Este libro fue escribiéndose
a lo largo de los años, pensando
en todas aquellas almas que con
su vida virtuosa, su oración y
su contemplación contribuyeron,
abrevando en la Ssma. Virgen María,
a la extensión del Reino
Canto Señor tu maternal ternura
vivo mi Dios tu sin igual clemencia
celebro el día donde tu indulgencia
quebrara el llanto que enjugó tu altura
camino el suelo donde tu figura
vive la tierra con su trascendencia
llamando al hombre a descubrir su esencia
que nace y vive desde tu hermosura
cuánta delicia deparaste al hijo
que desde el seno de tu luz preciosa
celebra el himno que tu voz predijo
vivo la vida que en tu amor reposa
corro a la cumbre donde muestra el Hijo
tu voz de Padre que nació en la rosa
solo yo quiero conquistar tu seno
y solo ansío deleitar tus ojos
Camino entre los montes buscando alguna rosa
escalo la montaña huyendo de su altura
esgrimo mi palabra que es pobre creatura
soñando con la vida que sólo en Dios reposa
escucho humildes cantos intento en cada cosa
sabiendo del misterio que me habla en su estatura
de grandes maravillas del Verbo la figura
y sólo encuentro migas del pan que mi alma goza
senderos, ríos, montes, luciérnagas que pasan
jardines florecientes, conciertos en su canto
deslumbran por momentos, misterios que rebasan
las horas cotidianas que abrigan con su manto
la sed de tantos hombres que humildes se solazan
gozando la esperanza que enjuga todo llanto
en Dios el hombre encuentra sublime la respuesta
el Verbo es pan de vida, su amor es puro cántico
Dulce camino trajinar de estrellas
el que me lleva a descubrir tu gloria
que con pisadas de mi propia historia
recorro simple en las canciones bellas
el entusiasmo de encontrar en ellas
ecos que viven hoy en mi memoria
dan luz al alma gracia que notoria
germina rosas como mil centellas
oh dulces pasos en feliz camino
oh tiernas luces que en febril mirada
ofrecen vida que consagro en vino
Dios es muy grande dulce su morada
yo soy muy pobre y en feliz destino
vivo en su gloria luz acrisolada
Bello jardín del tiempo aquella aurora
que nace floreciendo en su jornada
de múltiples arpegios inundada
y rosales que anuncian lo que aflora
viven amaneceres que en su hora
mitigan el dolor de una estocada
y deleitan al hombre en su portada
enjugando el rigor de aquel que llora
la ferviente experiencia en quien camina
lo lleva a recorrer gloriosos lazos
inspirado en el canto que termina
y dibuja en su estampa aquellos trazos
que permiten vivir lo que adivina
la fuerza y la pureza de sus brazos
Belleza que te expandes silenciosa
en la pura vertiente que ha regado
rosedales que muestra alborozado
quien tejiera el jardín que presurosa
ostenta aquella flor que bella rosa
en los aires del hombre se ha guardado
y diseña aquel tiempo en que ha soñado
revelar su misterio que hoy reposa
purísima jornada que me enciendes
los pétalos que surgen anunciando
la fragancia y color que tú pretendes
para luego irradiar reconfortando
el perfume vital donde tú aprendes
a vivir en tu rama contemplando
Los mil atardeceres que lucen su pintura
anuncian al eterno el sol que siempre arde
dibujan en colores las brisas de la tarde
e invitan al creyente postrado en tierra dura
los cielos se acercaron mostrando su escultura
al hombre que en el tiempo quisieron en su alarde
gestar con propias luces la nota que resguarde
la luz de la esperanza que sólo en Dios es pura
hermanos de la tierra no lloren por las cosas
que en rápido camino regresan a la nada
y sufren cuando el hombre las cambia por las rosas
