida envoltura


la aridez que padece el alma pura
es la gracia que anuncia el nuevo día
y aprisiona el sentido porque ansía
devolver plena luz en la espesura


tú Señor que permites con tu ciencia
saborear en la noche tu belleza
apresura tu don que es providencia


enséñame a gozar de tu realeza
y a vivir el amor de tu presencia
buscada por mi alma en su pobreza


   
 
48
 

En la espera


Soy feliz en la tarde de la vida
porque Dios cobijara mi existencia
ofreciendo el amor con su presencia
y aguardando en sus manos mi partida


soy feliz en la tarde redimida,
porque el Padre gozando su indulgencia
cargó con mi pobreza en su clemencia
y me ofrece su paz inmerecida


inefable aquel don que desde el cielo
me promete el Señor cuando camino
aguardando su luz que tanto anhelo


el sublime paisaje que adivino
es pura gratuidad en mi desvelo
y es la hora crucial de mi destino


   
 
49
 

Mi palabra


Mi palabra Señor canta tu vida
sólo quiere expresar en su camino
tu infinita bondad, amor divino
inefable canción en ti nacida


mi pobreza infinita se me olvida
y el pensar en la luz de mi destino
me convierte en seguro peregrino
que escribe tu belleza florecida


la palabra Señor que te proclama
es humilde instrumento que me ofrece
balbucir gratitud cual viva llama

dar gloria a tanto amor que me enriquece
salmodiar en la voz que me reclama
y gozar tu presencia que estremece


   
 
50
 

Recalar en Dios


Recalar en la gracia acariciada
es fruto de un camino laborioso
que el amor lo convierte en dadivoso
y madura la cima contemplada


el gemido que surge en la escalada
del monte que se aguarda jubiloso
es el grito del niño que en su gozo
al nacer ve la luz en su portada


el cielo es el encuentro con la vida
la gloria es aquel fruto conquistado
en medio de la mar embravecida


el hombre que por Dios fuera creado
descansa sólo en él y su partida
arrebata el tesoro acrisolado


   
 
51
 

Instrumento del Evangelio


Yo soy un instrumento que elegiste
como cauce de amor que has preparado
para dar a los hombres que has amado
vestigios de la gloria que ofreciste


soy un cántaro pobre que quisiste
llenar con el caudal que has reservado
y entregar la respuesta que has buscado
a los hijos que en cruz tú redimiste


soy pequeño portal que abre su vida
ofreciendo en tu nombre la jornada
donde brille tu luz reconocida


y tan sólo quisiera en la alborada
regalar tu palabra florecida
que enriquezca la paz acrisolada


   
 
52
 

El don de la oración

Introducción


Modelo de la aproximación, ejercicio y fusión con el ámbito de la plegaria, esta unidad que se inicia con el poema "Orar", ofrece posibilidades poéticas para ser insertada, en nuestra oración de las distintas horas del día.
Núcleo alveolar del libro, donde el ámbito divino y el humano confluyen, en la actitud donante del primero y la receptiva del segundo se trata de una escalada que, desde la "Oración vocal", "... reflexiva, afectiva, simple", desemboca en "La contemplación", siguiendo los pasos de Santa Teresa de Ávila.
Esta sección del libro trata de abrir puertas de enriquecimiento poético, para una continuidad orante en la vida diaria del cristiano, ofreciendo un servicio en el camino de la búsqueda de Dios.


   
 
54
 

O r a r


Orar es encontrarte cada día
oculto en el misterio que surgiera,
dando paso a la fe que apareciera
y permita gozar tu sinfonía


al orar yo descubro todavía
mi desnuda verdad que bien quisiera
expresar la palabra que pudiera
proclamarte mi amor cual melodía


la oración es gozar tu rostro amado
y también escuchar que tu mirada
nos invita a vivir el don preciado


orar es mi canción la que te agrada
es la súplica humilde que he encontrado
y es el agua en la tierra anticipada


   
 
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Oración de la mañana


Sé bendito Señor por este día
que amanece mi casa en tu presencia
es el don de tu amor que es providencia
y me ofrece cantar tu melodía


yo te ofrezco vivir en tu armonía
gozando en el perfil de tu clemencia
que regala el sendero y la prudencia
en que se halla feliz el alma mía


yo te canto en canciones que adivino
por las gracias que sacian todo anhelo
y que trazan la paz de mi destino


al seguir avanzando en este suelo
quiero sólo ambular en el camino
dando pasos que lleguen hasta el cielo


   
 
56
 

Oración del mediodía


En presencia del sol de mediodía
con el gozo del tiempo que ha pasado
te celebro Señor que has acampado
en mi tienda las horas de este día


que nos muestran la clara sinfonía
con que alumbra tu sol mi tiempo alado
imprimiendo su luz que se ha posado
en mi ser por vivir en tu alegría


ya la media jornada ha transcurrido
entre luces que alumbran el sendero
y la sombra del alma en su gemido


tu magnífico amor que es verdadero
desborda aquel dolor que haya sufrido
y me anida Señor bajo tu alero


   
 
