Hacia la cumbre


INDICE

   Dedicatoria

   Himno a la caridad

   Palabras del autor

   Presentación (o Prólogo)

   INTRODUCCIÓN


Pórtico

   He querido escribir


El sendero

   Es el amor la vida misma

   Orar es descansar en el silencio

   Contemplar...

   Sí, Padre...

   La amistad del Señor

   Jesús

   Desposorio de Dios

   Espíritu Santo

   La contemplación

   Infancia espiritual

   El abandono en Dios

   He caminado en la confianza

   La noche oscura

   Misericordia, aquel anuncio

   La hora de la cruz


María

   Salve, azucena

   Todo tuyo María

   María


Las bodas

   Eucaristía

   Amor esponsal de Jesús con el alma

   El alma

   Jesús

   El alma

   Jesús

   El alma

   Jesús


Epílogo

   Epílogo

Dedicatoria


Dedico este libro "Hacia la cumbre"
a la Venerable Hermana María Crescencia
en el año de su beatificación


 
 
   
   

Himno a la caridad

1 c- Corintios 13
La preeminencia del amor


Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.


 
 
   
   

Palabras del autor


La vida espiritual de cada creyente exige recorrer un camino que sea respuesta de amor, al infinito Amor de Dios.
La Ssma. Virgen María en San Nicolás nos pide recorrer el camino de la consagración a su Corazón Inmaculado y por Ella al Sagrado Corazón de Jesús.
El modo de concretar esa consagración consiste en la vivencia de los contenidos espirituales expuestos en los poemas que presento en este libro.
Señalo además que existe una coincidencia de lo que María nos pide, con la espirituali-dad de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz. "La infancia espiritual" que nos invita a vivir Teresita en lo que dio en llamarse su "caminito", es la actitud fundamental que nace de la Fe y nos lleva al abandono y a la confianza en Dios Nuestro Padre.
La Venerable Hermana María Crescencia vivió en profundidad su consagración a María y el camino espiritual de Santa Teresita a quien imito en todo, como lo afirma un testigo de su vida. A ella quiero dedicar este libro como homenaje a su "sí" a Dios, en este año de su Beatificación.
Agradezco el generoso prólogo de Mons. Castagna, iniciador del Proceso Diocesano, pro- fundo devoto de Teresita y de María Crescencia, y la presentación de Ana María Rodríguez Francia que ha leído con particular visión espiritual y desde la idoneidad de su saber literario este conjunto de poemas.
Como ocurre en la poesía en general, no siempre será del todo fácil interpretar todos los poemas, pero en cambio cada uno de ellos, sin duda, podrá sugerir al lector nuevas luces para vivir cada uno de los pasos señalados en este poemario, que como guía del orante, intenta ofrecer sencillamente desde el campo de la poesía, una temática de la cual se ha escrito muchísimo pues hunde sus raíces en el Evangelio de Jesús, en el Misterio del Reino
Soy simplemente un canal por donde Dios busca pasar, para hablar a sus hijos. Pongo en manos de María este pequeño libro y ruego al Señor, que como dice Mons. Castagna sea "como un devocionario" que nos enseñe a orar y a caminar el sendero que nos lleva a la santidad.


Pbro. Carlos A. Pérez
Rector del Santuario de
María del Rosario de S. Nicolás

 
 
   
   

Presentación (o Prólogo)


Al leer detenidamente los poemas del Padre Carlos Pérez sentí la impresión de sumergirme en su interior. Verlo por dentro como es: enamorado de Dios y de la Virgen, sensible y simple como la brisa suave que deja pasar el Señor para que se comunique libremente con los hombres. Bien que lo logra con sus versos rítmicamente tradicionales, despojados de todo artificio y, no obstante, portadores de una riqueza mística, emparentada con la que supieron verter los grandes de nuestra literatura religiosa como Santa Teresa y San Juan de la Cruz.
Hay mucha poética inspiración pero, sobre todo, hay mucha contemplación en los poemas del Padre Pérez. La intimidad con Cristo, en el regazo materno de María, le ofrece la oportunidad única de beber en la fuente de la Sabiduría, en donde abrevan los santos. Podríamos considerar estos poemas como oraciones que, en su conjunto, constituyen un verdadero devocionario para expresar y alimentar la piedad de los creyentes. Es improcedente reducirlos a un mero espacio literario para especialistas. Por lo mismo no se los puede exponer a una competencia que los califique y premie. Serán lo que son: bella formulación de una constante inspiración de gracia.
Estimo que el propósito del Padre Carlos Pérez es acercar, a quienes acuden a él, lo que recibe de Dios en el ámbito de su humilde y constante ministerio sacerdotal. Las formas literarias, que cultiva empeñosamente y con éxito, constituyen senderos que recorre el Misterio de Dios para que los lectores ocasionales se encuentren con la belleza de la Verdad que redime y santifica.
Deseo concluir con algunos versos de uno de sus poemas:


"... porque el niño sabiendo que no sabe
se desliza en canales que lo salvan
y camina en los brazos indulgentes
donde corre seguro hasta la casa..."
("Infancia espiritual")



+ Mons. Domingo S. Castagna
Arzobispo Emérito de Corrientes
Corrientes, febrero de 2012

 
 
   
   

INTRODUCCIÃ"N


Como el título de la obra nos lo anticipa: Hacia la cumbre, al intentar introducirnos en la poesía que la conforma, sabemos cabalmente que deberemos iniciar un camino de elevación, no inmediata, por cierto, sino en alguna medida trabajosa. Porque tal es la experiencia que, como trashumantes de este mundo, hemos tenido a lo largo de nuestro existir.

