Interesante testimonio el de este libro de poesía, acerca de cómo, la mirada de un hombre frente a los minuciosos y a la vez espléndidos detalles de la creación, puede convertirse en oración callada y humilde que, en sutil descalcez, revela la íntima repercusión dialogante de esos destellos de Dios, en lo más profundo del corazón, en la celda del alma...
Sin ser poesía de impronta franciscana, sino emergente de una situación poética muy personal del autor, nos dice con sencilla claridad cómo Dios, en la naturaleza, nos entregó la primera escritura reveladora de su ser infinito...
Estas palabras quieren ser una fraterna invitación para penetrar en este ámbito, y recorrer sus misteriosos senderos.
La hermosa creación que tú formaste
es destello que ofrece en su mirada
un humilde reflejo, luz preciada
del amor que a los hombres entregaste
pequeña la semilla que sembraste
en los surcos que aguardan su alborada
se hace pan en la tierra cosechada
y es rica en el amor que le entregaste
la humilde creatura se asemeja
al cantor que dibuja su sonido
intentando imitar a quien lo deja
caminar, en lenguaje que ha querido
expresar al Señor que se refleja
en la voz del silencio agradecido
La luz es el tesoro ambicionado
por los ojos que miran hacia el cielo
por aquella verdad que tanto anhelo
y la vida sublime que he gozado
los rayos de tu amor han traspasado
las oscuras regiones del desvelo
y permiten surcar en raudo vuelo
la música preciada y su cuidado
cuánta fuerza acumula en su camino
quien pasa sostenido en la existencia
por destellos que marcan su destino
y se gozan por siempre en la presencia
de magníficos frutos don genuino
de Dios eterna luz y providencia
Ah, día entre tus rayos aparece
del sol que así comienza la jornada
dando vida a la luz de la alborada
y entregando el calor con que se ofrece.
El monje alaba a Dios en altas preces
el obrero comienza en madrugada
los pájaros cantores su tonada
sobrevolando un mar de ricas mieses.
En el día feliz aparecido
todo enuncia senderos de confianza
en el mundo que vive agradecido
por el sol que permite su labranza
y la fe que en el diálogo surgido
invita a revivir nuestra esperanza.
Manantial que apareces en la roca
inquieto por brindar el agua pura
que se ofrece en el monte o la llanura
y alientas la ansiedad de quien te evoca
eres clara surgente que provoca
saciedad en la sed y tu frescura
alivia al caminar en la espesura
que padece la fiebre de tu boca
tú das luz en el agua cristalina
y alimentas al hombre que requiere
soliviar el ardor mientras camina
es Dios el manantial que el hombre quiere
descubrir, y gozar cuando adivina
que es la sed del amor lo que lo hiere
Hermosura que nutres al sediento
belleza en que te dice la cascada
inmensa densidad que es entregada
en el mar que te eleva con su viento
purificas al hombre que está hambriento
de beber la belleza regalada
por tus gotas rocío de alborada
en arroyo que brinda su alimento
eres místico signo de la vida
que surge en el bautismo porque ofrece
la alegría filial amanecida
y aquél que requerido se estremece
descubre que el Señor da su bebida
porque es Padre y su amor nos pertenece
Agua que corres en el río manso
tú vas libando cual abeja obrera
brisas regalas donde yo a tu vera
busco el refugio cuando aquí me canso
bajas del cerro y en algún remanso
muestras la fuerza de tu andar que espera
ser la vertiente que en la sementera
riegue los brotes en que yo descanso.