57
 

Oración de la tarde


La tarde en el final de la jornada
nos invita a escuchar en su sonido
el silencio interior donde es nacido
el espacio de Dios, su luz sagrada


es tiempo de oración acrisolada
donde el hombre que en gracia ha renacido
sólo quiere ofrecer hondo sentido
al gozo de rezar con voz pausada


en la tarde que clama al fin del día
se oscurecen las cosas cual si fueran
manantial que se escapa por la ría


y aparecen las luces que encendieran
los salmos que en dichosa melodía
entonan el concierto que vivieran


   
 
58
 

Oración de la noche


Cuando termina el día y su cuidado
mientras vivo esta noche tan oscura
examino mi vida con fe pura
que da luz a las horas que han pasado


yo te alabo Señor que has albergado
en tu amor mi existencia que asegura
tu divina presencia en la espesura
del sendero que sólo he transitado


te doy gracias oh! Dios por tus bondades
y suplico perdones mi falencia
pues mis ojos denuncian vanidades


en la noche te entrego mi existencia
que sedienta de paz y de verdades
hoy descansa en la luz de tu indulgencia


   
 
59
 

La contemplación


Contemplar es amar con la mirada
al Señor que me pide tiernamente
descubrir que su luz resplandeciente
quiere estar descansando en mi posada


contemplar con el alma fusionada
en mi Dios que reclama dulcemente
desgajar de la tierra la vertiente
y enraizar en la paz anticipada


sólo Dios configura nuestra vida
con la suya que es gloria contemplada
provocando destellos en la herida


del amor que aparece originada
en el fuego del sol donde es transida
nuestra humilde existencia aprisionada


   
 
60
 

Oración vocal


La oración que el creyente eleva al cielo
palabra eternizada y elegida
nos permiten colmar la nueva vida
dialogando con Dios precioso anhelo


escuchar al Señor en el desvelo
es primera tarea renacida
por fuerza del amor amanecida
y provoca fervor con santo celo


el Verbo es la palabra musitada
por el Padre a sus hijos en camino
a la patria celeste y añorada


Padre, que al escuchar humilde trino
de mi canto, oración en voz labrada
me estremezca de amor, tu don divino


   
 
61
 

Oración reflexiva


Al vivir la palabra y meditarla
descubro en sus entrañas la riqueza
del maestro que muestra su belleza
a quien busca verdad, hasta encontrarla


de la vid surge el vino sin ajarla
en el trigo se gusta su riqueza
y en aquella palabra que se expresa
se concentra el amor para admirarla


es cantar de mi Padre que ha brindado
en su Verbo repleto de canciones
la respuesta que el hijo hubo esperado


es gracia de Jesús que sus mociones
descubran el mensaje revelado
colmando nuestra sed de bendiciones


   
 
62
 

Oración afectiva


Tan sólo el corazón dice verdades
en tiempos en que orante se retira
el humilde mortal que a Dios respira
cuando canta muriendo a veleidades


no guarda el sentimiento en poquedades
se inserta en su Señor a quien admira
uniéndose en un diálogo que gira
en un trueque de amor y de bondades


la pureza interior tan sólo ama
y Dios en su infinita transparencia
se vuelca a quien con gozo lo reclama


en honda comunión la providencia
transforma con su luz cuando se allana
el orante a vivir su trascendencia


   
 
63
 

Oración simple


Tan sólo una palabra, un pensamiento
alcanzan para orar en simple canto
yo lo miro al Señor gozando en llanto
y él contempla la fuerza de mi aliento


tan sólo en el silencio está el acento
enmudecen palabras y en su manto
se produce la unión que vive el santo
extasiado en la luz de su momento


ah, cuánta claridad la que ha dejado
el amigo que llama a confidencia
en el cauce de vida que ha donado


el amor es orar en la indulgencia
del glorioso pastor que ha preparado
en supremo banquete su presencia


   
 
64
 

Tiempos litúrgicos

Introducción


Los tiempos litúrgicos nos conducen a través de los días por los caminos que iluminan la figura de Jesús de Nazareth, el Señor, desde la espera de su nacimiento hasta la Pascua, Pascua que se proyecta, para el cristiano, sobre los meses en que transcurre todo el resto del año.
Así, Adviento, alrededor de María, que da su "Sí" en la Anunciación; Cuaresma, época penitencial aguardando la Pascua; luego Pascua de Resurrección, precediendo la llegada del Espíritu Santo en Pentecostés.
Finalmente surge el por momentos árido, por momentos jubiloso Tiempo durante el año que, en los poemas, está orientado, naturalmente, a la búsqueda de Dios, cuyo centro es la Eucaristía; y su sostén, la Providencia.
Vida y Poesía, Poesía y Vida, los Tiempos litúrgicos señalan aquí el núcleo que es Dios, Fuente, Centro y Crecimiento en la Verdad, el bien y la belleza.