El Padre Carlos Antonio Pérez, autor de este libro, ya nos adelanta algo en su primer poema "He querido escribir", en el cual remite a las maravillas de Dios. Tal intencionalidad apela a un compromiso de nuestra parte, porque si es de Dios de quien se trata, entendemos que mueve algo muy profundo de nuestro interior, que no es nada más ni nada menos que nuestra fe y su sentido. Nuestra fe y el amor que resuena en lo más íntimo de nuestro corazón, si afincamos en dicha fe.

La propuesta se concreta, entonces, en el primer paso para semejante empresa de camino: la oración, que aparece como una suerte de reposo inefable, porque sostiene que orar es descansar en el silencio. Un silencio que requiere una escucha. Un silencio donde, ya lo intuimos, podremos encontrarnos con nosotros mismos. Atractivo proyecto, si lo hay, para los que estamos fatigados por el transcurso en el mundo de hoy.

No queda allí, sin embargo, la instancia abierta. Porque de inmediato nos encontramos con el poema que nos habla de la contemplación, como un sumergirse en el misterio de Dios. Esto nos hace pensar que necesitamos de una guía, porque sentimos que el contenido rebasa nuestra pequeña capacidad humana.

Entonces decir, ahora, que de esto se trata en este sabroso libro de poesía: hay una mano del vidente, el poeta, al decir del filósofo, que ha pasado primero por estos paisajes y constituye, por ello, un acompañante seguro. En todo caso, es el pastor, que sabe conducir el rebaño y va señalando, irá señalando, las incógnitas y los vericuetos del sendero, con sus iluminaciones y sus sombras.

Pero como es necesario "conocer" hacia qué cumbre nos encaminamos, nos hallamos enseguida ante el misterio trinitario que nos aguarda esperando de nosotros la humilde aceptación de la voluntad de Padre... "Sí, Padre", expresa. Digamos que nos vemos


situados frente a esa inaccesibilidad que es la primera Persona de la Santísima Trinidad. Ella sólo se nos torna cercana a través de Jesús de Nazareth, el Señor, su Hijo amado, el Verbo de quien proviene la creación. Este Jesús, que es amigo y esposo, transido en y por el Espíritu Santo, viento y luz de dones engarzantes de la Trinidad.

Todo este introito, que no es un introito, sino la gesta de la salvación, para llegar al que considero el núcleo del libro, el poema titulado LA CONTEMPLACIÃ"N donde la locura de amor, del amor de Dios, lleva al vidente, al poeta, al pastor, a sentirse "embarazado de Dios", expresión audaz que apela a ese Dios a asombrarse de su creatura enamorada que, en medio de sus falencias, de sus yerros, de sus aciertos y de sus elevaciones, solo busca amar, ser amado, ser el objeto de la misericordia de Dios, porque enamorado de Dios y Dios de él, de cada uno de nosotros, sólo se puede balbucir como un niño, abandonarse como un niño, porque no hay otro atajo que el de la infancia espiritual. Así lo enseñó tal vez como nadie entre los santos, esa muchacha valerosa que fue Teresa de Lisieux, Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, como ella quiso llamarse.

No hay otra seguridad que la confianza absoluta del abandono, porque siempre han de sobrevenir noches oscuras y destino de cruz. La ineludible cruz, que también esto fue para Jesús, en aquella terrible plegaria en el Huerto y todo el amor y el dolor depositado en su oración sacerdotal.

En medio de este escenario tan comprometido, tan comprometedor, tan bello y arduo a la vez, la imagen de María, como siempre, nos trae el reposo, la dulzura, la asistencia necesaria. Y así se titula esa parte que comprende dos poemas: María. Ella, esposa de Dios, Madre de la comunidad, suavidad y ternura. Ella, la que dialoga con el hijo que la invoca y le pide lo que de él espera.

Estamos, ya, "cerca de la cumbre", porque sólo nos falta celebrar el ágape, el desposorio, y dialogar el amor. Una forma de sentida paráfrasis del Cantar da textura al coloquio del alma y el esposo, Jesús, que como sostiene firmemente el final del Cantar de los Cantares, nada ha de poder destruir al amor, porque el amor es más fuerte que la muerte.





En esta oportunidad, no me voy a referir a formas lingüísticas o literarias. Prefiero invitar al lector a que se deje impregnar. Que perciba estos aires, que se deje llevar... es un aire de Dios y un canto de aurora lo que le espera, una seguridad del cumplimiento de la palabra, cuando dijo que iba a prepararnos un lugar...