eres la vida, prodigiosa fuente
que esparce gotas en el surco abierto
y aguarda clara la visión latente
de la semilla que alejó al desierto
y vive llena de tu voz ardiente
que anuncia frutos en humilde huerto
Agua de vida, manantial de gloria
dame tu fuerza que redime el cielo
riega los surcos que te ofrece el suelo
entona el canto de tu propia historia
con tu luz ilumina la memoria
de quien vivió con inusual desvelo
su duro trance en colosal anhelo
por revertir la paz que fue ilusoria
agua de gracia tu manjar es puro
canta la Pascua que al sediento ofrece
tanta riqueza cuando gime oscuro
regala vida y al que en ti ya crece
dale tu savia cual vergel futuro
para ese tiempo en que el dolor acrece
Te deslizas cantando en limpia arena
y también entre piedras que han rodado
reflejando en las aguas que has llevado
los rayos que del sol dan luz serena
en los hombros del cauce está la vena
de tu agua feliz porque ha pasado
animando en la sed del que ha bajado
a beber la salud que da tu cena
feliz río que tienes la frescura
de cantar el murmullo de tu paso
donde el hombre descubre en la espesura
que tu paz y sosiego en el ocaso
nos invitan a ver en tu envoltura
las canciones que ofreces en tu abrazo
Plantado en una orilla del camino
ofreciendo la sombra al que pasea
el árbol en su estática tarea
cobija al caminante y su destino
su figura es amable al peregrino
que recorre feliz aunque no vea
la distancia que llega hasta la aldea
donde espera gozar un don divino
el árbol que detiene el sol ardiente
protege al mensajero que transita
y alimenta con frutos al que siente
el cansancio que aguarda en honda cita
reponer la energía que presiente
y en el árbol hundir toda su cuita
Árbol de vida que abrevando en suelo
recorres tiempos al buscar tu altura
eres del campo la ilusión que es pura
por ser muy grande tu vital consuelo
anuncias gloria contemplando el cielo
en todo el monte pleno de espesura
por ser tú solo desde tu estatura
cima muy honda que me invita al vuelo
tronco perfecto tu follaje ofrece
color de sombra para el caminante
o fruto dulce que en tus ramas crece
eres cual hombre pequeñez gigante
que da su savia cuando se estremece
buscando espejos en el sol radiante
La sombra se me ofrece en la distancia
y al descanso en la paz con gozo invita
su imagen es capaz de darme cita
y las flores me indican su fragancia
recuerdos se incorporan de mi infancia
de quienes con la voz de su visita
refugiaron mi vida en exquisita
actitud solidaria en su abundancia
la paz de aquel follaje que se ofrece
es humilde techumbre que perdura
en la curva que el sol rejuvenece
cada día en la tarde se apresura
aguardando la noche que aparece
y permite gozar de su frescura
El bosque nos ofrece en su espesura
los árboles, las aves y las flores
el sonido del canto y los colores
que lo muestran vestido de hermosura
animales salvajes... su bravura
recrudece el temor en sus labores
de quien busca en los pájaros cantores
la vida que se ofrece ya madura
en el bosque encontramos reflejada
el alma de los hombres que aparece
envuelta entre el silencio y la mirada
sedienta del cantar, que me enriquece
con hambre de verdad acrisolada
y en busca de la gracia que embellece
La montaña dibuja en su grandeza
y solemne expresión de roca viva
aquel alto ideal que se deriva
de luchar por la vida y su pureza
el sendero del monte y su aspereza
señala el caminar de quien reaviva
el ansia de subir en tierra esquiva
por gozar de la cima y su belleza
la montaña genera en propia altura
la fuerte invitación para gozarla
escalando su luz y su figura
la roca del Señor para alcanzarla
nos exige vivir en la aventura
de morir a la vida y recobrarla
Capilla que te expresas alabando
al Señor que dio luz al firmamento
y eligió tu sendero en un momento
para ser su posada renovando
a quien llega a tu techo caminando
y a Jesús se dirige su contento
dando gracias y gloria en el intento
de ofrecerle su vida trabajando
tu morada es de luz, de luz divina
porque vive en tu seno el que te ha dado
los anclajes y puerta que adivina
la sed del que se acerca ensimismado
el hambre de ese don que no imagina
y el deseo de verse transformado
Divino canto generoso en musas
que ofreces vida en cañadón de estrellas
aleja males con tus voces bellas
cuando el camino de tu tiempo cruzas
nunca te pierdas si en silencio acusas
el desencuentro que se da en querellas
y apagan notas, pues prefieren ellas
callar viviendo a conversar reclusas
feliz el tiempo de quien hoy presiente
que siempre más en clara sinfonía
podrá escuchar tu musical ardiente
divino canto suave epifanía
que vida engendras con tu amor consciente
cobija al hombre con tu melodía
Oh criatura que en el tiempo creces