   
 
66
 

Adviento


Caminamos la hora de la espera
anhelando el misterio navideño
donde el niño que nace se hace dueño
del destino que el hombre recibiera


celebrar navidad la vida entera
es el fruto de Cristo que en su sueño
ofreció redención en duro leño
que fue cuna de vida aunque Él muriera


al nacer el Señor tan esperado
los caminos se llenan de canciones
y los hombres de un gozo regalado


y la tierra tritura sus terrones
de tanto sufrimiento superado
por el niño que es rey de las naciones


   
 
67
 

El nacimiento de Jesús


La luz llegó a los hombres cierto día
inundando la historia de esplendores
dibujando también con sus colores
los grises que la tierra padecía


esa luz era el niño que venía
a salvarnos de múltiples dolores
y nos trajo en su amor aquellas flores
que perfuman cantares y alegría


el Padre nos entrega al Hijo amado
que el Espíritu engendra en seno puro
y es Señor que a la tierra se ha abajado


hoy el hombre olvidando el tiempo oscuro
se hace hijo en el Hijo regalado
y se lanza a la gloria del futuro


   
 
68
 

Año Nuevo


Las luces que descifra el nuevo año
van cargadas del sol de la esperanza
que alimenta la fe y nuestra confianza
alejando los ídolos de antaño


sólo Dios nos resguarda de aquel daño
que es el fruto que da la desconfianza
pretendiendo las riendas con que afianza
el Señor al que vive en su rebaño


oh! feliz año nuevo tú que cantas
las gracias del Eterno que se goza
en entregar sin fin mociones santas


y afirman sus caminos cuando esboza
la luz inapreciable en la que encantas
a quien busca la gloria en que se goza


   
 
69
 

Tiempo de Cuaresma


La Cuaresma es el tiempo penitente
donde el hombre resuelve con firmeza
renunciar al pecado en la pureza
con que busca al Señor su voz ardiente


descubriendo el amor siempre latente
de Jesús que bajara a nuestra mesa
la confianza que engendra su grandeza
es capaz de dar luz a quien se siente


abrigado en la paz que el Padre ofrece
sostenido en la cruz del Hijo amado
y gozando el perdón que lo estremece


este tiempo de gracia regalado
nos enseña el camino donde crece
el amor al Señor, que me ha salvado


   
 
70
 

La Pascua


La Pascua de Jesús es nuestra vida
su paso salvador ha rescatado
al hombre que naciera en el pecado
y hoy alegra en la paz inmerecida


sólo Dios en su amor curó la herida
que surgiera de Adán cuando postrado
reclamó del Señor resucitado
la gloria que en su tiempo fue ofrecida


aleluya cantamos los humanos
al vivir la preciosa melodía
de Jesús redimiendo a los hermanos


sólo en Dios tal poder es la gran vía
que invita al labrador a abrir sus manos
y a cantar con la luz del mediodía


   
 
71
 

Tiempo Pascual


La gloria del Señor resucitado
es triunfo de los hombres pecadores
es aliento vital en sus labores
y es el puerto que tanto se ha esperado


este tiempo de luz que ha comenzado
es momento de ver entre las flores
que cosecha la pascua en sus fulgores
la sublime misión que Dios ha dado


seremos en la tienda redimida
testigos de Jesús cuya memoria
nos ofrece su paz esclarecida


construimos la tierra renacida
cual soldados de Cristo en nuestra historia
que renace en la luz amanecida


   
 
72
 

Pentecostés


La promesa de Cristo se ha cumplido
el Espíritu vino a nuestra casa
nos regala sus dones que rebasa
el sendero de un tiempo renacido


el Paráclito expresa en su gemido
que Dios es aquel pan, abrigo y casa
donde sólo él enciende estrecha brasa
que ilumina total nuestro sentido


somos hijos del Padre, y contemplamos
formamos la familia redimida
cual testigos que a Cristo proclamamos


el Espíritu inunda nuestra vida
y al donar los carismas que aclamamos
reclama la unidad donde Él anida


   
 
73
 

Buscando a Dios


Camino por los montes de la vida
y encuentro el horizonte que me ofrece
ideales hermosos donde crece
la plena comunión agradecida


el Señor que clamó por nuestra herida
ha querido sanar cuando aparece
el dolor y la angustia en que padece
el mortal que reclama su bebida


el viaje es vocación que nos invita
a elevar nuestros ojos hasta el cielo
donde Dios con amor nos dio la cita


el supremo ideal es ese anhelo
de escuchar al Señor que nos invita
a gozar su belleza con desvelo


   
 
74
 

La Eucaristía


El Señor al ceder a sus anhelos
nos quiso regalar manjar de vida
y en la última cena y despedida
a su pueblo descorre nuevo velo


le retorna la fuerza ante el flagelo
de tener que sufrir cabal herida
le regala su cuerpo pan de vida
y su sangre que llevan hasta el cielo


con la fuerza de Cristo Eucaristía
vivimos en continua comunión
en respuesta al mandato de aquel día


y el que coma su cuerpo con unción
sabrá que vencerá todos los días
arrebatos angustia y aflicción


   
 
75
 

La Providencia


El amor del Señor es providente
él cuida de los lirios de la tierra
y también a los pájaros encierra
en su mano de Padre omnipotente


somos hijos de Dios que cual simiente
nos regala su amor que no se cierra
al hombre que en su búsqueda destierra
el pecado en gemido penitente


siempre el Padre se goza cuando ofrece
su plena garantía de confianza
al hijo que a sus planes obedece


cual pastor que al rebaño siempre alcanza
con amor él nos cubre cuando crece
en la angustia la luz de la esperanza


   
 
76
 

Tránsitos de la vida

Introducción


La creación nos muestra, a través de la naturaleza, que en la tierra todo es un fluir, a través de cambios más o menos predecibles. La vida del hombre, por tanto, no puede ser de otro modo.
En el territorio de la Fe lo primero que, en este sentido, se presenta ante nuestra contemplación, es el tránsito de Dios, desde su grandeza hacia su pequeñez, en la imagen de ese Niñito nacido en un pesebre. "Tú Señor que te hiciste tan pequeño" expresa el poema que encabeza esta unidad.
A partir de tal núcleo, el transcurrir de la vida oscila entre contrarios: el Todo y la nada, Palabra y silencio, el silencio y el Verbo, el camino oscuro y la búsqueda de la luz, la muerte y la vida entre otros.
Para recorrer orando los tránsitos de la existencia, estos poemas invitan a hacer de ellos una plegaria.