En lo personal, expreso que este libro me ha interpretado. Quiero decir con esto, que ha dado en el blanco del centro de mis más profundos sentimientos, de la razón de ser de todo el camino de mi vida.

Sí. Éste es un libro para los que buscan beber en la vertiente de Dios.


Ana María Rodríguez Francia
Santuario de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás
Y desde el Carmelo

 
 
   
   

Pórtico













He querido escribir


He querido escribir entre mis versos
la página sencilla de la historia
he querido vibrar como las cuerdas
que ensayan deletrear alguna copla
y atisbando estrechez en mi palabra
he buscado en el Verbo y en su joya
expresar el sublime encantamiento
que en el alma sus letras me provocan
es mi pluma incapaz de tal proeza
y en la pluma del Verbo hay una rosa
que pude contemplar estremecido
en la inmensa riqueza de sus obras
sólo escribo palabras balbucientes
cuando intento decir en cada glosa
maravillas de Dios que está escondido
en humildes canciones de mi boca
su grandeza reclama de mis versos
donde el Verbo en mi amor es quien se posa
sólo soy pedestal de su palabra
servidor del misterio que rebosa
incapaz de aflorar tanta belleza
en humilde oración mi lengua evoca
el amor de mi Padre y de su Verbo
agua viva que fluye de su copa
yo no sé describir su omnipotencia
y en humilde canción digo sus loas


 
 
   
   

El sendero













Es el amor la vida misma


Es el amor la vida misma
que se estaciona en los vitrales de mi alma
dando color a la existencia
pues existir es el amor en resonancia
cada secreto de mi tierra
sólo es vital cuando el amor es el que habla
y aquel amor que se despoja
en desnudez esplende vida en su fragancia
las expresiones perceptibles
sólo las puede reflejar aquel que ama
y la verdad de quien existe
sólo es verdad cuando el amor es el que canta
en el recinto de mi barco
es el amor quien como el viento lo traslada
a nuevos mundos invisibles
para los ojos que ignoraron su semblanza
nada cobija al peregrino
sino el amor que con sus manos lo restaña
nada conquista en cruda guerra
aunque venciera al agresor en la batalla
aquél que ignora en cruz gloriosa
resucitar por el amor a quienes mata
Dios es amor en su misterio
y su existencia se pronuncia inmaculada
porque no hay rastro de una sombra
donde el amor en propia esencia se empañara


 
 
   
   

Orar es descansar en el silencio


Orar es descansar en el silencio
en el seno de Dios que me creara
abrevando en los signos de su gloria
y bebiendo vergeles de su gracia
escuchar con amor en largas horas
la voz que en la oración se hace palabra
conversar en la senda del amigo
y beber de la fuente que rebasa
entregando canales de agua viva
cual arroyos que riegan la montaña
expresar confidencias en la tierra
al Señor que me estrecha entre sus alas
aceptar mansedumbre en la contienda
y ampararme en la paz que Dios regala
dialogar con las voces de ese amigo
y gustar su amistad que está en mi barca
traducir los gemidos inefables
que llevan a bucear en su mirada
alabando al Señor en su belleza
y sembrar en el canto acción de gracias
suplicar penitente en mis tropiezos
el perdón que redime toda falta
clamorear en urgencias que me afligen
con la simple canción de una plegaria
y embeber de consuelo mi fatiga
encendiendo su viva lucernaria


 
 
   
   

Contemplar...


Contemplar es callar, hacer silencio
meditar la sublime epifanía
las palabras del Verbo que proclama
el secreto de larga travesía
contemplar es orar ya sin palabras
y mirar esa humilde diaconía
de Jesús que se entrega en amor vivo
por librar el dolor de mi agonía
contemplar es amar y para siempre
con el brillo del sol del mediodía
a quien dio por salvarnos de la muerte
su vida, su piedad y su alegría
contemplar es cantar con el espíritu
y danzar ese ritmo que a porfía
reclama el hacedor de nuestro tiempo
que me envuelve en los brazos de María
contemplar es llorar todas las faltas
y confiar que Jesús nos redimía
cuando en alto madero ensangrentado
ofreció la suprema teofanía
contemplar con los ojos de la fe
es propio del que pasa en esta vía
mientras vive en silencio su misterio
y aguarda la belleza de aquel día


 
 
   
   

Sí, Padre...


Eres mi Padre providente
de quien me llegan los consuelos y la gracia
tu amor eterno me ha creado
y tu divina compasión fue mi alborada
por donde el Verbo tu Hijo amado
se ha complacido en ofrecerme tus moradas
Padre del cielo yo te alabo
y me extasío al contemplar en tu mirada
que me llamaras a la vida
para ser hijo que en el Hijo me estrecharas
desde el Espíritu del Hijo
sencillamente mi oración te dice Abba
porque el Espíritu disipa
esa impotencia que te expresan mis palabras

corro a tus brazos cada día
junto a Jesús que me alecciona en la Palabra
vivo tu tierna providencia
que me alimenta conociendo que soy nada
vierto mis lágrimas copiosas
embelesado en el tesoro de tu casa
quiero ser luz como un mesías
que busca solo tu querer cada jornada
ser esa ofrenda que mereces
al inmolar mi propio ser en tu alabanza