hijo de hombre que en tu andar revives
eres la copa donde tú recibes
la gracia y dones que en tu Dios mereces
frágil barquilla que en el mar te meces
vasija humilde que con Dios convives
leño que en fuego tu pobreza exhibes
árbol del monte que tu sombra ofreces
es tu pequeña débil estatura
colmo de vida en su glorioso anhelo
de habitar siempre y entonando pura
canción eterna descorriendo el velo
morada simple que el Señor procura
asiento humilde que eligiera al cielo
Pastor que cuidas a la humilde oveja
formando apriscos que confiesan vida
lleva contigo al sembrador que anida
fértil simiente que en el surco deja
porque en su siembra de la noche aleja
los muchos miedos que en la luz nacida
sombras disipan colocando erguida
en las vertientes una voz añeja
rebaño simple al que en amor conduces
dando tu vida cual pastor que ama
clamando hierba que a comer induces
sigue la estrella que tu voz reclama
abreva en vino portador de luces
y busca sombra en la feliz retama
La vida que nos diera regalada
el mismo creador que la ha pensado
es un grito de amor que fue cantado
y estallido de gloria en su alborada
el Padre que nos brinda su mirada
nos invita a vivir su rostro amado
al hacer que esa vida que ha donado
tenga sangre filial participada
oh Jesús que me ofreces la belleza
del amor que define tu presencia
danos paz gozo celo ardor pureza
que permita esperar a tu providencia
conociendo y amando tu grandeza
transportada en las voces de tu ciencia
Mi velero en la vida navegando
se acerca hasta ese puerto que es destino
anochece y nos muestran el camino
las luces que cual voces van cantando
es aquella ciudad que voy mirando
al poder acercarme, peregrino
que confirma el final que yo imagino
en gloriosa belleza transitando
mientras marcho contemplo aquella cima
descubro que es muy corto este sendero
que me falta correr mientras me anima
la luz que hay en el puerto verdadero
invitando a gozar a quien se arrima
en la noche del mar y su sendero
Magnífica grandeza derramada
oleaje cuya fuerza es alimento
camino de aquel barco que sediento
cosecha en tu sendero marejada
tu voz como si fuera la alborada
capaz de provocar en voz de viento
castillos de la arena en el intento
y clamor de las rocas amuradas
oh mar, eres espléndido sendero
que llevas en tus venas y en tus alas
las aves y los peces de tu alero
es tu seno infinito que regalas
en luces a distancia cuyo esmero
provoca la canción donde recalas
Mar azul que alumbrando mi navío
lo conviertes en campo de labranza
guardando tus matices de agua mansa
en el amplio caudal de su vacío
eres meta y andar donde confío
encontrar en secreto la confianza
que me da tu grandeza y su pujanza
cuando vivo tu paz que tanto ansío
tu belleza es candor que se hace vida
por los ojos que miran en tu oleaje
el mensaje que encierra enaltecida
en la senda que guarda tu follaje
le permites al hombre en su bebida
navegar sin temor en tu ropaje
Yo no sé descifrar tu voz divina
mis oídos padecen indigencia
tan sólo por virtud de tu indulgencia
hoy me atrevo a expresar lo que imagina
mi memoria que busca y adivina
el oculto lenguaje de tu ciencia
la gloriosa bondad de tu clemencia
y el amor de tu ser, perla genuina
como niño que llora y que balbuce
tarareo la letra que en su canto
a tu dulce morada me conduce
oh glorioso Señor tres veces santo
apacienta el rebaño que se luce
en tener tal pastor y gozar tanto
Clavel del aire jugueteando cantas
hondas raíces en balcón de cardo
oteando brisas que en su voz de nardo
aroma espacios que en tu luz decantas
flores de brisa las que tú trasplantas
en tu fragancia que impaciente aguardo
y mientras vibras sin feliz resguardo
anuncias viñas que en tu ardor levantas
flores del aire musitar de vida
colores puros en racimo ofreces
genial belleza que a gozar convida
el cielo vibra cuando tú floreces
el hombre canta cuando ve crecida
tu aurora tibia que en el aire meces
Campo que eriges a tu sementera
abriendo el surco que le da la vida
y que en la lluvia del azul caída
recibes luz que la semilla espera
vives el gozo de saber que entera
la humanidad en el amor tejida
agradece tu agua apetecida
caudal nutriente en la feliz pradera
campo bendito que adornado en flores
simples cantos del bien que se entretejen
eres el seno cosechando albores
de tu mies pura donde nunca dejen
de alimentarse con tus mil colores
los hombres simples que su vida tejen
Semilla virgen que en el surco anidas
canción fecunda que encerrada ofreces
producir frutos que en racimo o preces
germina en valles que celosa cuidas
el que ha sembrado florecer de vidas
por siempre goza tus copiosas mieses
cumple su tiempo en el que lo enterneces
en vid madura restaurando heridas.