   
 
78
 

Te hiciste pequeño


Tú Señor que te hiciste el más pequeño
fuiste amigo de pobres que buscaban
la palabra que es luz y la deseaban
como el pan que entregaste en duro leño


los humildes y enfermos en su sueño
de encontrar la respuesta que anhelaban
descubriendo tu amor se solazaban
sabiendo que tu luz no tiene dueño


te entregaste a servir con alegría
dándonos el ejemplo en este suelo
de ofrecerte en durísima agonía


que podamos llegar hasta tu cielo
convirtiendo en servicio cada día
nuestra vida al más pobre en su desvelo


   
 
79
 

El todo y la nada


He querido encontrarme con el Todo
ignorando las voces de la nada
y mirando lo pobre de la nada
descubrí con más fuerza a quien es Todo


el Todo es esplendor porque es el Todo
la nada no responde porque es nada
y al buscar en los surcos de la nada
anhelo con fervor a quien da todo


el hombre que se queda con la nada
no puede descubrir la luz del Todo
y naufraga en desiertos que son nada


quien se goza en los cánticos del Todo
ya no busca descanso en esa nada
pues carece del Ser que es todo en Todo


   
 
80
 

La palabra y el silencio


Cuando surge la voz de la palabra
ya todo nos reclama un gran silencio
la palabra alimenta ese silencio
que engendra en su callar nueva palabra


no se puede entender a la palabra
escapando a las voces del silencio
la palabra reclama del silencio
y el silencio se expresa en la palabra


la palabra de Dios vivió el silencio
en el seno que engendra la palabra
y la embriaga de paz en su silencio


quien escucha con gozo la palabra
necesita vivir en el silencio
la riqueza sin par de la palabra


   
 
81
 

El silencio de Dios


El silencio es vivencia del Dios vivo
y escucha de la voz que habla su verbo
es callar los recuerdos que conservo
contemplando la luz que allí revivo


desoír el sonido que convivo
meditando el misterio que en su acervo
me indica aquél camino que hoy observo
y la paz que desdeña el hombre altivo


el silencio es la voz que en un futuro
rechazando los ruidos de la vida
irrumpe en el sendero mas oscuro


pero guarda la luz enternecida
en aquel corazón que siendo puro
reclama la palabra renacida


   
 
82
 

Camino oscuro


Camino oscuro que en tu luz conduces
al caminante que en la noche añora
encontrar la vertiente que atesora
el agua pura que en la sed produces


son pequeños los rayos con que induces
a encontrar esa huella bienhechora
que señala la meta en esa hora
de gran oscuridad que busca luces


humilde es tu servicio al peregrino
los peligros acechan al viajero
que recorre angostura en su destino


pero gozas de dar rumbo certero
surcado entre las sombras que adivino
y recalas en puerto verdadero


   
 
83
 

La noche


La noche es el espacio preferido
para ver las estrellas que aparecen
y rumiar las palabras que se ofrecen
en las voces que cantan al oído


es también el momento que ha elegido
el poeta en los versos que florecen
y el cantor en las notas que parecen
silabear el misterio que ha surgido


es la noche la casa cobijada
por ángeles que cuidan con su vida
a los hombres que aguardan la jornada


donde el sol será luz amanecida
en los campos que viven la alborada
y se gozan cual tierra renacida


   
 
84
 

Las sombras y las luces


Mientras vamos sedientos en la sombra
y alcanzar de la tierra grandes luces
la sombra es manantial de aquellas luces
diseñadas en tiempos de la sombra


la tenue claridad que da la sombra
nos invita a buscar profundas luces
que conducen la vida por ser luces
y apagan los espacios de la sombra


felices quienes viven en las luces
saliendo cada día de su sombra
que no puede existir sin esas luces


nos albergan los techos de la sombra
por mostrar las riquezas de las luces
que iluminan al hombre y a su sombra


   
 
85
 

La muerte y la vida


La vida tiene fin en propia muerte
y la muerte me engendra en nueva vida
de ese modo buscamos en la vida
romper las ataduras de la muerte


y por eso la vida que en la muerte
encuentra la alegría de ser vida
no se cansa jamás de buscar vida
en el diario lamento de la muerte


la muerte es el gran precio de la vida
la vida es el regalo de la muerte
que busca recalar en honda vida


no te canses mortal ante la muerte
sabiendo que después está la vida
que se goza en la paz de cada muerte


   
 
