Recodos del silencio


INDICE

   Recodos del silencio

   Honda calma

   Oigo Señor tus campanadas

   En desolados horizontes

   Callan las notas de la tarde

   Entusiastas arpegios

   La nube en el arca

   Atardeceres de mis tiempos

   Pude escuchar tu pensamiento

   Aridez del desierto

   Sencillo campo

   He de vivir en el silencio

   El horizonte

   Esplendoroso repertorio

   La noche taciturna

   Aquella cuesta

   Abrevo en la colmena

   Cálida noche

   Estelares visiones

   Estampando anhelos

   Anuncios de la tarde

   La fuente que adivinando…

   Versos de la tarde

   La nieve en la cumbre

   Contemplo las orillas

   Señor de la mañana

   Felices los que lloran

   Fervoroso pastor

   Misterios del silencio

   Atardeceres de silencio

   El silencio y la palabra

Recodos del silencio


En los recodos del silencio
he madurado recitales que han bañado
en su destello el pensamiento
que pernoctara en los abismos de mi canto
he revivido en los versículos
que han esparcido su riqueza en cada tramo
de la existencia que recala
en cada fiesta donde nace y muere el astro
he recogido en una lluvia
gotas que caen generosas de lo alto
y he descubierto en algún cisne
la luminosa densidad que vio su parto
he caminado sin cansarme
por conseguir aquel efluvio del descanso
y he comprendido que la tierra
nos da sus huellas para andar también descalzos
solo recito en gratitud
aquellos himnos que encendieran mi pasado
y aquel acorde silencioso
donde le canto al hacedor que me ha creado


 
 
   
   

Honda calma


He de vivir en honda calma
porque me abriga el ruiseñor en su armonía
y he de brincar cual ágil gamo
que se desliza jugueteando melodías
busco mirar embelesado
la eterna gloria que me guarda su alegría
y he de cruzar aquel desierto
que me devela esas mercedes que convida
a redimir horas de sombra
y a texturarme en la confianza que me inspira
una luciérnaga en la noche
y aquellos cóndores que vuelan en el día
soplo divino es la sorpresa
de quien anuncia la vertiente que suspira
por enseñarme su bonanza
que en su raíz amortiguara mi fatiga
alabo a Dios que contemplando
acariciara mi plegaria matutina
y ya en la tarde y su crepúsculo
sabe mostrar que el día nace en su agonía
gracias expresan mis anuncios
relampagueantes cual destellos que marginan
toda inquietud en pos del cielo
que en su morada me promete la partida
he recorrido y para siempre
en el candor de aquel amor que me cobija


 
 
   
   

Oigo Señor tus campanadas


I


Oigo Señor las campanadas
con que tu torre me apartara de mis sueños
y oigo las voces del badajo
en esta celda de mi alma donde muero
sonidos puros de tu amor
que me reclaman revivir un nuevo tiempo
música viva de tus ojos
que me reclaman pernoctar en tus encuentros
quiero acampar en esa escucha
que abre mi ser a extraños ecos de un concierto
donde descansa mi fatiga
y donde puedo conocer tu mar abierto
es tu palabra la que escucho
en el humilde despertar de mi aposento
es la ternura de tus voces
las que me invitan a beber flores del huerto

II

sueño en la noche lo que vivo
en la mañana cuando surges como el viento
en ese impulso misterioso
el que me lleva a descubrir lo que presiento
es tu llamada silenciosa
aquel oasis que ha enmarcado mi terreno
la que me enseña en su esplendor
la eterna luz que me regalas con tu aliento
sé que me buscas y te busco
con la certeza de encontrarme en tu misterio
y deslumbrado por tu gracia
reflorecer en la jornada que comienzo


 
 
   
   

En desolados horizontes


En desolados horizontes
arde copiosa la esperanza y su consuelo
y en el andar de su alegría
esa esperanza se enriquece en mi deseo
en esa noche del camino
cuando se apagan mortecinos los helechos
suenan auroras irradiantes
que me aproximan a la cuna de mis sueños
no he de morir a la esperanza
aunque naufrague en el furor de oscuros vientos
y he de soñar alborozado
porque una estrella y su candor brilla en mi seno
y luminosa no permite
que el resplandor en su osadía se haya muerto
la luz del astro me ha bañado
y contemplando aquel fragor su fuego advierto
que se ha expandido por el orbe
aproximando en su calor al forastero
porque el sustento de su ser
es entregado a cada hombre en su velero
y la esperanza abre sus alas
para volar sin reparar en el sendero
hasta mirar el horizonte
que embelesado por mis ojos queda abierto
a mis intentos que pretenden
acapararlo al caminar o en alto vuelo
por la esperanza habré podido
reconquistar toda razón de desconsuelo
y en la confianza renacido
quiero colmar con mi bagaje mis anhelos