tu casco es frágil tu misión bendita
y eres muy grande floreciendo arbusto
que es feliz techo pues en él habita
paloma humilde que en momento justo
recala en ramas con su voz que invita
a hollar el centro de tu ser maduro
Un hermoso paisaje luce el suelo
la semilla sembrada en suave adviento
zarandeada en sus plantas por el viento
y aguardando su trilla con anhelo
las espigas suspiran hasta el cielo
en trigal que se mueve, duro intento
y parecen otear el firmamento
como crestas del mar en su desvelo
el trigo me regala su riqueza
es el pan que alimenta mi futuro
generando la vida en mi pobreza
y por fin en recinto tan oscuro
me devuelve la luz de la pureza
el cuerpo de Jesús en pan maduro
La viña que me ofrece sus licores
esboza en el color de la esperanza
el tiempo que me llena de confianza
donde canto tus libres resplandores
en el verde follaje y sus colores
hoy la vid juguetea con su danza
por el fruto que vive en su labranza
cuando estalla la luz en sus albores
oh glorioso viñedo que das vida
manantial de tu vino en que apareces
dulce leño que a tanto amar convidas
vierte siempre tus dones y con creces
gozaremos en tiempos donde anida
tu fruto, este manjar que nos ofreces
Casa de adobe patio de ladrillo
agua de aljibe cual canal de paja
abres tu puerta que es pequeña y baja
dando a la imagen un precioso brillo
eres espacio del amor sencillo
que feliz goza por tu piel de laja
amor vibrando como en frágil caja
cálido canto, notas de estribillo
simple ranchito juvenil pobreza
hogar pequeño de gozosa vida
fruto bendito, germinal riqueza
mi andar sugiere, sed apetecida
de ofrecer vuelos y mostrar belleza
cual tú la sientes, casa bendecida
Cuánta música guarda en los jardines
el color de las plantas que florecen
las fragancias que en ellas amanecen
cual melódico acorde de violines
la flor juega en el huerto cual delfines
que dibujan el aire en que aparecen
y perfuma las vidas que merecen
encontrar el sendero y sus confines
la flor es ese canto que Dios crea
para hablar a sus hijos con ternura
y darles el amor que los recrea
la violeta, el jazmín, la rosa pura
iluminan al hombre en su tarea
y encienden amistad en su hermosura
Silvestres flores en el campo viven
con su perfume de calor regando
la tierra verde que se va alfombrando
con los matices que al vivir describen
humildes flores en cantar que exhiben
dulce concierto que se va gestando
de variedades que se van anclando
y enamoradas en la tierra escriben
gozo silvestre en germinar que asoma
campo dichoso que hilvanando amores
das vida al suelo con humilde aroma
canta la tierra y aguardando albores
se goza el hombre, sembrador que doma
terreno virgen con sus esplendores
El jardín que en los pétalos florece
torna hermosa la vida en su fragancia
nos exhorta a mirar en suave instancia
el destello de Dios que allí se ofrece
cada flor que en el huerto se enriquece
les recuerda a los hombres que en su infancia
aspiren a cubrir esa distancia
de la vida que nace y siempre crece
como flor de un jardín el hombre anhela
derramar el perfume de su vida
y ofrecer la belleza que revela
el Hijo que en la tarde amanecida
encarnó la palabra y como estela
nos ofrece la gracia renacida
Jardín de voces manantial florido
tus flores cantan arrebol de cielo
colores vivos claman en su anhelo
las tiernas plantas que hayan renacido
diversas clases de color crecido
desbordan vida en el profundo celo
de hermosos cantos tras el rico velo
de bellas flores en vergel nutrido
rico jardín que cantas la figura
que se expresa en tus luces y en tus flores
dando voz clara con gentil premura
a los ambientes que sin más colores
gimen buscando en tu graciosa altura
la gloria que regalan tus albores
Volando en flores con veloces alas
vas recorriendo tu jardín que espera
alimentarte como luz que quiera
ilusionarte con la flor que exhalas
jovial imagen jugueteando en calas
en rosa pura y en feliz pradera
vuelas libando, cual canción ligera
entre racimos que tú mismo talas
vives alegre contemplando pura
tanta belleza que ilusión ofrece
y te detienes con vital premura
en la meseta que tu afán merece
pequeñas flores de cristal figura
donde descansas y tu vida crece
Música bella de tu sed canora
claros arpegios de tu nido siento
cálida luz en el jardín sediento
de la alegría que en tu paz aflora
lira preciosa recital que ora
irradia brisas con tu puro acento
gozando vida que regala el viento
a quien escucha tu canción e implora
tu alegre trino nos transporta al cielo
las ramas verdes de algún árbol puro
quieren que poses en su espacio el vuelo
