Las voces


INDICE

   Entre los álamos

   El dique

   Singular creación

   He de pasear

   Lluvia de rosas

   Acompañé la historia

   Las voces

   En lo secreto

   Laberintos

   La noche que abrigó

   Evocación

   Escuché los arpegios

   En la luz

   Aurora que en tu sol

   El cofre de plata

   Allá en la tarde

Entre los álamos


Entre los álamos del bosque
y entre los surcos que sostienen en la siembra
con esos cántaros del ave
que me iluminan con la fuerza en que aletean
yo me detengo a contemplar
aquel destello que originan las estrellas
y el crepitar del fuego lento
que purifica mi andamiaje y me recrea
ninguna chispa que perdida
pueda volar hasta el incendio que me estrecha
podrá jamás quemar la vida
que en inmortal felicidad arde en mi brecha
el sol que anuncia la jornada
sabe entibiar el trajinar de mi pobreza
y sólo quiere iluminar
para traer fecundidad en la cosecha
el hombre escribe su misterio
aunque no sepa concluir lo que comienza
pero ya vive lo seguro
de que al final el agua es vida en la represa
y se derrama generosa
sin enlutar en contriciones tal represa
que fue entregada como un don
para bañar en gratuidad toda la tierra
aspiro alturas y comprendo
la densidad de aquel secreto que me impregna


 
 
   
   

El dique


Eres el cuenco en que las gotas
se han congregado y construido aquel espejo
donde descienden las canoas
y humedeciera aquella sombra que aparece
cuando las aves sobrevuelan
para posarse en esas aguas que protegen
aquel caudal del que sediento
necesitara para arder su campo verde
él alimenta con sus aguas
a la ciudad que allí plantada en sus reveses
debió sufrir la sed profunda
hasta alcanzar aquel manjar del que apetece
para poder correr sus pasos
y navegar entre peñascos y corrientes
y cavilar en sus angustias
que perjudican a los hombres con su fiebre
he de cuidar yo de aquel dique
que me enseñara solidario lo que bebe
el peregrino que allí pasa
y cada hombre que en su espacio se establece


 
 
   
   

Singular creación


Singular creación aquella celda
donde vive el guardián que me defiende
y en que nacen los ecos de su voz
y yo escucho el poema que me ofrece
su canción, su palabra y fresca brisa
que me enseñan a ver en hondas preces
singular creación aquel recinto
que envuelto en ese cofre que perece
se goza en inmortal sabiduría
y en eterna esperanza que no muere
y el que mora entre voces de esa tienda
al hombre en su pobreza lo enriquece
y es respuesta que afianza el hacedor
a quien busca la gloria que merece
el supremo Señor de la existencia
que vive en el hostal y para siempre


 
 
   
   

He de pasear


He de pasear en la escollera
donde las aguas de aquel mar hunden sus anclas
y he de vivir hasta las heces
aquella senda que me absorbe la mirada
quiero emigrar hasta la tierra
que se desposa con la hierba de mi llama
y habré podido en la tormenta
desbaratar las ansiedades que decantan
el ave aspira cada aurora
porque se sabe conquistado en la esperanza
y con sus alas se resuelve
a navegar entre silencios y palabras
he descansado en esa brisa
que mansamente mi camino me enseñara
y pude hallar aquel tesoro
que entre la sombra y en la noche se acercara
como una luz inaccesible
pero luciendo la entereza de su brasa
en el secreto de la vida
el niño busca descifrar su propia estampa
y en lo recóndito del sol
habrá elevado el ruiseñor su voz gemada


 
 
   
   

Lluvia de rosas


Lluvia de rosas mi vergel regala
donde manojos de violetas crecen
claveles blancos de sutil ropaje
y aquellos rojos que al amor refieren
liban abejas entre tantas flores
fluir del néctar que la miel merece
brillan los ojos del que las contempla
y en la fragancia su fervor padece
contempla el cielo con azul mirada
tantos colores que en la flor se mecen
como guirnaldas que mi techo alumbran
y como estrellas que en su ocaso emergen
es el jardín que cobijó en mi huerto
lirios que alumbran cuando el reino crece
hojas del árbol que una alfombra ensayan
y la azucena que se unió a mis preces
esa belleza del jardín que ríe
donde transita mi soñar que bebe
la fiel riqueza de un eterno aliento
cuando el pimpollo su pureza ofrece


