El agua que está viva


INDICE

   La brisa

   Lo que sembró el destello

   El cantoral que sueña

   La cuna de mi canto

   El zorzal

   Contemplo esas cumbres

   El secreto del monte

   Busco postrarme

   Apaciguando mi sed

   Mi certeza

   Agua pura que bajas

   El anuncio del nazareno

   Nostalgia de mi campo

   Diáfana pureza

   Mi sendero

   La gloria y la muerte

La brisa


Vi que la noche en su caudal guardaba
gratos recuerdos y fecundos lares
que maduraban en oscura selva
para mostrarse en mi precario valle
he contemplado con afán de niño
los pensamientos que la noche trae
diseminados en el tiempo fértil
siempre dispuesto a cosechar verdades
que hacen del hombre aquel actor que encierra
esa experiencia que feliz extrae
de su sendero y sus cavilaciones
donde ha forjado su eficaz ensamble
con trascendente realidad que busca
esa mirada en que los ojos traen
los grandes tiempos y floridos montes
donde descanso en mi pequeña nave
y vigorizo mi esperanza cierta
de aquella brisa que recorre el aire


 
 
   
   

Lo que sembró el destello


Siento que el cielo se allegó a la tierra
para abismar a quien bebió el anhelo
de conocer la fulgurante esfera
y recoger lo que sembró el destello
del astro puro que nació en sus luces
y se durmió cuando surgió mi sueño
siento que el día agradecido muestra
las maravillas que en su tiempo fueron
iluminadas por el sol que alienta
aquella cumbre que encendió mi celo
por encontrar la placidez que entrega
la primavera cuando baja el cielo
a dibujar en el vergel del hombre
el rostro vivo de quien es su dueño
y salmodiar como las aves cantan
las latitudes del amor que es leño
de la bondad con que la historia pinta
los episodios que pintaron versos
donde el poeta descubrió su vena
que madurara cuando ardió su vuelo


 
 
   
   

El cantoral que sueña


Late en mis ojos esa luz celeste
preludio claro de mi patria nueva
que me ilusiona con su tez preciosa
y compromete mi jovial tarea
porque palpita en el pesebre humano
vivo concierto que la paz encierra
al evocar al buscador de joyas
hasta encontrar la diminuta perla
feliz el hombre que en su afán percibe
esa riqueza que apacigua guerras
y se convierte en el frutal que logra
aquel sustento que engendró la tierra
y ha madurado hacia la eterna joya
que glorifica su inmanente estela
y es el anuncio de la misma gloria
que ha seducido a quien camina en piedras
para invitarlo a levantar sus ojos
y recibir aquel jornal que espera
quien ha buscado la sublime página
donde Él escribe el cantoral que sueña


 
 
   
   

La cuna de mi canto


Recordando renglones que escribiera
cuando quise admirar una cascada
descubrí que el sendero era sinuoso
y rico en madreselvas que mostraban
la belleza que vive en cada flor
que ha nacido en el monte y en su falda
como claro ornamento de la cumbre
y feliz bienvenida a quien la alcanza
valiente quien se apresta a conquistar
alturas que prometen su posada
como meta que busca el alpinista
sin temer el sufrir cada estocada
que le brindan las piedras al subir
o la espina mordaz y agazapada
porque es precio pequeño aquella herida
cuando logra advertir lo que le aguarda
y en la cima del monte podrá ver
el vuelo de las nubes que trasladan
manantiales de vida en sus alforjas
y blancura en su piel acrisolada
y también a los cóndores que anuncian
con su vuelo el rigor de la batalla
que esgrimen con los vientos que presionan
por hallar el quebranto de sus alas
y la fuerza certera de esas aves
revela aquellos triunfos que aguardaban


es la cima la cuna de mi canto
y la mística fuerza del poeta


 
 
   
   