tan sólo el jardinero sembró en nuestra posada
guirnaldas de jazmines y humildes mariposas
que lucen en fragancias y en cantos de alborada
Atardece la luz en su sendero
invitando a gozar de lo vivido
la verdad o el amor aparecido
y también esa cruz que yo venero
el día que termina placentero
nos recuerda el final estremecido
de la vida del hombre que ha querido
corretear el camino verdadero
atardece en el sol su luz preciosa
anochece en la paz que fue regada
por la simple cadencia laboriosa
del que busca su sol en la jornada
sabiendo que redime con su rosa
el dolor y la noche en la posada
Arde en mis ojos la feliz espera
en que paciente caminé hasta el seno
de la montaña cuya cima estreno
entre las piedras que en su piel severa
tiempos señalan de vivir la hoguera
del manantial que en el bogar sereno
danza en las aguas y en su canto ameno
vive la gloria de su luz primera
vibran los montes y su voz procura
enardecerme con su majestuosa
estampa verde que ha tallado pura
quien la creara cual ardiente rosa
que fue llamada desde su hermosura
a ser la musa que inspiró mi glosa
Animado en palabra majestuosa
que busca describir horas de cielo
cultivo en el recinto donde velo
luminarias que nacen de la rosa
enaltecen al hombre que reposa
cuando surge la paz en su desvelo
por la libre elección y humilde celo
contemplando la nieve que rebosa
con la clara conciencia de la gloria
el mortal que se entrega hasta la herida
crecerá en avatares de la historia
peregrino que aguarda su partida
descubriendo la huella en su memoria
que conduce a la patria prometida
Alfombra de mi tierra
la belleza en la senda de mi puerto
la violeta y la rosa el jazmín y la orquídea
y aquel monte frutal que se desangra
por servir a la mesa y apagar en quien llora
el hambre agazapado en la pobreza
y reverdece en la espera
la simiente que aguarda en el silencio
y madura en el surco
y descubre que nace con su muerte
yo siento esa esperanza
que anticipa claveles en mi tiempo
y afloran rosedales
que iluminan los huecos de mi historia
esbozo mi alegría
en la cálida tez del horizonte
las piedras en su piel
me entregan el destello amanecido
ah clara melodía
paladear de violetas en mi alma
la flor como la estrella
viva reminiscencia en su perfume
los árboles invitan
a tocar el clamor del firmamento
y las aves que pasan
esbozan en arpegio lo inefable
Rosa que me visitas
adentrada en tus pétalos
inundando mi choza en tu fragancia
recogiendo sonidos que te exhalan
tú vistes mi modesta posada
con la savia serena de tu tallo
toda flor que iluminas
con la fuerza vital de tu esbelta belleza
rosa que me visitas
tu perfume circunda mis espacios
tu hermosura disipa la penumbra
tu porte en humildad está enraizado
tú miras en los ojos de tu seda suavísima
y escuchas deleitando la palabra
tú moras en la médula
del jardín que te elige por su reina
y viertes la pureza cincelada
tú creces cuando miras
y entregas lo que sabes
en rosales transidos de tu joya
y adivinas la hora
del que busca sediento
descansar en la copa de tu planta
La flor aquel anuncio de alegría
que descansa en espacios desiguales
reluce en el jardín donde es sembrada
y palpita en fragancia de rosales
la flor que don silvestre fue creada
conquista la pradera en que se expande
mostrando en su esplendor multicolores
bellezas que suavizan los pesares
la flor que se deleita en la montaña
ilumina su verde cuando nace
se enhebra en la dureza de la roca
y prefiere abrigar crudo ropaje
las flores el ornato de la vida
invitan a gozar en su paisaje