86
 

Tiempo y eternidad


Mi vida se resume en propio tiempo
y busca atardecer en el Eterno
infinita es la luz que da lo eterno
y es pobre de por sí la voz del tiempo


pero Dios ha querido que en el tiempo
encontremos las luces de lo eterno
en palabras que expresan al Eterno
con las sílabas pobres que da el tiempo


glorioso es el camino que el Eterno
nos hace descubrir en este tiempo
cual docencia que ofrece el bien eterno


qué dichosa la vida de este tiempo
si nos abre las puertas del Eterno
caminando en las alas que da el tiempo


   
 
87
 

Cielo y tierra


No podemos vivir en esta tierra
ignorando las glorias de aquel cielo
que en la tierra aguardamos porque es cielo
y será fruto cierto de la tierra


no son nada los goces de la tierra
comparados con cánticos del cielo
que dan luz a la tierra y van al cielo
que es destino del hombre en esta tierra


oh música divina la del cielo
y nostalgia feliz la de la tierra
que goza la morada de su cielo


los destellos de luz que hay en la tierra
son apenas relámpagos que el cielo
nos invita a gozar en esta tierra


   
 
88
 

Desde la indigencia

Introducción


Las súplicas del indigente, interpretado aquí como el peregrino que marcha por las huellas de Dios, atravesando vicisitudes, son de antigua data en la tradición judeo - cristiana. Basten, como ejemplo, los Salmos penitenciales.
Enmarcados por dos poemas que solicitan de Dios una especial asistencia: "La Misericordia" y "Humilde súplica", desfilan distintos personajes que, como lo nombra especialmente el segundo poema de la serie, son nuestro prójimo: "El enfermo", "El anciano", "El linyerita", "El indigente", "El huérfano", "El preso" y finalmente, como una síntesis, "El pecador arrepentido".
Clamante, en su actitud interior, este grupo de poemas nos llama a la reflexión sobre nuestros hermanos, y también sobre nosotros mismos.
En definitiva, conforman una apelación que aguarda, humilde, la respuesta divina.


   
 
90
 

La misericordia


Señor cuya bondad nos acompaña
tú conoces mi vida y sus dolores
tú que sabes mi acierto y mis errores
y alejas con amor cuanto me daña


yo soy frágil arbusto de campaña
y he pisado llorando algunas flores
desoyendo canciones de colores
y buscando también lo que me empaña


hoy creo en tu perdón, gesto divino
me entrego por tu amor a bendecirte
te ofrezco el ajetreo del camino


tan sólo yo quisiera aquí decirte
al gozar la riqueza de tu vino:
"no te alejes Señor, no quieras irte"


   
 
91
 

Mi prójimo


Tú Señor, en el fin de mi existencia
tan sólo buscarás en mi camino
si he sabido brindar tu amor divino
a los hombres cargados de indigencia


tú desbordas de vida en tu prudencia
y me pides que ofrezca al peregrino
perdón en una cruz, amor genuino
que se nutre en la paz de tu indulgencia


sólo puede mirarte alborozado
quien camina entregando su alimento
al hermano que tú me has regalado


en su rostro, tu rostro es firmamento
que conocen mis ojos, que han buscado
descubrirte en la luz de su aposento


   
 
92
 

El enfermo


El enfermo que llora por su vida
y sufre la aflicción de sus dolores
no puede descansar en sus labores
y clama por su hora padecida


se encuentra en soledad adormecida
ya no vive su tiempo de fulgores
y su cuerpo se inunda de clamores
que ruegan la salud desposeída


la dolencia destruye su alegría
se pregunta por qué tal sufrimiento
lejos de toda suave compañía


mira a Cristo en la cruz ya sin aliento
se inmola con Jesús en su tormento
compartiendo su muerte y su agonía


   
 
93
 

El anciano


Que nevada por canas la cabeza
y contemplando tiempos de su vida
el anciano se goza en la bebida
del saber que produjo su destreza


al mirar el pasado canta y reza
al Señor que lo ama y lo convida
a vivir en la tierra que lo anida
anhelando la gloria y su pureza


él recoge los frutos que ha sembrado
enseña con amor lo que ha vivido
y se entrega a ofrecer lo contemplado


el camino que siempre ha recorrido
lo llenó de la paz que ha conquistado
porque Dios en su amor lo ha seducido


   
 
94
 

El linyerita


Cavilando en la vida y su pobreza
golpeando cada puerta en el camino
desliza un linyerita su destino
abrevando en el pan de la sorpresa


sólo sabe pedir y en su rudeza
reclama humildemente al que es vecino
con la boca sedienta el pan y el vino
que moderen del hombre su dureza


es frágil está enfermo y sólo ansía
al pedir a su hermano el agua pura
retomar su sendero cada día


es pequeña y muy grande su estatura
él enseña humildad en su porfía
y nos muestra a Jesús en su figura


   
 
95
 

El indigente


En urgencias de vida tosca, dura
se encuentra nuestro hermano el indigente
incapaz de lograr aunque lo intente
superar la aflicción violenta, oscura


él busca en la montaña o la llanura
atenuar inclemencias, impaciente
pero son laberintos que presiente
de difícil respuesta a su premura


se acostumbra a llevar su incierto trance
no se cansa buscando bendiciones
y confía en el hombre que le alcance


a su drama felices decisiones
a su vida esperanza que descanse
forjada en solidarias ilusiones