El zorzal


Recojo la fragancia de la tarde
cuando el astro se muere con sus rayos
y gozo los recuerdos que en el día
permiten entonar notas de salmo
es preciso el descanso que permite
dialogar con los sueños que pasaron
que reviven los pasos recorridos
y alegran por los tiempos esmaltados
no sabría en las páginas del hombre
ignorar la riqueza de sus trazos
ni morir a recuerdos inefables
sin que sufra carencias y rechazos
he querido vivir como sonríe
el zorzal cuando entona en su badajo
canciones que lo alegran en su vuelo
y permiten gozar su propio parto
donde añora en la música su trino
pero vuelca el amor en su peñasco


 
 
   
   

Contemplo esas cumbres


He cantado Señor tus maravillas
y contemplo las cumbres de tu monte
donde vives y aguardas suplicante
la presencia del hijo que en sus odres
llenará su vacío con tu gracia
cuál cantaros que crecen hasta el borde
pues tu amor en tus aires se regala
y entregas las riquezas de tus dones
a quien vive en tu ser humildes ruegos
y aspira a conquistar lo que propones
la divina amistad que tú regalas
y un llamado a morar en tus albores
que algún día serán gloriosa prenda
de quien supo aparcar en ese monte


 
 
   
   

El secreto del monte


Quise vivir entre los cerros
y contemplar hasta saciarme en alta cima
de la belleza de la tarde
que se engolfara en el jergón de mi retina
pues contemplar es descubrir
glorias ocultas que en el monte están ceñidas
al esplendor de su estatura
en esa clara densidad que se adivina
con la mirada que penetra
en lo profundo de aquel monte y vaticina
ese misterio que es la sombra
y es la riqueza de aquel agua que está viva
y ha de mostrarme en la vertiente
que se deshoja en los canales que la abrigan


 
 
   
   

Busco postrarme


Busco postrarme al divisar sonriente
las maravillas que la tierra guarda
el universo que en su esfera aguarda
la noche oscura que en su tez ardiente
alumbra el cielo que en su voz potente
invita al hombre cuando el hombre tarda
a escuchar luces en fogón que arda
hasta encontrar en su vivir la fuente
de la alegría en el humilde canto
y aquella paz que le prodiga el viento
o excelsa luz que rutilante asoma
para tejer un purpurado manto
con que cubrir en la mañana atento
aquel invierno que entregó su aroma


 
 
   
   

Apaciguando mi sed


Viaje que me prometes
iluminar mis ojos con tu fiesta
apaciguar mi sed
y el descanso que aguardo
el alba ya naciente
ofrece su jornada sin fronteras
aquel eterno día
envuelto en esa gloria que se espera
tú vienes a invitarme
a vivir la experiencia de tu senda
y sabes que he buscado
inundar con tus flores mi carrera
te propones brindar
las espigas que anuncia la cosecha
y el trigo que transforma
la sed que ha padecido mi existencia
en tu viaje me enseñas
los matices del tiempo que se acerca
y me llevas cantando
a colmar mi sendero en tu pradera


 
 
   
   

Mi certeza


Camino en la certeza de beber
en cascadas cristalinas
el agua transparente
que se precia en sanar mi sed profunda
el manjar que yo bebo
es la voz inmortal del agua viva
que no admite descanso
porque sabe que al hombre lo conquista
sonriendo a su sed
y encendiendo en su cuerpo nueva vida
que introduce en umbrales
de eterna variedad en su riqueza
el agua me sumerge
en honduras que allegan al misterio
y no sabe callar
la belleza fontal de su destello


 
 
   
   

Agua pura que bajas


Agua pura que bajas
naciendo en la vertiente de mi cerro
tú regalas manjares
que guardas en la alforja de tu seno
y tú apagas la sed
de quien sabe correr tu propio velo
y eres luz del que llora
y encuentra en ti la paz el que sediento
descubre tu riqueza
y añora recoger gotas de cielo
porque sé que eres agua
que proviene de alturas y es destello
del Padre que redime
y bautiza a quien busca el vertedero
que nace en la vertiente
y culmina en el mar con su velero