ofreciendo un aroma de ilusiones
cuando el agua las baña en sus canales
la flor esa belleza de la tarde
que impulsa a contemplar en manantiales
la rica densidad de aquella vida
que crece en el amor que arde en el valle
Flor esmaltada la de tu persona
que está de fiesta en el jardín del Padre
faro que ardiendo perfumaste el mundo
María Crescencia
canto alabanzas a tu eterna gloria
busco postrado revivir tu vida
que hoy te celebran quienes te invocaron
dándote gracias
violeta humilde que sembraste rosas
de aquel aroma que te pertenece
donando aquella espiritual infancia
sencilla y cálida
tu amor copioso rebasó tu copa
testimoniaste la misericordia
fiel servidora que aguardó al esposo
virgen prudente
la madre Iglesia conoció tus pasos
enalteciendo tu caudal de gracia
y hoy te venera recitando a coro
Dios es tu palma
Vivo en los remesones del misterio
oteando mi retina solitaria
hacia aquel horizonte que sin tregua
desea que lo encuentren mis sandalias
sé que la tarde gris está clamando
por vivir la suprema lucernaria
que ilumine mi senda con matices
de reflejos postrados en mi estampa
sé que los arreboles preanuncian
jubilosas canciones en mi barca
sé que la noche en el oscuro espacio
dirige los efluvios de mi alma
hasta ver esas luces que pregonan
taciturnas la voz de la alborada
y el astro que se esconde y que resurge
contiene infinitud de rosas blancas
envueltas en los rayos navegantes
que pintaron sus pétalos que danzan
sólo en la densidad del lento ocaso
puede el hombre beber aquella gracia
que lo salva en la paz y en la sapiencia
de atisbar los secretos de su alba
Yo canto en las magnolias
y vivo en el lenguaje florecido
que vibra en su fragancia
esmaltado en los aires
de la rosa sangrante
inducido a beber hojas del viento
paladeando grosellas que nacieron silvestres
y entonando versiones inefables
en los rayos del astro amanecido
en el pálido brillo de la estrella sedienta
de entregar aquel fuego que la anima
musitando en su voz aquel misterio
que pulula sonriente y amanece en la noche
oscura en la templanza de la luz que la envuelve
camino sin fronteras
apagando espejismos que me enlutan
encendiendo el candil
que dispersa la sombra
el puerto de la aurora
aguarda en el vergel de la añoranza sublime
y el agua del rocío
derrama aquel fulgor
que surge
Cual bellos rosedales
reviviendo canciones
de mi simple canoa peregrina
que en sencilla premura dibujada en el mar
compartió con estrellas inefables
la verdad increada
encendida en las voces del amor desangrado
bebí la savia pura que rescata mis cauces irredentos
he volado en el aire del espíritu
que conduce a vivir la belleza de un dios que está escondido
y encontré maravillas de su ser
redimiendo y amando y desbordante
contemplé la visión insospechada
que surcó mis oídos para hablar su figura
infinita y pequeña como la voz del ave
que en gorjeos pronuncia la vida que nació en alto nido
y elevando presagia la gloria postrada en alba cima
y sólo escuché canciones
melodías del aire sinfonía sublime
un cántico final que ya me apremia
y pude ver esa rosa sangrante que palpita
irradiando perfume incontenible
germinando en los huecos del amor
revelación insospechada
de nostalgia celeste
que impregnó con su amor la canción trinitaria
y recogí los pétalos
en caudales de brisa transparente
los racimos que abrigan
mi sediento misterio
y aguardo embelesado
la distancia de Dios en la senda del Hijo
mi respuesta infantil a las voces del Padre
la palabra que entona
alabanzas transidas de silencio...
...