 
 
   
   

Acompañé la historia


Acompañé la historia y ya lejana
contemplando el ocaso y cada aurora
los rayos de aquel sol que siempre arde
y senderos que emergen en su hora
pude beber el tiempo y su horizonte
enhebrando claveles que en sus coplas
invadieron la tierra en su silencio
y anunciaron la fiesta donde posan
porque siempre la flor tiene fragancia
y los ojos descansan en su aureola
y aunque cruce la noche más profunda
alimenta su luz desde su sombra
destello virginal aquel sendero
donde nace la flor y su corola
porque nunca podrá desvanecer
su color y el perfume de su copa


 
 
   
   

Las voces


Voces acuden al humilde techo
que me prodiga la feliz jornada
de pensamientos que nacieron pobres
y enriquecieron con la luz del alba
trinos de gloria mi sendero advierte
entre los faros de esplendor que ensayan
aquellos rayos del coloso astro
que iluminaron la inocente balsa
que entre las aguas de algún río viera
dúctil espejo que soñé en mi carpa
voces antiguas con las voces nuevas
van entregando manantial que exhala
humildes gotas que en amor transforma
la fiel antorcha que irradió su llama
y sus destellos alumbraron noches
que condujeron esa luz del alba
voces de gloria por la senda escucho
en el ocaso que encendió mi brasa
hasta tornarse en el precioso fuego
que crepitando se llenó de gracia


 
 
   
   

En lo secreto


He corrido buscando una respuesta
y no pude encontrar lo que anhelaba
porque sólo añoraba la visión
que muy clara surgiera en mi escalada
y la vida es feliz aunque ignorase
ramilletes que bordan su jornada
aunque nunca yo pueda descifrar
calidez o rigor que se entrelazan
sólo sé que morando en lo secreto
donde viven verdades que decantan
yo podré recibir haces de luz
sintiéndome enmarcado en la bonanza
porque Dios me protege del naufragio
y camina conmigo en la templanza


 
 
   
   

Laberintos


Visité laberintos desojados
y busqué descubrir su recorrido
que guarda su secreto en la nostalgia
y admira incertidumbres en su nido
advertí aquel rigor que se desplaza
en la senda que lleva hasta el aprisco
donde moran cubiertas por su manto
ovejas revestidas de su lino
su perfil es el odre más oscuro
que musita la sombra en que ha gemido
pues no sabe ofrecer otra planicie
que el misterio enredado en un abismo
donde acunan certezas que se esfuman
por buscar el furor del laberinto
y al andar correteando sus paredes
que matizan el verde con el frío
levanté la mirada hacia la altura
y mi ser encontró que el cielo limpio
lo invitaba a volar hasta su reino
alejando dolores en su sino
y embargado en la faz de la esperanza
se lanzara a beber desde ese abismo

sólo restan las manos del que ora
para abrir el caudal del casto trigo


 
 
   
   

La noche que abrigó


Entré en la noche que abrigó su tiempo
bajo esa luna en constelar de estrellas
cuando se acalla el crepitar del monte
y se silencia el colmenar que alberga
sueño en el manto de esa larga sombra
que me protege de riesgosa fiera
cuando me invita a visitar su espacio
la desventura que surgió en la senda
veo en mis pasos coloquiales odres
que se han nutrido de un fervor de fiesta
cuando los días contemplaron luces
que en la distancia parecieron huellas
del astro vivo que bañó mi suelo
y se percibe con su voz que acecha
para estrechar la cementera mía
y madurar aquel frutal que arrecia


 
 
   
   

Evocación


Evoqué los recuerdos que le dieran
renacido vigor a mi existencia
entre cánticos llenos de su historia
en el cántaro fiel de mi pradera
evoqué aquellos nombres de otro tiempo
encendidos de música su estrella
que entregaran la paz que da la noche
cuando busca el descanso en plena selva
irrumpieron veloces en mi pecho
las luces que procuran con su ciencia
impregnar de sus rayos al desnudo
y vestir con amor sus inclemencias
amparando las voces sumergidas
y nutriendo los ojos que se aprestan
a alcanzar contemplando las delicias
del diálogo que nace en su sapiencia
de mortales que fijan su esperanza
en la cálida estirpe del que reza
y buscan en la página del tiempo
recoger las bondades que aletean
y anunciar el supremo repertorio
del amor la verdad y la pureza


