Has tomado mis manos
con amor en tu diestra
y has corrido conmigo
entre ramas y piedras
he buscado tu halo
en la fuerte tormenta
y bebido tu aroma
en la paz de tu cena
yo te busco Señor
en la noche y la selva
y en el niño que llora
y en la voz que está enferma
no podría dudar
si las horas se quiebran
de tu don trascendente
donde el pájaro vuela
y conquista su nido
que en su techo lo espera
He vivido en la selva
escuchando su canto
sus espléndidas flores
y el hogar de su trazo
que me invita a esperar
lo que entrega su campo
manantial de agua dulce
y granero del amo
que reparte feliz
en la luz del verano
los frutales maduros
y el cantar de los pájaros
la vertiente que nace
y alimenta los brazos
del obrero que aguarda
celebrando el hallazgo
a la alondra que ensaya
recitales del astro
luminaria del día
y apacible remanso
He vivido callando
una noche estrellada
donde pude en silencio
contemplar esa estampa
de la esfera celeste
con engarces que hablan
cual pequeñas luciérnagas
en oscura velada
y admiré tanta sombra
que se expande en sus alas
impulsando a escuchar
la preciosa tonada
de algún grillo cantando
en su fina balada
y hay sonoros arpegios
que prorrumpen y exhalan
en la noche elocuente
que nació sin palabras
y apetece mostrarse
cual misterio que emana
en profundo secreto
y en la luz de una zarza
Una nueva mañana
se perfila en la aurora
y me da la esperanza
que cautiva a la rosa
de beber en el cáliz
de aquel sol que rebosa
cuando en rayos estalla
y acaricia la proa
de mi barco pequeño
que en las aguas añora
encontrar esa cima
que soñara en su hora
donde pueda en silencio
contemplar esas notas
que los vientos trajeron
a cantar en mi choza
Camino recitando
plegarias y canciones
en pos de aquella gracia
que ilumina a los hombres
dando paz y sosiego
y luz donde se esconde
el misterio que anida
en cánticos del pobre
sé que el alma germina
contemplando en la noche
feliz aquellas luces
de estrellas con su porte
de mística belleza
melódica en sus odres
y contemplo callado
al autor que propone
en su obra el llamado
que encierra tantos nombres
como seres vivientes
que buscan lo que es noble
y crecen suplicando
la fe con que responden
Navidad de estrellas
en la noche santa
donde nace el niño
que salvó su casta
es eterna gloria
la que nos dejara
y es divina gracia
la que nos regala
niño de Belén
ternura del alba
hijo de María
pequeña balada
yo feliz te canto
con mi voz alada
por hacernos hijos
con tu imagen sacra
gracias por nacer
en tan pobre casa
donde el mundo aguarda
tu poder sin tasa
para encender cirios
en la oscura calma
donde el hombre llora
su desierto en llamas
He cantado en la cumbre
lo más alto que alberga
la soleada mañana
y el jardín que me cerca
me he guardado en la noche
por mirar las estrellas
y sus luces entonan
en su faz madreselvas
he querido volar
como vuela mi senda
y bajé a contemplar
ese mar que me alegra
y me lleva a emprender
la sublime carrera
a los pastos que aguardan
mi llegada a su estera
sólo sé que en la tarde
mi guardián no me deja
y me invita a gozar
su infinita belleza
para luego exclamar
con mi voz solariega
un anuncio de gloria
en la voz de mi perla
Camino por los aires
que ofrecen una brisa
nacida de la tarde
que añora su partida
recorro en mi velero
y en aguas que imaginan
corrientes impetuosas
y el mar que se avecina
cargado de elocuencia
y voces que prodigan
bellezas cuyas aguas
al hombre lo conquistan
por ser aguas preciosas
desiertos sin espinas
y pródigo resguardo
que aloja noche y día
la fauna que florece
y al hombre que en la orilla
medita en el silencio
colmando su vasija
Corre el hombre en la tierra
y descansa en su campo
descubriendo en los ojos
la tarea del amo
que no puede adormirse
en su propio cansancio
si no logra entonar
su designio callado
que será repertorio
del futuro trabajo
y reclama una savia
y el afán de sus brazos
toda llama enriquece
del tesoro el hallazgo
y le ofrece aquel sello
que ilumina su rango
toda mano se cansa
pero goza en su canto
porque ve floreciendo
la semilla en su tallo
Descansa la vertiente
corriendo entre las piedras
y alimenta la sed
de iluminar la escena
del hombre ensimismado
que ignora lo que niega
o el niño que persigue
la válida respuesta
a tanto interrogante
que vive en su litera
el agua que ha corrido
el monte y su ladera
conoce los rincones
los ripios y las grietas
y busca en su corriente
sembrar en la aspereza
las horas de esperanza
por las que el hombre ruega
poblando su confianza
de pródigas promesas
Se vistió de fiesta
y entonó su canto
cuyas notas dicen
historias del llano
y también anuncios
de un tiempo callado
donde el hombre vela
misterios sagrados
que en secreto buscan
descifrar soñando
los picos del monte
y el salón dorado
que en el sueño surge
como don preciado
para quien descubre
la perla en el campo
que es festín de gloria
y anunciado faro
Entusiastas arpegios
alumbran mi existencia
coloridos esfuerzos
secretos me revelan
relucientes estrellas
en mi techo se esmeran
y ofrecen sus fulgores