porque cantares de esa voz conjuro
reviven flores musitando anhelo
de expresar su fulgor en trance duro
El viento nos conmueve con su canto
su fuerza es poderosa cuando avanza
anuncia las tormentas con que danza
y cubre el horizonte con su manto
el Espíritu sopla donde hay llanto
esgrime su poder y no se cansa
cual fuerza huracanada que se lanza
y doblega aquel mal que duele tanto
el Paráclito clama en suave brisa
como el viento al final de la tormenta
animando a vivir una sonrisa
porque pudo aliviar en un momento
cual fuego que al soplar el hombre atiza
el dolor del camino y su lamento
Las aves que contemplan nuestra vida
fueron hechas por Dios para que el vuelo
con que surgen cantando desde el suelo
nos enseñen la tierra prometida
con esfuerzo al subir en su partida
elevan su canción, feliz consuelo
por gozar las alturas en su anhelo
de vivir la jornada amanecida
las aves que aletean en la altura
descubren la belleza cimentada
en la luz de los cielos que procura
ofrecer libertad acrisolada
regalarles la vida y su frescura
gozando en el festín de la alborada
Atardece la luz en su sendero
invitando a gozar de lo vivido
la verdad o el amor aparecido
y también esa cruz que yo venero
el día que termina placentero
nos recuerda el final atardecido
de la vida del hombre que ha querido
corretear el camino verdadero
atardece en el sol su luz preciosa
anochece en la paz que fue regada
por la simple mirada laboriosa
del que busca su sol en la jornada
sabiendo que redime con su rosa
el dolor y la noche en la posada
Las nubes que en los cielos aparecen
la llovizna que cae mansamente
convierten a la luz del sol ardiente
en precoces crepúsculos que ofrecen
sensaciones nocturnas porque crecen
los tiempos en que el día lentamente
da lugar a la noche que silente
aguarda los espacios que enriquecen
la morada interior del ser humano
el silencio que es tiempo prematuro
la tarde que reclama el día puro
con esplendor que surge tan temprano
hoy prepara el camino del futuro
de la vida labrada por mis manos
La estrella que guiara mi existencia
es fulgente cual sol en noche oscura
ella sabe la luz que allí fulgura
sin que pueda ofrecer su trascendencia
es un punto feliz en la inmanencia
del que goza adorando su hermosura
y convierte a los seres en figura
que lo expresan humildes, en su ciencia
qué dulce titilar el de la estrella
cuán grande su cantar que se adivina
y qué pura es la noche que con ella
se luce cual acorde que encamina
al hombre que descubre en luz tan bella
a vivir el misterio que ilumina
La música ilumina lo que expresa
la palabra de Dios o del hermano
enarbola el sentido sobrehumano
que se guarda en la letra y su simpleza
nadie puede cantar con gran presteza
si no vive tomado de la mano
de la paz que destruye lo que es vano
en caminos que lucen su belleza
la música es el cántico a la vida
es profunda oración que tanto agrada
y melódica luz ya florecida
salmodiar es orar cada jornada
y expresar la existencia en voz crecida
sintetiza la paz que fue encontrada
En la noche el fulgor de cada estrella
es súbita luciérnaga, aparece
inundando la tierra que apetece
adornarse en la luz que nace de ella
el conjunto estelar produce aquella
sinfonía gloriosa que estremece,
en su humilde grandeza que parece
hilvanar cada albor en su centella
los astros son ventanas de aquel cielo
que aspiramos gozar eternamente
e iluminan la fe de nuestro anhelo
ellos arden con fuegos imponentes,
nos embriagan de Dios en este suelo
y son perlas del sol que se presiente
Oh clara noche que secretos vives
oh tierna sombra que a soñar invitas
aleja al hombre de sus muchas cuitas
y entrega calma al que en amor recibes
tú sabes cuánto en tu cantar revives
en el humilde trajinar que habitas
cuando en la noche te consuelan citas
que en hombre puro tu ideal concibes
oh noche austera por demás gloriosa
donde tu nombre a cultivar conduces
y tus pasiones cual humilde rosa
truecan en gracia donde tú balbuces
un tiempo nuevo que nació gozosa
noche que esgrimes manantial que luces
La noche es el espacio preferido
para ver las estrellas que aparecen
y rumiar las palabras que se ofrecen
en las voces que cantan al oído
es también el momento que ha elegido
el poeta en los versos que florecen
y el cantor en las notas que parecen
silabear el misterio que ha surgido
es la noche la casa cobijada
por ángeles que cuidan con su vida
a los hombres que aguardan la jornada
donde el sol será luz amanecida
en los campos que viven la alborada
y se gozan cual tierra renacida
los campos rebosantes de alborada
gozo eterno en la patria prometida