 
 
   
   

Callan las notas de la tarde


Callan las notas de la tarde
y en el crepúsculo contemplo melodías
que generadas en el tiempo
han de elevar en aleluyas su alegría
la noche aguarda el pensamiento
que se perfila en los andares de su día
para abrigar sus ilusiones
y amanecer en la posada o en la cima
escucho armónicos acentos
que se encarnaran en la paz que se aproxima
camino en pétalos que claman
por insertarse en la belleza repentina
con esa luz de la mirada
que sabe ver el musitar de la vendimia
y el fruto que arde ya maduro
se ha complacido en germinar de la semilla
he comenzado mi paseo
en el intenso trajinar de mi barquilla
rumbo a la costa silenciosa
enamorada de la gracia de la vida...


 
 
   
   

Entusiastas arpegios


Entusiastas arpegios
alumbran mi existencia
coloridos esfuerzos
secretos me revelan
relucientes estrellas
en mi techo se esmeran
y ofrecen sus fulgores
en marcos de una esfera
transitando senderos
que nacen en la piedra
del monte en su designio
de entregarme su cena
descanso en el recuerdo
de tiempos que se esmeran
en alumbrar la noche
con fuego que no quema
la tarde se desliza
y duerme polvorienta
recordando el paso
que surgiera en su huerta
y entrega generosa
las voces que se expresan
al son de gratitudes
y en música deleitan
la vida del concierto
cantado por estrellas
que irradian luz de gloria
felices porque acercan
al niño y al anciano
y al hombre en su pobreza
a divisar el monte
y transitar sus huellas


 
 
   
   

La nube en el arca


La nube que en el arca apareciera
adoraba la mística presencia
del Señor entregándonos la herencia
que añoraba el mortal en su litera


la nube se desliza en esta esfera
cobijando en los hombres su dolencia
y entregando aquel sol su trascendencia
hoy señala los tiempos de la espera


el Padre que regala eterna alianza
y escribe en una piedra el pensamiento
que proclama el profeta y su alabanza


y Jesús nos regala el nuevo adviento
por el don del Espíritu y su alianza
que me inunda de amor en mi aposento


 
 
   
   

Atardeceres de mis tiempos


Atardeceres de mis tiempos
han denunciado misteriosos relicarios
que cobijaron silenciosos
distintas horas que sortearon su embarazo
atardeceres de mis días
han permitido descifrar mi propio casco
que en el sustento de la gracia
supo esgrimir la ceñidura de mi canto
oigo rumores del rocío
que en un atisbo de placer mojó mi rastro
y culminando en su faena
me permitió regar el cielo que yo aguardo
sonoras voces del estío
se multiplican cual jinetes en su prado
y alucinadas por su brillo
robustecieron con sus notas mi descanso
la luna nueva es confidente
de aquel secreto que anulara mi cansancio
y las estrellas elocuentes
dicen que el hombre en su misterio es como el astro
que se expansiona cuando expresa
la multitud de su sapiencia entre sus rayos


 
 
   
   

Pude escuchar tu pensamiento


Has albergado tu sapiencia
en la humildad que me revela tu palabra
has conquistado cada fibra
que reconoce los fulgores con que hablas
pude escuchar tu pensamiento
pero no supe descubrirte en la mirada
porque en la noche y su penumbra
me fue imposible revivir cantos del alba
he visto lúcidas verdades
que enardecieron con su amor mis añoranzas
y no he podido comprender
todo el misterio que recita tu jornada
...
Hoy te he buscado jubiloso
aunque no viera al sembrador y su coraza
y amenazado por la duda
quise volar por ver la rosa enamorada
aquella rosa que me enciende
en su color y en su calor entrelazada
para abrigar tanta enseñanza
que como pétalos inquieren su mañana
...
He de callar en humildad
porque mis ojos se han cegado en tu posada
y sólo aspiro tu perfume
sin contemplar en tu rosal aquella llama
que apareciera en el silencio
que en la quietud de la oración forja mi alma