quiero ser hijo que obediente
sea capaz de aquella cruz que me deparas

quiero encarnar tu sentimiento
en los hermanos que tus voces me reclaman
busco servir como tu siervo
que redimiera en una cruz como en su fragua
quiero cantar tantas bondades
con que me abrigas en la hondura de mi alma
el eco vivo de tu fuego
que me encendiera convirtiéndome en tu llama
soy pobre nave en el océano
que me recuerda la grandeza que te aclama
el servidor que busca el Reino
y aquel trabajo en la cosecha que tú amas

soy el humilde labrador
de tu viñedo en esta tierra recreada
quiero la gloria que infinita
abre las puertas a la hora esperanzada
anticipar el dulce encuentro
donde tu rostro con mi rostro se abismara
vivir el tiempo que me has dado
para llorar o sonreír a tu mirada

adoración pide tu gloria




adoración aquel amor que me reclama
unido al Verbo sé que puedo
darte la ofrenda que tú pides silenciada
en lo recóndito del ser
donde has querido recrearte en mi posada
en esa cena de tu cielo
quiero beber en plenitud tu voz callada
y en el ardor de tu concierto
oír tu voz beber tu amor sentir tu llama.


 
 
   
   

La amistad del Señor


Es el Señor quien redimiera
la esclavitud que me tenía sumergido
él da la vida en esa muerte
donde me entrega aquel amor en que ha gemido
pues nadie tiene más amor
que el que se entrega en una cruz por sus amigos


 
 
   
   

Jesús


Ustedes son los que eligiera
para brindarles el eterno paraíso
en el ardor de la palabra
y en ese pan que cosechara con mi trigo
en fervorosa redención
donde la sangre es abrevada desde el vino
quiero entregarles con mi vida
el rostro santo de mi Padre que ha querido
regocijarse cuando viera
que el propio Verbo se encarnó por tantos hijos
para que el mundo restaurado
pudiera ver y pregustar al infinito
soy el amigo que se entrega
para llevarlos a la patria donde vivo
eternamente con el Padre


en el Espíritu de amor donde fui ungido

ámense ustedes como yo
supe brindarles las riquezas donde anido
es el mandato que les dejo
con esa fuerza de aquel pan que les prodigo
sean amigos entre ustedes
y den al mundo el testimonio que les pido
...

Es el Señor y soy su siervo
que acepta el don como un abismo estremecido


 
 
   
   

Desposorio de Dios


Sé de tu amor incomprensible
que amor de esposo por tu pueblo profesaste
eres clamor enamorado
a quien en arduo caminar tú desposaste
glorioso don el de tu Espíritu
que fusionara antigua alianza en su ropaje
la comunión espiritual
mística unión que resplandece porque arde
y cada piedra de esa alianza
vive contigo aquella unión que proclamaste

eres cabeza y somos cuerpo
que la riqueza del amor unió en sus partes
te has rebajado hasta la cruz
por dar la vida a quien muriendo restauraste
tu amada aguarda en su simpleza
con amor fiel y en la pobreza que enseñaste
surgiendo en vívido concierto
la melodiosa comunión que se reparte
entre los hombres de la tierra
para dar luz y enamorar a los que yacen
en una vieja levadura
que se renueva por la fuerza de tu sangre


te he contemplado en el misterio
de enriquecer con la palabra que anunciaste
y alimentar como el pelícano
tantos sarmientos de ese cuerpo que formaste
en el amor de aquellas nupcias
surge la imagen providente de tu Padre
que te pidiera en su designio
buscar pesebre en la doncella que tú amaste
la Virgen santa en quien quisiste
por ver la gloria de tu esposa despojarte
de la sublime dignidad
al aceptar entre los hombres encarnarte
y jubiloso te has vestido
para las bodas que en tu alianza recreaste

vivo a la sombra de aquel pacto
porque soy parte de esa esposa que soñaste
sé que eres fiel hasta la muerte
y agonizando me regalas a tu madre
quiero ser fiel a tu palabra
y he de vivir en una meta que desande
mis veleidades imposibles
para beber de tus vertientes cuando calle
esposo fiel tú me encendiste
aquel amor luz del cantar con que me amaste


 
 
   
   

Espíritu Santo


Espíritu divino
que moras en lo íntimo del alma
entrégame tus dones
y acrecienta mi vida con tu gracia
regálame mociones
con que pueda aprender de tu semblanza
inspírame el ardor
que me lleve hasta el seno que me aguarda
en la casa del Padre
a quien tú me enseñaste a decir Abba
Espíritu del Padre
condúceme a beber en tu palabra
Espíritu del Hijo
recréame en las voces de tu arca
morada esplendorosa
donde aguarda mirarme cara a cara
Espíritu que inundas
con tu luz celestial nuestra posada
Espíritu que unges
y entregas la misión a quienes llamas
Espíritu de amor
lléname del amor a quienes amas
para ser instrumento
de tu ser en la unión que tú consagras


 
 
   
   