 
 
   
   

El anuncio del nazareno


He guardado secretos
que colmaran mi tiempo
y he sabido callar
lo que impone el silencio
que son flores diversas
y ornamentan mi pecho
o pequeñas espinas
en mi frágil alero
he sabido que hay hombres
que no miran su cielo
y defienden sus ídolos
que enamoran su seno
la esperanza procura
cobijar su desierto
y enseñar que hay verdades
relatando conciertos
sólo pide el Señor
que en oídos atentos
escuchemos su voz
que enardece los tiempos
y vivamos la gloria
que anunció el Nazareno


 
 
   
   

Nostalgia de mi campo


He podido sentir mi propio campo
descubriendo en el surco sus tesoros
que son vivos recuerdos de la tarde
y frutales bebidos en su tronco
he buscado rumiar esa palabra
que en páginas humildes yo recorro
y fueran una luz que ha proyectado
su fuerza en mis caminos ardorosos
el árbol me ha enseñado con su sombra
a buscar el silencio y el reposo
y al comer su alimento que es pequeño
me recuerda aquel pan que tanto añoro
y el pájaro en las voces de su canto
supo hablar de aquel diálogo sonoro
en labios de los hombres que contemplan
y buscan exclamar aires de asombro
pues encuentran belleza en este campo
y la luz y el amor como tesoros
hoy recuerdo el ardor con que en mi tierra
aprendí a caminar y en cada sorbo
encontré la fragancia de las flores
y el calor de familia en un rescoldo


 
 
   
   

Diáfana pureza


Hoy camino en silencio contemplando
el paisaje encendido en lontananza
y aguardo mi llegada hasta su fuente
para luego vivir entre sus brazas
y sueño con los montes elevados
con la nieve y el sol que se desgrana
por bañar con su faro aquella cima
que anuncia en las alturas a quien llama
a viajar con los ojos hasta el cielo
por volver reluciente la mirada
que permita en su diáfana pureza
advertir la belleza de la zafra
que cual médula nunca se adivina
sin podar la rudeza de su máscara
hoy camino sabiendo que el sol brilla
y enciende los colores en mi barca
donde todo se viste con sus rayos
que ofrecen los matices de su casta
oh bella creación que me apacientas
y entregas tu riqueza en mi posada
tú cantas de tu autor la trascendencia
y percibo su voz entre tus llamas


 
 
   
   

Mi sendero


Sé que el sendero es mi desierto
en este campo jalonado de riquezas
y aquel espacio en que me expreso
va descubriendo el horizonte que se acerca
y entre el cansancio y una pausa
vivo feliz en la esperanza de la meta
que son plateados ventisqueros
o jubilosas madreselvas que se allegan
naturaleza polvorienta
tú me convidas con manjares y diademas
cuando el desierto ya fenece
porque ha podido conducirme a la represa
donde mi sed ya se disipa
y puedo ver aquel verdor que me recrea
con esos pétalos que llueven
desde aquel puro rosedal hasta la tierra
yo pienso en ver esos destellos
que en infinita plenitud vive el que crea
las maravillas de mi tiempo
al anunciar con su tezón la vida nueva


 
 
   
   

La gloria y la muerte


Muerte que llegas a mi vida
a culminar de mi existencia su carrera
y me conduces a asumir
ese supremo acto de amor en esta entrega
por el despojo que me pides
de todo bien que me abrigara en esta tierra
y en este tiempo necesario
para poder ensimismarme en mi faena
hoy tú me invitas a vivir
la soledad en las renuncias que me esperan
por puro amor en un instante
donde he de ver aquella luz que centellea
en el espacio de ese cielo
donde el amor y la verdad son sus estrellas
y en comunión con mis hermanos
podré cantar en la concordia verdadera
eres la puerta engalanada
que con el soplo de mi mano abre su tea
y me permite aquel ingreso
que he de gozar para comer aquella cena
y es la promesa de aquel cielo
donde la herencia está en la gloria que es eterna