 
 
   
   

Aridez del desierto


Es la aridez de mi desierto
en las arenas calcinadas por el fuego
que con la sombra de la noche
se transformaran por el frío en hosco invierno
es el calor el manantial
con que es bañado el arenal en propio riego
y aquella gélida morada
es en la noche invitación para mi ruego
corro buscando la ribera
donde el camino finalice en algún puerto
y en ese oasis encontrado
sé que me esperan los frutales del sosiego
he pernoctado en sus arenas
donde escuché las confidencias del silencio
he transitado en esa espera
que me permite contemplar huellas de un templo
donde ha pasado entre las dunas
entrelazando sus verdades el maestro
aquél que mora en lo recóndito
acompañado por las fieras en su intento
de redimir con su presencia
la cruel dureza que las rocas esparcieron
vivo soñando la belleza
con que me arrullen al final de este destierro
las imprevistas madreselvas
que han encendido la belleza de su fuego


 
 
   
   

Sencillo campo


Sencillo campo que viviste un día
del trigo fértil que entregó el tesoro
de su alimento que jadeante imploro
en cada espiga cuando amanecía


sembraste el tiempo donde la alegría
pudo elevar su singular decoro
y resguardar en sonreír sonoro
aquella noche cuya voz moría


campo de mieses y de luna llena
vergel adusto en admirable cena
dando el sustento al que habitó en tu casa


yo te recuerdo cuando el tiempo pasa
y la nostalgia en su rigor me abrasa
y allega al alma aquella infancia plena


 
 
   
   

He de vivir en el silencio


He de vivir en el silencio
aquella humilde majestad de la palabra
he de guardar en frágil cofre
esa verdad que arde gloriosa cuando llama
la voz sublime que se empeña
en que descubra las vertientes de su gracia
ese fulgor que misterioso
arde en los pétalos y encuentra su fragancia
he de vivir en el silencio
aquella simple vocación de la palabra
donde el Señor que la pronuncia
busca varar en lo escondido de mi alma
donde alimento lo que expreso
porque he vivido en el brocal de su ensenada
y he descubierto que callando
crece el misterio contemplado en la añoranza
el hombre escribe su andamiaje
en la paciente lentitud de su nostalgia
y cuando calla su lenguaje
arde la voz que se afincara en su coraza
callando aguardo que en su Verbo
el ruiseñor en sus portales me abismara
y de raíces invisibles
surjan las letras formuladas en palabras


 
 
   
   

El horizonte


He divisado el horizonte
que me entregara las visiones de su arco
entre las luces de la aurora
y el prominente despertar del nuevo ocaso
he renovado mi esperanza
cuando en la nítida mansión de su holocausto
ya se despide moribundo
para estrecharse con la noche en su regazo
he de vivir el horizonte
y la brillante sensación de cada tramo
amalgamando cada hora
hasta el final de la jornada que la atrajo
en esa línea sin fisuras
él me recrea al invitarme con su faro
y hace vivir en las labores
y hace crecer hasta morir en su embarazo
donde su luz ya mortecina
anuncia el tiempo de estallar en otro campo
donde el misterio me aprisione
en el silencio del anuncio que reclamo


 
 
   
   

Esplendoroso repertorio


Esplendoroso repertorio
aquel clamor de los que lloran sus espinas
que don del cielo nos exige
ser la defensa de su tiempo y sus fatigas
aquel regalo misterioso
ha permitido contemplar en hora esquiva
el sol precioso que en la tierra
se nos concede cuando Dios sembró la vida
en lo profundo del océano
y en las galaxias que a mirarlas nos convidan
en la sencilla mariposa
y en los rebaños que han anclado en honda dicha
contemplo montes y frutales
y sus vergeles que en sus árboles musitan
reverenciando latitudes
que han perfumado el campo agreste en que recitan
la creación que liberada
brinda el aroma de las aguas que visitan
vida sin par es la del hombre
enaltecido por la fuerza de su brisa
que recogiera su misterio
para cantar sublimes silbos de la cima
allá en el cuenco luminoso
donde aparcara el creador en su fatiga
por encontrar el agua pura
que en el bautismo generara la partida
hacia la cumbre que infalible
aguarda ver los invitados a la cita
y entre manjares de la gloria
amanecer en aquel sol que nos cobija