La contemplación


Soy el asombro de mi Dios
el hijo pobre cuyo injerto en su Hijo amado
busca también resplandecer
en esa humilde poquedad que me abrió paso
embarazado por el Verbo
Él comunica por mis labios su legado
que prisionero en el camino
he renacido por su voz en nuevo canto
para encenderme en esa hoguera
en cuyas brazas el Señor me ha transformado
como alimento de ese fuego
que ardiendo vive conquistando nuevos pasos
el Verbo clama en su silencio
para enseñarme a trashumar en pie descalzo
y en el acérrimo combate
sé que su gloria sobrevuela lo arrasado
soy en Jesús hijo en el Hijo
que estoy llamado a prolongarlo en cada brazo
mi creación reconciliada
nace en el Verbo iluminando cada espacio
de aquella historia que hoy camina
gestando vida por la gracia del que amo
embelesando mi vasija
cuando la llena su frescura en mi cuidado
Divina gloria la del Verbo




que al compartir su humanidad en mi regazo
luce esplendores dibujados
en la recóndita expresión del hombre santo
el Padre vive aquel asombro
de cada hijo que en el Verbo se ha encarnado
y se complace al infinito
al ver al Hijo en aquel hijo restaurado
y al contemplarlo le responde
tú eres el hijo en quien yo siempre me complazco
porque en ti surge y resplandece
la voz del Verbo que es el Hijo muy amado


 
 
   
   

Infancia espiritual


Yo no puedo beber lo que más quiero
ni conozco los valles que me aguardan
mi pobreza la perla inmerecida
que ambiciono encontrar en mis pisadas
soy pequeño a la luz del sol ardiente
y pequeño en la noche pronunciada
sólo puedo gemir en mis heridas
y albergar la confianza entre mis lágrimas
yo no puedo Señor no puedo verte
yo no puedo Señor no puedo nada

incapaz de llamarte y desearte
y también de ambular en tu posada
como niño que sabe que no puede
escalar los recintos que lo aguardan
mi modesta estatura reconoce
que la voz de mi pecho no le alcanza
mi palabra tan sólo balbuciente
es eco de la voz de la Palabra
soy expuesta corteza de algún árbol
o quizá la violeta arrodillada

yo no puedo Señor no puedo verte
y me entrego en el sol de la confianza
si no soy como niño en este suelo





no podré conquistar tierra labrada
porque el niño sabiendo que no sabe
se desliza en canales que lo salvan
y camina en los brazos indulgentes
donde corre seguro hasta la casa
cruzando por vergeles y arroyuelos
y nadando en la noche esperanzada

todo puedo si sé que yo no puedo
y entregado en el seno que me abraza
me dejo conducir en noche oscura
pues aquél que me lleva está en mi alma
sólo Dios puede ver lo que no veo
sólo Dios puede hablar una palabra
yo transito escuchando su mensaje
y aprendo a caminar cuando me alcanza
la mano que tendida se me ofrece
a cruzar los dinteles que reclaman
la humildad que recoge mis harapos
y el amor expresado en la plegaria

he corrido buscando el horizonte
y descubro los pasos de la infancia
que tan breves no logran avanzar
y trémulos padecen inconstancia
he creído por fin en el designio




cuya voz percibiera en mi escalada
esa voz que me invita a fusionarme
con su tez que madura me rebasa
esa voz que me enseña a descubrir
los secretos poderes de mi adarga
cuando entrego mi vida sin reservas
al que sabe guiarme porque ama


el amor el secreto del infante
y la fuerza que esgrime su tonada
el amor el poder que me procura
morir y revivir en la estocada
el amor al pequeño lo hace grande
aunque siga latiendo con su infancia
es mi Dios el amor en su persona
que habitando paredes de mi estancia
me conduce sin miedo ni tropiezos
a sumir mi existencia en su mirada


 
 
   
   

El abandono en Dios


Yo me abandono en tus mansiones
donde me aguardas cada día entre tus manos
yo te confío lo que entrego
porque sé bien a quién confío mi entramado
tú solo puedes abarcarme
y timonear en el Espíritu mi barco
tu proverbial sabiduría
no admite errores donde tema mi fracaso
yo me abandono en tu misterio
al descubrirme en esa luz que da tu faro
como aprendiz que no conozco
el laberinto en que camino pernoctando
eres mi roca inconmovible
y allí recala mi navío contemplando
eres la piedra en que construyo
humilde casa edificada con el barro
que sólo vive su elocuencia
en el cimiento donde apoyo mi trabajo

el abandono en tu morada
me hace vivir las esperanzas que he soñado
al navegar sin entenderlo
entre los mares que han hundido mi letargo
no sé nadar pero he buscado





cruzar el mar entre tus hombros refugiado
en apertura a tus promesas
de todo mal en cada surco he cobijado
todo mi ser que me interroga
por aprender esta certeza de tu abrazo
entre tus alas me abandono
y en la confianza de tu amor que me ha sanado
y en torbellinos temerarios
sólo me entrego a tu bondad y estoy callado.