   
 
96
 

El huérfano


Cabizbajo y buscando algún aliento
se dirige por muchos ignorado
el huérfano que fuera abandonado
y camina en sendero polvoriento


junto a él todos pasan sin que atento
alguno se detenga interrogado
por brindar al hermano despojado
del calor de la vida en tierno intento


de pronto en su sendero hay una ermita
que le habla del Padre alborozado
que en sus brazos cobija a quien invita


a gozar en su amor que contemplado
provoca la alegría que suscita
en el huérfano, Dios que se ha posado


   
 
97
 

El preso


Cercenado el caudal de libertades
amurado en la celda que lo oprime
el hermano que preso tanto gime
padece en angustiosas soledades


muchos sufren con él por sus maldades
ignorando la luz que los redime
y entorpecen el clima que deprime
renunciando a vivir sabias verdades


el hermano que preso se lamenta
por haber sus errores cometido
purifica el pecado al que se enfrenta


y confiando en el tiempo redimido
libre ya entre cadenas no es vencido
y se goza en su Dios que lo sustenta


   
 
98
 

El pecador arrepentido


Contemplando al Señor crucificado
y gozando el perdón que ha recibido
se lamenta llorando arrepentido
el hombre que en su andar hubo pecado


se estremece al saberse tan amado
por aquél que feliz echó al olvido
la culpa y el error que ha cometido
al instante en que fuera perdonado


sólo Dios tanto amor allí le ofrece
sin reproches, buscando aquel sendero
que restaure la gracia que él merece


sólo Dios como Padre verdadero
le regala la luz que lo estremece
y la paz a la sombra de su alero


   
 
99
 

Humilde súplica


Oh! Jesús que nos das tu amor entero
al saber que gemimos cada día
no te canses de ver esta agonía
del que quiere donar su amor sincero


y se encuentra mendaz y pordiosero
escapando por débil todavía
de tu dulce mirada que porfía
allanar el encuentro verdadero


oh! Señor que en la cruz nos redimiste
y en la dura pasión nos perdonaste
enséñanos a orar para decirte


asume la pobreza que encontraste
recoge las ovejas que perdiste
¡revélanos tu amor... y eso nos baste!


   
 
100
 

Del combate espiritual

Introducción


Como una suerte de continuidad en relación con la unidad anterior, y como no podía estar ausente en el camino del que peregrina, aparece aquí el tema del combate espiritual.
Porque el mal existe, y como se ve en la parábola del trigo y la cizaña, lo sombrío se filtra por entre los destellos de la luz, el peregrino que sólo desea llegar a la Casa del Padre, debe enfrentarse a fuerzas oscuras en medio de falsos deslumbramientos y, se podría expresar, hasta de alucinaciones.
Entonces, en los poemas, surge la figura del pecador y su ángel de la guarda, atravesando luego un diálogo entre los propios laberintos y Dios, a quien ama y hacia quien tiende por sobre todas las cosas: "Ten piedad Señor", "El abandono en Dios", "El perdón", "El silencio" son versos testimoniales de esto; pero luego se alcanza la paz merecida, porque la Gracia responde y obra.
Esta parte culmina con tres poemas que manifiestan

 
102
 


sentimientos de amor y tranquilidad por los frutos de la Gracia liberadora, que proviene de la Misericordia de Dios.


   
 
103
 

El pecador


Lloramos al andar nuestro camino
anhelando tu rostro que ha mirado
al pobre pecador que en ti confiado
regresa con amor a su destino


tú diste con tu pan y con tu vino
el don de perdonar todo pecado
al hombre que en su vida es humillado
por escollos que vive el peregrino


que la falta destruye lo sagrado
pero el hombre que vive tu añoranza
finalmente se vuelve acongojado


a llenar su misterio de confianza
y al gemir por las culpas del pasado
se goza por tu amor en gran bonanza


   
 
104
 

El ángel de la guarda


El ángel del Señor que me acompaña
destinado por Dios hasta mi vida
en mi casa es feliz y me convida
a gozar de la luz que no se empaña


porque libra mi ser de la cizaña
que el malvado en feroz arremetida
intenta destruir en honda herida
inquietando la vida con su saña


el ángel que me cuida en mi reposo
es capaz de vencer con fortaleza
al maligno enemigo en todo acoso


porque Dios en su amor y su destreza
reviste a mi guardián que es poderoso
de una luz que me llena de entereza


   
 
105
 

Hora de prueba


En la prueba más dura me enseñaste
a cantar con la fuerza de tu vida
que limita el dolor con que es sufrida
la esperanza en la cruz que nos dejaste


tú redimes el ser al que otorgaste
renacer en su tierra tan querida
para luego gozar en la partida
de la gloria sin fin que preparaste


concede a todo hijo en cada prueba
la certeza de verse sostenido
por la fuerza de amor que se comprueba


en tu sola presencia que ha querido
cual respuesta que siempre nos renueva
la victoria final en que has vencido


   
 