 
 
   
   

La noche taciturna


Sé que la noche taciturna ahuyenta
la majestuosa claridad del día
y cada estrella con su voz espía
y en cada sombra guarecerse intenta


y entrega el brillo en esa noche lenta
que disipara la cubierta fría
de aquella casa cuya trama ansía
beber el fuego del hogar que alienta


sólo el calor en la nocturna espera
es anhelado con la luz nacida
que se perfila en la celeste esfera


y será el fruto que la aurora cuida
acrecentar en la jornada austera
y resguardarla donde ancló su vida


 
 
   
   

Aquella cuesta


Quiero vivir aquella cuesta
que se encontrara con los aires de la altura
para empalmar mi pensamiento
con esas voces que en los cielos se dibujan
en esa cuesta silenciosa
vive el esfuerzo de escalar lo que se escucha
y en sintonías viscerales
ensimismarme en la frondosa arquitectura
sé que subiendo por su huella
he de encontrar un manantial que en agua pura
ha de entregarme en su piedad
la savia virgen que modele mi figura
y he de buscar en esa senda
nuevas bellezas que develan su escultura
en ese enjambre de las flores
y en ese recio paladear la piedra dura
vivo en la cuesta la esperanza
que me prometen mis pisadas ya maduras
y he de emprender la nueva etapa
que se adivina en los mojones y su brújula...
...
Canto al Señor que me depara
esa escalada repentina que me apura
y busco andar sobre sus huellas
cual vuela el pájaro anidado en su bravura


 
 
   
   

Abrevo en la colmena


Abrevo en la colmena
que buscó su cobijo en una rama
sedienta de aquel polen
que robustece el fruto de las manos
y el gozo de la llama porque arde
la miel amarillenta en los panales
abrevo en la colmena
que anida en comunión y en la pobreza
de búsqueda en vertiente
derramar la riqueza que procura
contemplo el rosedal que la recibe
sembrando su fragancia
empolvado en matices
y admirando la gloria de la abeja
que tímida y pequeña
laboriosa y velando
recorre los sitiales de la flor que amamanta
libando entre sus vuelos
apacentando vides
enalteciendo tiempos que lloran por el hombre
abrevo en la colmena misteriosa
y sé de la palabra que le induce
a entregar su cosecha
a vivir dando fuerzas
y a morir en la hora que concluye


 
 
   
   

Cálida noche


Noche de vivas emociones
relampaguearon en las arcas de mi vela
regocijando su balada
por lo recóndito del alma en su pureza
vergel que naces cuando duermo
para alegrar la placidez que me despierta
joya purísima del Verbo
esa palabra que me cantan las estrellas
rico horizonte el de la tarde
donde el descanso se convierte en una perla
que seducida por su brillo
ha descubierto la vertiente que hay en ella
mágica lumbre de mis ojos
han recogido entre los montes y praderas
enaltecidos oropeles
que confundidos con la luz fueron estelas
resplandecientes que entregaron
amaneceres que iluminan la aspereza
cálida noche la del Verbo
que se ha dormido en el portal de la doncella
música que arde clamorosa
al contemplar en un pesebre mi certeza


 
 
   
   

Estelares visiones


Estelares visiones se escucharon
de cánticos celestes en la brisa
y salmos que reflejan la sonrisa
de quien crea las voces que entonaron


los ángeles cantores que bajaron
alabando en Belén a quien de prisa
regalara su amor en la precisa
salvación que los hombres rescataron


ha nacido el autor de nuestra historia
prometiendo gloriosa la victoria
a quien busca la paz ya restaurada


por quien llora de amor en su portada
y ofrece la corona regalada
al hijo que persigue eterna gloria


 
 
   
   

Estampando anhelos


Cabildeo estampando mis anhelos
en música orquestal
en el coro ingenioso de los niños
en plegarias surgidas por los vientos
yo sé del pensamiento madurado
que guarda sus raíces
y expone sus frutales
en el hueco que nace del costado
del hombre sumergido
en la herida de amor que soportara
yo sé del pensamiento sobrehumano
que emerge del amor inexpugnable
que empalma su ligero pasar
con la vida sencilla
en el sol de la tarde
o en estrellas nocturnas que transitan
la paz del universo
la joya inextinguible del espacio
la pequeña vereda del que añora
unas migas de pan
y un coloquio en el vino
la fraterna visión del hombre nuevo
que requiere morir
pues la muerte es la vida que resurge