 
 
   
   

He caminado en la confianza


He caminado en la confianza
donde la noche en su clamor nunca pudiera
amordazarme en los temores
paralizando los augurios de mi senda
no he de temer las tempestades
cuando el Señor que me protege las enfrenta
no he de gemir en tanta angustia
porque la paz de la confianza es fortaleza
el hombre débil que se apoya
en su pequeña densidad bebe en la ciénaga
y amurallado en ilusiones
sólo naufraga su fallida sementera
es mi confianza aquella roca
donde no puede recalar lo que me acecha
es la alegría el don precioso
que de las hondas inquietudes me libera
y la confianza es alegría
porque ha surgido como flor en la pradera
de aquel misterio soberano
donde contemplo a mi Señor en mi defensa

es el amor quien da su sangre
y aquella sangre del amor es una estrella
es el Señor esa confianza
donde descansan mis temores y mis penas





es el Señor aquel aljibe
el agua viva que ha regado mi faena
ya no hay temor en la confianza
porque el amor ha redimido mi tarea
y renaciendo de mi lecho
surge la vida que en su tiempo me recrea
...
yo me abandono en la confianza
donde mi Padre me entregara su represa
el cuenco puro que me guarda
en la profunda cavidad que está en su diestra
soy aquel hijo redimido
que entre mis llagas he bebido mi pobreza
soy el enfermo silencioso
que sólo ansía reclinarse en casta mesa
donde aquel pan que es pan de vida
me regalara el manantial de su pureza
donde aquel vino que me embriaga
me da la sangre del amor que se devela

quiero gozarme en la envoltura
con que Señor, en mi descanso te deleitas
cuando tu voz es el torrente
donde consigo navegar entre sus velas
yo te bendigo en la confianza
porque eres paz y luz preciosa en mi cadencia




yo te agradezco por tu gracia
que sabe dar toda salud a mi flaqueza
sólo adorarte es mi destino
y descubrirte en el umbral de tu belleza
busco cantar tus alabanzas
donde percibo los fulgores de tu cena
quiero vivir glorificando
y enardeciendo mi confianza en tu grandeza
quiero morir aquella muerte
donde mis ojos con tus ojos se fundieran


 
 
   
   

La noche oscura


La noche oscura aquel desierto
donde la luz adormeciera mi retina
porque sus rayos luminosos
en su mirada a los mortales encandila
la noche oscura marca el tránsito
de las tinieblas a la luz que me fascina
mis pobres ojos no soportan
el resplandor que el mismo Dios puso en la cima
oscuridades de la noche
dan la pureza al manantial que aparecía
para que pueda percatarse
que Dios es luz y me redime en la agonía

es noche dura a los sentidos
porque no ven lo que se esconde y encamina
a regalar haces de gloria
cuando persisto en enfrentar tanta fatiga
todos los tiempos han pasado
y sólo Dios en nuevo tiempo se aproxima
para incendiarme en esa hoguera
donde los ojos de la fe muestran la vida
itinerante en el silencio
veo morir los esplendores que declinan








camino a tientas porque veo
en lontananza la respuesta prometida
en lo profundo de la noche
está la tibia densidad de luz divina
que los sentidos no descubren
pero que Dios ha de mostrar a quien camina

oh noche oscura providente
cuánta belleza en tu sendero se perfila
sólo transito en la confianza
de que el Señor me entregará su nuevo día
en la humildad y en la paciencia
en oración he de esperar en mis orillas
entre barrancos silenciosos
y en la penumbra que descubre a quien me abriga
sólo la fe en su desnudez
es la respuesta que ante el cielo no vacila
no puedo ver pero he creído
que en un instante mi Señor vendrá a su viña


 
 
   
   

Misericordia, aquel anuncio


Misericordia aquel anuncio
que proclamara la victoria de la gracia
sobre el pecado de los hombres
que ha provocado esclavitudes en la marcha
misericordia aquel regalo
que da Jesús en el calvario donde clama
al Padre eterno su designio
de liberar a tantos hijos de su espada

misericordia es el encuentro
del Redentor con aquel hombre que él llamara
a guarecerse en su costado
al derribar el muro cruel que lo apartara
misericordia la del Padre
que entrega al Hijo por los hijos como alianza
y les concede nueva patria
en esa eterna claridad que está en su llama

misericordia es el Espíritu
que ha generado en la doncella y sus entrañas
la carne pura que da al Verbo
la humanidad con que a los hijos se proclama
misericordia la alegría
del que regresa por la senda de su carpa







a recibir el tierno abrazo
con que su Padre le encendiera la esperanza

misericordia de María
es la respuesta al plan de Dios que la llamara
a ser la cuna de su Verbo
y a prodigarse como Madre que lo ampara
misericordia al afligido
y al que padece las tormentas de su estancia
al que ha llorado su destierro
y al que se postra con amor en la confianza

misericordia se le ofrece
a todo el hombre que ha gemido en la nostalgia
y contemplando se detiene
a desandar lo que ha vivido en la distancia
misericordia es el clamor
con que añoramos revivir tiempos de gracia
el don precioso que nos llega
desde Jesús que ha conocido nuestra infancia

misericordia es la respuesta
en que los cielos concibieran su palabra
que el mismo Dios hubo empeñado
para entregar aquella rosa a quienes ama
eternamente cantaremos




misericordias del Señor en nuestra casa
porque es la casa del Señor
donde ha fijado para el hijo su morada

hoy yo te canto Padre bueno
por la magnífica oblación de aquella zarza
donde tu voz y tu Persona
se han confundido en el amén que no se apaga