Oh bendito Señor que me creaste
oh sublime creador que me escuchaste
oh glorioso sabor el de tu vida
preñado de tu sol
Entona el ruiseñor su melodía
revive en arrebol la fe postrada
el bálsamo apacigua en la estocada
y renace quien viera su agonía
hay jazmines en medio de la ría
que crecen perfumando su morada
la rosa que navega en la cascada
renueva la fragancia que moría
conquisto la cosecha en sus albores
esparzo la semilla que alimenta
y aguardo en la raíz aquellas flores
que nacen en vergel donde apacienta
el hombre la quietud en sus labores
y el Verbo los misterios que sustenta
En un silencio vespertino
pude escuchar el regocijo que se explaya
en el murmullo de los árboles
y en la riqueza del vergel que vio su llama
enardecido en cada flor
fuera la rosa, la violeta o la retama
pude escuchar aquel gemido
de la jornada que culmina en lontananza
y aquella música celeste
que han entonado en el ocaso voces cálidas
pude vivir el fiel reclamo
que las estrellas expresaran en su estampa
para alumbrar como luciérnagas
la azul esfera que sus luces aguardara
quise escuchar el canto simple
de la belleza en el crepúsculo y su brasa
pude rumiar las confidencias
que me expresara algún enfermo en su posada
y redimirlo con intentos
de compartir su pesadumbre que me alcanza
en un silencio vespertino
siento clamar como la voz de una campana
por el secreto que me entrega
mi propio ser que es aprendiz de lo que guarda
para entregarlo asimilado
a quien reclama aquella rosa que soñara
El Verbo de mi Padre
ha creado la rosa en su vertiente
colmándola de pétalos
perfumados que cantan porque esplenden
matices de la flor
anuncian que su vida es don creciente
y el Verbo que ha creado
impulsa cada paso en la simiente
tan sólo su grandeza
puede dar los colores que aparecen
vigorizar la planta
y allegar a su vida nuevas mieses
insignes creaturas
hoy prolongan la voz que fue naciente
y enarbolan rosales
de distinta riqueza que hoy emergen
inundando el misterio
del amor que hace puro lo que crece
Hoy quise descubrirte
en medio del jardín, divina rosa
para verte y decirte
en música armoniosa
que tu amor es la joya más preciosa
Señor de la montaña
que diriges tu luz a su sendero
cuán pronto aquí se engaña
quien deja el vertedero
que da el agua en el monte que venero
das vida a los trigales
y alimentas la tierra y la semilla
adornas los rosales
moldeas toda arcilla
que se ofrece a tu amor blanda y sencilla
tú vistes a las flores
que en fragancia se expresan silenciosas
tú llenas de colores
los lirios y las rosas
y buscas aquel ramo en que te posas
los árboles frutales
necesitan tu vida en cada planta
entregas a raudales
la savia que allí canta
produciendo el frutal que se agiganta
Los pájaros cantores
y las aves que van en raudo vuelo
son frutos y son flores
que habitan este suelo
y al volar nos invitan a tu cielo
tú sólo eres la gloria
que ofrece sus destellos cual figura
y grabas la memoria
del hijo que procura
en tus surcos vivir de tu hermosura.
El rosario que llevo en frágil mano
es precioso instrumento de alabanza
sus cuentas los rosales donde afianza
la plegaria al Señor en cada hermano
desgranando el misterio sobrehumano
de Jesús y María en su labranza
acaricio el rosario en la confianza
de alcanzar cuanto ruego por mi hermano
el rosario, la mano de María ...