 
 
   
   

Escuché los arpegios


Escuché melodías de la selva
en la música insigne de sus cielos
encordados en fértiles ramajes
que agregaron maitines al concierto
donde el aire fue el aire que llevara
en las ramas la música y sus ecos
y en el suave cantar de aquellos árboles
descubrí milenarios pensamientos
recorridos por vientos que en sus alas
ejecutaron lúcidos arpegios
acunando versiones que en los siglos
supieron deletrear su cancionero
y entonar el idioma de los ángeles
con la brisa y las notas del sarmiento


 
 
   
   

En la luz


Vivo en la luz la celestial proeza
del creador que enalteció su gloria
ante los ojos que en el hombre anuncian
las suaves voces de la humilde glosa
donde he cantado la belleza prístina
de la criatura que a su Dios entona
las gratitudes del amor que sabe
de aquel amor que enardeció la aurora
en la jornada que en dichosa espera
fue luminaria que ferviente explora
en el misterio de la tierra virgen
en esa siembra que encendió su hora
para surgir en el caudal que emerge
en el racimo que llenó mi copa
y al revivir de la simiente oculta
muestra glorioso su manjar que implora
ser alimento que pronuncia vida
y se deslíe en la sedienta boca


 
 
   
   

Aurora que en tu sol


Aurora que en tu sol hoy te avecinas
confundiendo tu luz en las tinieblas
irradiando destellos de la gloria
y sembrando el amor donde te muestras
tú has venido de tiempos muy lejanos
anunciada por signos y profetas
afianzando la vida en la esperanza
y en el suave esplendor de la cosecha
donde el trigo es manjar del que ha sufrido
y muere la cizaña que es rastrera
aurora que iluminas nuestras almas
como nunca en la historia se encendieran
porque traes al rey del universo
celoso defensor de tal realeza
por la cual regirá en un tiempo nuevo
congregando en amor a sus ovejas
dispensando la gloria anticipada
de la gracia y poder de su grandeza
hoy los hombres aguardan jubilosos
el encuentro del cielo con la tierra
en el íntimo diálogo que emerge
del rey que con su pueblo se congrega
y vencido por siempre su enemigo
edifica su tiempo en tierra nueva


 
 
   
   

El cofre de plata


Resguardé mi silencio en un cofre de plata
envolví su palabra en las alas del viento
donde vuelan hablando las respuestas que dejan
a quien reza en la noche aguardando su fuego
y viví concediendo a mis ojos que duermen
un magnánimo espacio descifrado en el sueño
donde el hombre proclama y adivina la esfera
que a su vida llegara con magnífico acierto
con antiguos recuerdos que emanaron riquezas
y su luz recrearon cuando surge el lucero
y las notas que danzan en feliz pentagrama
coloquiaron entre ellas anudando un concierto
que pletórico pudo deletrear confidencias
y escalando su música musitaron su cuenco
y en la voz de los álamos que vibró en las alturas
fue posible ese canto que entonó aquel viajero
que añorando distancias y soñando en sus versos
encontrara la perla que escribió su secreto


 
 
   
   

Allá en la tarde


Allá en la tarde de mi vida
habré podido descubrir la nueva patria
que engalanada me reciba
para ofrecerme madrigales y su danza
en un suspiro habré dejado
esta mansión cuyo misterio me rebasa
y habré alcanzado en mi partida
al propio sol que me salvara en la distancia
todo florece en aquel huerto
que eternamente me promete su bonanza
y he de beber aquella luz
que me permita divisar goces del alma
he de mirar a quien me mira
con paternal solicitud porque se explaya
para mostrarme aquel amor
que en infinita cavidad muestra su brasa
he de escuchar la melodía
que la bondad del ruiseñor me revelara
y he de advertir las confidencias
que fueron noches de la tierra envuelta en llamas
ya todo es paz en esta tienda
que me permite navegar por las galaxias
y recogerme en la humildad
para poder ver a mi Dios que me aguardaba