 
 
   
   

La hora de la cruz


Es el amigo de los hombres
aquél que muere en esa cruz que fue tallada
es el amigo que me entrega
la redención en propia sangre allí postrada
y me conquista para siempre
la eternidad en cuya gloria me depara
angelicales esplendores
del amor puro que en la gracia germinara

el mismo Dios muerto en la cruz
por amistad y en confidencia me declara
que me ha invitado en un murmullo
a revestir todo mi cuerpo en su mortaja
al recrear en una cruz
la redención que hoy a los hombres les aguarda
sufriendo el mismo hostigamiento
que vio Jesús cuando el verdugo lo matara
quiere pedirme mi Señor
que libremente me consagre en esa fragua
y prolongando su misterio
sea capaz de redención envuelto en llamas
la cruz gloriosa del Señor
se ha prolongado en el madero de mi espalda

sufro con él como conmigo
él ha llorado en las honduras de mi alma




sufro con él por todo el mundo
y me incorporo con mi cruz a su mirada
que enardecida en el amor
busca pedirme que me entregue en voz callada
para la gloria de su Padre
y redención del ser humano que salvara

como María allá en el Gólgota
debo beber la sangre y agua derramada
que da el impulso a mis anhelos
de revivir con él y en él a su majada
la redención exige sangre
y el redentor que dio su sangre en la estocada
por su amistad hoy me convoca
a dar la sangre que me fuera regalada


 
 
   
   

María













Salve, azucena


I

María en el misterio que infalible
es madre medianera de la gracia
conquista la mirada de sus hijos
y la llena de amor en la esperanza
María dulce estrella de los mares
que salva a los navíos que recalan
en su seno que puerto generoso
da la vida en arenas de su playa
la madre que engendrara al hijo amado
invita a cobijar nuestra pisada
en su pecho de luz en donde late
su puro corazón arca de alianza

es rico paraíso que reúne
en Jesús a los hijos que la llaman
la rosa que mis ojos contemplaron
y que entrega riquísima fragancia
esposa virginal que ha preparado
para el Verbo la cuna iluminada
la torre de marfil que fortalece
y la puerta del cielo acrisolada
el jardín de floridos manantiales





y el agua que en sus dones se derrama
la lluvia que bendice tierra fértil
y la voz que florece en alabanza
la salud del enfermo solitario
y el refugio del hombre en su nostalgia

II

mediadora de gracia y de frescura
su regazo conquista nuestras alas
nos invita a entregarle la existencia
para hacerla feliz en la confianza
reclama el abandono entre sus manos
que tejen el fervor que está en su llama
pequeña servidora del Señor
y madre de infinito sol de gracia
escucha en humildad a quien le pide
y genera la fuerza de su alma
de su clara respuesta hemos nacido
y es ella la respuesta porque ama
vertiente de purísimos licores
y gloria de su pueblo que la aclama
yo te canto Señora de los cielos
y contemplo el candor de tu mirada
recogiendo secretos que me inspiras





cuando posas tus ojos en mi alma
y me exhortas radiante de alegría
a vivir en Jesús y en su Palabra
luciérnaga en la noche oscurecida
estrella que me anuncias la alborada

jazmín de los vergeles en la cima
y en la tierra preciosa filigrana
el Padre te bendice en tu obediencia
y el Espíritu clama por su amada
los hijos te agradecen por ser madre
y el Hijo te contempla en la morada
estrella de bellísimos fulgores
enciendes tu pureza en mi muralla


 
 
   
   

Todo tuyo María


Eres la Madre inmaculada
que me desbordas con tu amor y con tu vida
eres la Madre que en el Hijo
quiere entregarme las bondades que cobija
yo soy tu hijo que te escucha
y que te ruega con fervor mientras camina
dame en tu voz esa palabra
que estoy dispuesto a contemplar cuando me miras
al resurgir un nuevo tiempo
que reconcilia con la gracia que es gratuita


 
 
   
   

María


Yo soy tu madre en este suelo
y en esa gloria que a tu tiempo se aproxima
yo quiero ser en tu pobreza
el manantial de aquella gracia que me inspira
dame tu vida que deambula
entre las luces y las sombras que te abisman
dame tu amor y dame todo
porque te guardo en los espacios que iluminan
mi corazón que es todo tuyo
quiere sanar tu corazón y su fatiga
aspira verte consagrado
a tanto amor que yo te entrego en alta cima
yo puedo todo lo que quieras




y sólo quiero en tu orfandad llenar tu vida
en esa tierra que jadeante
busca la lluvia que mi afán siempre prodiga
dame tu amor y la confianza
el abandono de tu ser cuando transita
entre alboradas y crepúsculos
y entre las rosas del jardín y sus espinas
yo te hago libre si te entregas
y podrás ver el horizonte al que te arrimas
el derrotero de tu senda
con el fervor que en tu deseo pretendías
dame tu amor recibe el mío
como hijo sabio que descubre en su porfía
aquella mano que transforma
tu tierna edad en las entrañas que germinan