106
 

Ten piedad Señor


Apiádate Señor en mi sendero
y enjuga con amor mi joven vida
alejando de mí lo que te impida
recoger la semilla en el granero


mi pobre corazón de mensajero
arroja en tu confianza donde anida
el dolor por la culpa cometida
y el gozo iluminante que yo espero


no te apartes Señor de la creatura
que te busca escuchando tu enseñanza
y se esmera en gozar tu vida pura


concédele anhelar tu semejanza
recorriendo caminos que en su altura
desbordan la existencia de esperanza


   
 
107
 

El abandono en Dios


Caminamos en valles de dolores
unidos al Señor que en cruz espera
concedernos la gloria venidera
cambiando mis espinas en sus flores


el Señor que conoce sinsabores,
nos pide la confianza en la carrera
y la entrega filial del alma entera
para darnos la voz de los cantores


la muerte de Jesús cambió la vida
del hombre amenazado en su condena
que reclamaba en súplica afligida


el dolor que vivimos nos apena
pero es fuente de gracia renacida
en la cruz que ilumina nuestra cena


   
 
108
 

El perdón


Cuán profunda experiencia da la vida
que aprendiendo a vivir la fe madura,
nos enseña a brindar en la espesura
el perdón al hermano en su caída


es hermoso ofrecer con voz transida
por ofensas gratuitas, la segura
expresión del amor que se apresura
a olvidar el agravio que allí anida


somos hijos de Dios que ha restaurado
en su amor infinito la falencia
que inundara de sombras el pecado


demos paz a quien vive la indigencia
y el dolor que produce su pasado
en la luz que hoy engendra la indulgencia


   
 
109
 

Silencio y Luz


Ya todo nos invita a ver crecida
la palabra que Dios nos entregara
y el silencio es la luz que nos prepara
a encontrar su riqueza en esta vida


es opacar los ruidos en que anida
la fuerte dispersión que nos separa
de la clara verdad que nos depara
el misterio en su luz recién nacida


el silencio ilumina nuestra senda
y es rico en la palabra que proclama
el que calla y permite que se entienda


la verdad que callada se derrama,
en quien vive gozando que su tienda
sea faro de amor que nos hermana


   
 
110
 

Yo te canto...


Yo te canto mi Dios durante el día
y te busco de noche en el descanso
anhelando vivir sereno y manso
para oír tu gloriosa melodía


tú Señor eres paz verdad y guía
y en las horas difíciles remanso
eres báculo fiel cuando me canso
y tu fuerza redobla mi alegría


yo quisiera decirte que te amo
con palabras que griten la certeza
de vivir la bondad que te reclamo


pero sólo me queda en mi flaqueza
musitar estos versos donde exclamo
que tu amor es verdad en mi pobreza


   
 
111
 

La Gracia me libera


El poder de la gracia me libera
de clamores internos y opresores
que dibujan senderos y labores
incapaces de dar paz verdadera


sólo Dios en la vida es el que espera
el momento propicio en los dolores
y nos libra de aquellos sinsabores
que la carne jamás quitar pudiera


el hombre a quien la gracia ha convertido
tiene alas de pájaro que vuela
en alturas que ofrecen blanco nido


y se alegra también aunque le duela
renunciar a los goces que ha vivido
pues muy grande es el don que lo consuela


   
 
112
 

La reconciliación


Vivida la tormenta del pasado
enquistada en las venas de la vida
hoy surge intensamente florecida
la nueva juventud que ha conquistado


el Señor que murió crucificado
y al triunfar en la hora resurgida
nos dio misericordia bendecida
por el Padre que al Hijo hubo entregado


feliz culpa que tal Señor merece
Redentor que nos llena de alborozo
porque el hombre en su Dios se restablece


oh glorioso misterio en que me gozo
del Señor que a los hombre les ofrece
su bondad, su perdón y su reposo


   
 
113
 

Meta y camino

Introducción


En esta sección, intitulada "Meta y camino", llegamos al culmen del itinerario peregrinante.
El núcleo inicial situado en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, según trata el primer poema del libro, se cierra con el titulado "El Sacerdote" que clausura la serie.
Tal posición sitúa al Sacerdote, precisamente, en el lugar de puente, que posibilita toda realización sobrenatural.
Y oramos desde el rebaño, contemplando el jardín de la Gracia, como navegando poéticamente en un velero de dirección certera, que atraviesa una madurez de ciencia pura "por tan largo camino enriquecida", según reza uno de los versos.
Y nos hallamos también frente al dolor, pero aliviado por la bondad; y a la imagen del Profeta, como figura ejemplar del periplo, porque ha sido y es "fiel al amor".


   
 
115
 

El rebaño del Padre


El rebaño del Padre nos congrega
en profunda unidad a los creyentes
a personas de espacios diferentes
en la iglesia cual barca que navega


Jesús, el buen pastor, es el que allega
a nutrir la carencia que inmanente
respira cada hombre penitente
que confía en la luz que no se niega


la común unidad de la majada
es fruto del Espíritu que anima
y es tarea por Cristo encomendada


nadie puede vivir si no encamina
sus pasos al redil donde es regada
la mística Unidad. La flor genuina


   
 
116
 

Jardín de Gracia


El jardín que en los pétalos florece
torna hermosa la vida en su fragancia
nos exhorta a mirar en su constancia
el destello de Dios que allí se ofrece


cada flor que en el huerto se enriquece
les recuerda a los hombres que en su infancia
aspiren a cubrir esa distancia
de la vida que nace y siempre crece


como flor de un jardín el hombre anhela
derramar el perfume de su vida
y ofrecer la belleza que revela


el Hijo que en la tarde amanecida
encarnó la Palabra y como estela
nos ofrece la gracia renacida