me aferro a su bondad que es inefable
y conduce hasta el sol del mediodía
sencillo itinerario inexpresable
soy orante que busca en su armonía
su poder que es bastión inexpugnable
el rosario en sus perlas recorrido
mi fuerza y manantial porque hube orado
Rosal de mis poemas que edificas
mis versos la tonada y su envoltura
y llevas al vergel donde se amura
su raíz que ambiciosa plenificas
rosal donde a tus pétalos dedicas
suprema la versión de tu figura
cuando el hombre a tu ser se configura
respondiendo al amor que tú radicas
es sublime Señor tu blanca rosa
que me lleva a beber en tu pureza
y conquista las voces de tu esposa
insondable e irradiante tu belleza
donde el hijo ferviente en ti reposa
y adorando comulga de tu mesa
Anduve en surcos cuya voz fue el canto
y sé del canto que en el surco nace
al dar la vida por el que renace
en nuevas mieses que añorara el canto
cubro mi piel si me estremece el canto
con el aroma de la flor que nace
de aquel vergel que en soledad renace
y unió fragancias en supremo canto
vibra en la tierra la matriz preciosa
que se engalana con su seda pura
y vivió en cauce que sembró su rosa
toda la tierra en su feliz ventura
entona salmos porque el hombre goza
aquel misterio de su voz madura
Canto el aroma que nació en mi rosa
siento la fuerza de aquel denso fuego
que fue encendido cuando dócil brego
buscando el cielo en la quietud que esboza
contemplaciones de la esbelta rosa
engendra el aire que fraguó mi apego
a remontarme cuando corro y juego
por aprender lo que enseñó mi rosa
sé que la noche en coloquial bandeja
va iluminando y matizando versos
que el hombre experto al encontrar festeja
pues el dolor de recibir adversos
aquellos tiempos cuya voz se aleja
clamando días de aletear inversos
canto al aroma que nació en mi rosa
reflejo puro de un andar sereno
I
El amor que me ofreces generosa
es de madre, patrona y abogada
que en naciente piedad tu luz amada
encendió los ciriales de tu choza
yo te canto feliz porque reposa
mi certeza en la fe de tu mirada
que surge en tu figura venerada
y alumbrará la tierra en que se posa
la estirpe primordial de antiguos rollos
reconoce tu imagen pionera
que aparece venciendo los escollos
el Pago del Rosario te venera
y descubre en tus rosas y pimpollos
tu presencia fundante y misionera
eres madre aborigen y secreta
del vasto rosedal que ardió tu nombre
Es jornada de gloria
los pájaros esbozan villancicos
los pétalos contemplan
al autor de la vida emancipada
el jazmín floreciente
transmite su fragancia enmudecida
los jardines ensayan
con sus flores las notas de un concierto
los esbeltos cipreses
zigzagueando con ritmo amanecido
las mieses en el viento
ensayan una danza en sus espigas
la simiente soleada
se dispone a crear desde la sombra
el capullo se expande
y sueña regalarnos una rosa
Dejo cantar en los maitines
la poderosa densidad que está en la rosa
donde el descanso se me ofrece
como el remanso que aligera cada aurora
dejo vibrar mi sentimiento
que me aprisiona señalando en voz canora
las maravillas que regala
el escultor en pinceladas que atesora
la multitud de creaturas
que develando su belleza nos exhortan
a contemplar al ser supremo
reconociendo que es autor de cada cosa
y enardecida por su brillo
canta al Señor por su esplendor de eterna rosa
Con paciente certeza
aguardé
que el rosal me brindara su perla
que lloviendo sus pétalos
y en sublime fragancia
se dispone a ser pan
del hombre que atravesando su figura
con potente firmeza fecundante
le exige una espera imprescindible
resistiendo a los vientos que ruedan por los cielos
aguardando imposibles
esgrimiendo su audacia entre los surcos
que son cuenco de vida
contemplando
y descubrí que la voz de la tierra reclamaba el silencio
y la fértil pradera pronunciaba palabras prometidas
y recogí en la senda
esmaltado pedazo de aquel cielo
que anunciando lo eterno
hoy procura su canto
que permita habitar en la esperanza
alimento del alma
y vital armadura que vence
Entre espinas y flores
y entre sombra copiosa y la sequía
en mi prado
camino por los vientos que amanecen
impulsando las velas
orientando las brisas que transcurren
desvelando preciada la faz del sembradío
y quietud en el aire que la tormenta arrastra
bonanza de las nubes
y la paz de aquel bello sol de estío
que se desplaza en sus andariveles
y aspiro a revivir
la tierra que la escarcha hubo bañado
y el surco que apetece una tibieza
entre noches y días alumbrados
camino con los pies enardecidos
conquistando el encuentro
que celoso me aguarda
por ofrecerme en la soñada mesa
donde vea nacer mi propia rosa