en marcos de una esfera
transitando senderos
que nacen en la piedra
del monte en su designio
de entregarme su cena
descanso en el recuerdo
de tiempos que se esperan
para alumbrar la noche
con fuego que no quema
la tarde se desliza
y duerme polvorienta
recordando aquel paso
que surgiera en su huerta
y entrega generosa
las voces que se expresan
al son de gratitudes
y en música deleitan
la vida del concierto
cantado por estrellas
que irradian luz de gloria
felices porque acercan
al niño y al anciano
y al hombre en su pobreza
a divisar el monte
y transitar sus huellas
Atrapado en el llanto
que enlutara la tarde
y en la viva esperanza
que ha creado mi valle
he buscado la senda
encerrada en mi parque
que me invita a soñar
los recuerdos que traen
las delicias de un tiempo
que inundara mis aires
de floridos vergeles
y solícitas calles
que señalan al hombre
los recodos de un viaje
que en la tierra reclama
aparcar su equipaje
caminar ya descalzo
el despojo que sabe
conducirme a la patria
revestido en mi nave
Cabalgando visiones
que nacieron danzando
y acercando mis ojos
al brocal del ocaso
la nostalgia me lleva
en la voz de su canto
a encender esperanzas
que entonaron su salmo
y la vida en la tierra
que madura en su campo
erosiona aquel tiempo
de febriles atajos
añorando de pronto
renacer en el manto
que resguarda mi cuerpo
y que enjuga mi llanto
el camino del hombre
recorrido en su barco
serpentea las olas
que acompañan su paso
y veloz se dirige
hacia el puerto cercano
donde fluye radiante
ese tiempo que aguardo
Hoy acepto la vida
que me nace en su seno
por llevarme a la tierra
donde brilla lo eterno
es camino sinuoso
que recorro con miedo
porque surgen embates
de horizontes siniestros
y no sé con mis manos
defender mi brasero
pero sé que la vida
en su frágil empeño
me ha pedido que escuche
las canciones del cielo
que transforman la senda
en la luz que yo espero
para hallar esa huella
que responde a mis ruegos
y la vida renace
con ardor y con fuego
porque surgen vertientes
y unas rosas cayeron
anunciando festivas
un clamor que develo
Alegres en la vida
sembrada en la esperanza
recogen sus encuentros
de hermanos que reclaman
beber en sus aljibes
las gotas de esa agua
que corre velozmente
cuando el sediento clama
la tarde se aproxima
bañada en añoranzas
y surge aquella noche
que oscura se desplaza
en sombras que aparecen
mostrando lo que callan
y rezagando el tiempo
que alarga la distancia
de tanta hora nocturna
resurge una alborada
la sombra se disipa
y el tiempo se desgrana
con rápidos acentos
que acercan la distancia
y anuncian la armonía
del sol en la jornada
Has venido a quedarte
y te vas entre lágrimas
y has querido en tu vida
que la muerte no salga
victoriosa en el hombre
revestido de gracia
y has buscado quedarte
en la mesa sagrada
donde vive en silencio
tu gloriosa mirada
y allí das el manjar
que reclama mi alma
cuando supo que vives
para arder en la zarza
y en su fuego divino
proclamar tu palabra
pues "Yo Soy" es tu nombre
que mis labios aclaman
Camino sin fronteras
Que enmarquen mi destino
sabiendo que la tierra
hogar donde me abrigo
es patria de los hombres
humildes peregrinos
sin techo ni horizonte
que indique mi camino
cualquier palmo de suelo
cobija repentino
mis pasos vacilantes
huyendo del peligro
mis huellas silenciosas
procuran en su trino
intentos de abrevar
en vuelo que percibo
jadeante en el espacio
seguro en el vacío
sin otro aparcamiento
que sombras del estío
camino hacia la patria
sin vallas que en su nido
impidan caminantes
mis pies adormecidos
y vivo en la mirada
el cielo que persigo
en medio de malezas y
el norte que imagino
y sé que quien me lleva
me ofrece por mis bríos
la música que alienta
la paz en tiempo esquivo
su amor en la tormenta
y el suelo prometido
en brazos que me estrechan
Ha llegado jadeando
al portal de su madre
y ha llorado al nacer
por brindar sus señales
ha querido sufrir
la intemperie en el valle
y vistió su prestancia
diminuto su traje
sólo pide que el hombre
cuando pase orfandades
se aproxime hasta el niño
que se acuesta en pañales
porque el niño que es hombre
ve su cuerpo en la calle
sin saber de riquezas
ni tener equipajes
es el niño impotente
que no entiende que nace
ni resuelve su andar
cuando emprende algún viaje
sólo puede confiar
como el hombre en la calle
en aquel que celebra
porque puede ayudarles
tanto al niño en su grito
que resuelve salvarle
como al hombre en su llanto
que es la voz de su llave
Jinetes de la tierra
las águilas del cielo
ferviente su carrera
en arduo ventisquero
purísimas las alas
que envueltas en su vuelo
elevan su plegaria
en claro adiestramiento
la gloria de la tierra
fenece en un madero la
la gracia redentora
eleva desde el Verbo
canciones que restauran
la voz del harapiento
y encienden majestuosos
los prados del Eterno
cobijo mis pisadas
y entono en mis recuerdos
los pasos que danzando
misterios me ofrecieron
de amor y de justicia
la paz del hombre nuevo
postrado en su descalzo
solar donde contemplo