   
 
117
 

Canal de Gracia


Soy canal donde Dios vierte la vida
para darla con gozo a mis hermanos
no soy dueño del don que a los humanos
les ofrece el Señor en su partida


sólo dejo pasar como bebida,
el agua de la gracia entre mis manos
ella alumbra en su sed a los cristianos
que me piden la luz inmerecida


soy humilde mortal pero instrumento,
del poder de Jesús que a su majada
con amor la sostiene en su alimento.


del Señor soy el cauce en su mirada
aquel río de luz que da incremento
y en el hombre, la flor inaugurada


   
 
118
 

El velero


Mi velero en la vida navegando
se acerca hasta ese puerto que es destino
anochece y nos muestra en el camino
las luces que cual voces van cantando


es aquella ciudad que voy mirando
al poder acercarme, peregrino
que confirma el final que yo imagino
en gloriosa belleza transitando


mientras marcho contemplo aquella cima
descubro que es muy corto este sendero
que me falta correr mientras me anima


la luz que hay en el puerto verdadero
invitando a gozar a quien se arrima
en la noche del mar y su sendero


   
 
119
 

La madurez


Al llegar a la tarde de la vida
y encontrar tantas luces de experiencia
llevado por la voz de la prudencia
el hombre su camino nunca olvida


sólo tiene canción agradecida
con que alaba al Señor en su obediencia
y enarbola su amor que es pura ciencia
por tan largo camino enriquecida


él es pobre que da su sabia mano
temblorosa en el tiempo transcurrido
y se vuelve guardián del ser humano


es feliz por el paso que ha vivido
sólo quiere dar luz a cada hermano
aprendiendo a vivir el propio olvido


   
 
120
 

El descanso


El camino que ayer fue recorrido
nos deja una enseñanza transformada
en la gracia que allí fuera dejada
por Jesús el amigo inmerecido


y la cruz que la vida ha recibido
es la fuente de luz ensimismada
en la clara oblación que fue entregada
en amor que alimenta lo vivido


pasado el duro tiempo del desierto
que encierra largas brechas en la historia
comenzamos a ver con hondo acierto


los caminos que engarza en la memoria
el tiempo de la siembra, duro huerto
que hoy germina en las voces de la gloria


   
 
121
 

La bondad


El Señor hizo el bien a manos llenas
prodigando el amor en sus visiones
perdonó los pecados y en sus dones
curó la enfermedad sanando penas


su palabra brindada en sus faenas
convirtió las heridas en canciones
y produjo profundas conversiones
en el hombre capaz de cosas buenas


nuestra vida también está llamada
a entregar el amor que fue bebido
en Jesús, que al dejarnos ya sembrada



la divina palabra, ha requerido
convertir nuestra vida conquistada
en un canto de amor agradecido


   
 
122
 

El dolor cristiano


El dolor en mi vida es muy pesado
por la débil espalda que lo lleva
es gracia enternecida que me eleva
y también purifica del pecado

el sufrir que Jesús hubo pasado
es la dura pasión que hoy se renueva
en el hombre que en Dios tan sólo abreva
y redime en el Cristo al extraviado


el Señor en la cruz nos dio la vida
rescató con su amor nuestra pobreza
regalando su cuerpo en la comida


hoy el hombre redime en la pureza
del amor que entregado sin medida
es prenda de la paz y su grandeza


   
 
123
 

El Profeta


El profeta proclama las verdades
que Dios ha revelado a su creatura
y se esmera en vivir su noche oscura
evitando caer en vanidades


él anuncia a Jesús y sus bondades
que invitan a imitar su audaz figura
creciendo y adquiriendo su estatura
que llevó a recorrer profundidades


el profeta responde a su conciencia
y se lanza a anunciar lo que ha vivido
al pobre que padece su indigencia


él es fiel al amor que tanto cuida
enseñando que Dios en su clemencia
a encarnar su palabra nos convida


   
 
124
 

El Sacerdote


Es aquél que elegido en tu llamado
encarna la palabra y la hace vida
cambia el pan en tu cuerpo que es comida
y el rebaño conduce alborozado


concede tu perdón al que ha pecado
proclama la verdad apetecida
por aquéllos que en tierra bendecida
tu paz y tu alimento han reclamado


Sacerdote de Cristo, te bendigo
por el don de encarnar en este suelo
el misterio de Dios, Padre y amigo


intercede en tu súplica ante el cielo
eres puente de paz y eres testigo
que el rebaño reclama en su desvelo


   
 
125
 

Epílogo


He querido cantar en la poesía
la palabra que Dios nos ha enseñado
riquezas de los cielos don preciado
contemplado en gozosa melodía


el Padre nos inunda de alegría
cuando brinda la voz del hijo amado
y el sendero de amor iluminado
en la cruz del Señor y su agonía


estos versos quisieron ofrecernos
la experiencia de Dios que ha protegido
a sus hijos del mal que padecieron


los invita también en su latido
a encontrar el camino que anduvieron
los amantes de Dios que han existido


   
 
126