 
 
   
   

Las bodas













Eucaristía


Señor que has regalado
el supremo manjar en sacramento
nos diste la palabra
y en el pan la riqueza de tu cuerpo
Señor que te apiadaste
del hambre y de la angustia del sediento
brindando con tu vida
la respuesta que sacia todo intento
recibe mis fatigas
cobíjame en la gracia de tu seno
convierte mi ignorancia
con la ciencia gloriosa de tu Verbo
resguárdame en tu herida
y llévame hasta el gozo de tu huerto
purifica mi alma
con la sangre preciosa que yo bebo
embriágame de amor
para ser el testigo que celebro
en tu pascua triunfal
la promesa entregada al heredero
de la gloria que eterna
aguada en la belleza de tu Reino
tu don la Eucaristía
plenitud y tesoro de mi anhelo
y tu cuerpo inmolado
la fiesta en que me entregas tu alimento


 
 
   
   

Amor esponsal de Jesús con el alma


El Señor que a los hombres ha salvado
nos revela el caudal de su figura
el amor del esposo por la esposa
que genera respuestas que Él pregusta

Jesús ama a su Iglesia prometida
y la llena de gracia y hermosura
en fuego que recíproco se expande
y en llamas que en sus lenguas sobreabundan

el Señor con entrañas maternales
asiste a cada hijo que lo busca
y lo lleva a vivir aquella entrega
de la unión esponsal en su frescura

revive mi Señor su compromiso
cuando el alma le ruega en su ventura
recibir el amor que da el esposo
sabiendo que su fuerza transfigura


 
 
   
   

El alma


Te he buscado Señor entre los bosques
y encuentro los estigmas que te afrentan
enmarcados en místicos acordes
que me entregan la voz de tu paciencia



yo te espero en la bella creatura
y en el ámbito azul de las estrellas
descubriendo tu porte y tu fragancia
aunque no pueda asir lo que me entregas

yo te vi contemplando tu misterio
que no quieres mostrar en esta esfera
y por ver horizontes que deseo
aguardas el momento de la siega


 
 
   
   

Jesús


Como esposa tú añoras mi presencia
y deseas colmarme de alegría
yo quiero que me busques en tu senda
de tarde en la mañana en pleno día


mi presencia trasciende tu mirada
no puedes albergarme en tu vasija
pero estoy con mi tienda en tus vergeles
sin que puedas gozarme en tu visita

te llamo en el sendero de los montes
cuando vives buceando en tu fatiga
por hallar la mirada de mi rostro
que te escucha cantar mis maravillas


 
 
   
   

El alma


Yo sé que en desposorio estoy unida
a tu amor infinito aquí en la tierra
y cobijo el ardor esponsalicio
con que buscas brindarme tu riqueza

yo soy pobre y pequeña creatura
nacido en aquel hueco de tu diestra
y recibo tu alianza que esponsal
encendiera la unión que me sosiega


 
 
   
   

Jesús


Sólo quiero saber que tú me buscas
y encontrar el amor que hay en tu seno
aunque debas beber en arideces
las glorias que yo guardo y te reservo

espléndida la tarde que te estrecha
no conoce las grietas de este suelo
porque todo será para tus ojos
la fiesta de tu gloria en alto cielo

hoy yo quiero gozar cuando me buscas
y llenarte de gracia fue mi sueño
auque en áridos campos te apacientes
y pienses que no vivo en tus aleros





yo soy fiel el esposo que te ama
y te llamo a vivir en mi aposento
en la mística unión que obra el Espíritu
animando aquel fuego que yo enciendo


 
 
   
   

El alma


Te agradezco Señor divino esposo
me ilumina la voz de tu palabra
y agiganta el deseo del encuentro
conversar de tu vida cuando hablas

humilde viviré como discípulo
sembrando la semilla de tu Reino
sólo pienso desear y amar deseando
la magnífica gloria de tu sueño.


 
 
   
   

Jesús


Soy tu Esposo y me entrego por amor
hasta darme en las gotas de mi sangre
soy dichoso cantor de aquel poema
que has escrito en las horas de tu viaje

he querido nacer de Madre Virgen
he podido entregarte manantiales




hoy te baño en las gotas del bautismo
y desposo en las aguas torrenciales

mi Dios que te abismara en el Espíritu
en amor abismal que lleva al Padre
produce con la fuerza de su gracia
esa alianza esponsal que se hace carne

en la mística unión que te transforma
y te incendia en las llamas de un ropaje
interior a tu ser que te reviste
de aquel fuego inmortal donde tu ardes.


 
 
   
   

Epílogo













Epílogo




... porque el Amor es fuerte como la muerte




(...)




las aguas torrenciales no pueden apagar el amor




(...)




no lo ahogarán


Cant. 8, 6 - 7