 
 
   
   

Anuncios de la tarde


Anuncios del ocaso
cobijan su frescura
y enaltecen
los días y las noches que contemplan
anuncios de la tarde
iluminan mi cántaro de gracia
envolviendo los versos del misterio
desglosando en la rosa aquellos pétalos
que adornan su perfume
e irradian melodías que se mezclan
con la simple misión del caminante
con la pura mansión que está en lo alto
y el follaje de sueños entreabiertos
para hallar la verdad
para oír musicales repertorios
y vivir en la noche
los sublimes efluvios de la estrella
los acordes callados
en silvestre versión que estalla el suelo
nos revela la gloria
nos anuncia la casa
y murmurando en el canto
silenciosos recuerdos
la vida se ha esmaltado
de riquísima luz
de fragancia celeste
y apacienta las horas
de mi espera


 
 
   
   

La fuente que adivinando...


Fuente que adivinando mi carencia
guardas mi regocijo en tu balada
acaricias con gotas de tu cuenco
y embelesas naciendo entre tus alas
fuente que me recuerdas tu frescura
y sediento me abrigas con tu gracia
compasiva en las noches que te buscan
y rica en la pureza que da el agua
hoy aliento habitar entre tus dones
que generan copiosa la cascada
donde bebo la paz en tu regazo
y alimento la vida que regalas
cubierto en el murmullo del rocío
te canto con su brillo que me abarca
cuando busco en tu cálida presencia
la vertiente de amor de tu palabra


 
 
   
   

Versos de la tarde


Releo versos en la tarde
cuando he palpado los rigores de la espera
donde me aquieto en el silencio
que he perseguido en los esfuerzos de la selva
quiero morar en el descanso
donde percibo el aletear en alta esfera
de aquel ignoto pensamiento
que me reclama las honduras de la cena
donde descubra sus matices
y eche raíces que se guarden en mi tierra
toda palabra en sus anuncios
arroja luces que texturan mi sapiencia
toda verdad exige tiempos
donde persisto en descubrir lo que me enseña
la noche ofrece entre la sombra
relampagueantes regadíos en mi esfera
que ha de brotar en nuevas mieses
y finalmente arrojarán una cosecha
toda existencia es una brisa
que va gestando ramilletes que me entregan
el guarecerme de los vientos
en la sencilla poquedad de mi querencia
allí descubro claridades
que han encendido las paredes de mi tienda
para poder deshilvanarlas
cuando procuro el manantial que me revela
aquella luz insospechada
donde he podido conocer mi sementera


 
 
   
   

La nieve en la cumbre


Sé que la nieve está en la cumbre
de la montaña que la guarda
en su regazo
y ha de crecer en el invierno
acumulada
por esas gotas que han soñado
enriquecer a los arroyos
que el cielo azul alimentara
en el verano
sé que esa nieve de la cumbre
nos estremece
cuando canta con los rayos
del astro vivo que semeja
una fogata
que a su temple ha destellado
la nieve enseña que ella es agua
amalgamada por el frío
que ha buscado
enaltecer su envergadura
y contemplarla
en la belleza de su faro

nieve que buscas una sede
para mostrarte
en la hermosura de tu halo




y cobijar con tu alimento
a quien padece
aquella sed de su quebranto
no te detengas en la cima
cuando te llaman los obreros
en su tajo
pues crecerás en nuevos vientos
cuando textures tu dureza
en un pan blando

canta al Señor en alta cima
y entregarás humildes gotas en tu llano


 
 
   
   

Contemplo las orillas


Contemplo las orillas majestuosas
y horizontes preñados de belleza
y busco recalar en la represa
que ha regado simientes generosas


el agua de la gracia entre las glosas
del tiempo que derrama su destreza
germina en los trigales y le reza
al autor que las nutre vigorosas


racimos en la nítida nascencia
bregaron en el cuenco de su vida
alentando las horas de inclemencia


y ha querido el caudal de su medida
presagiar venturosa omnipotencia
proclamando su bálsamo en la herida


 
 
   
   

Señor de la mañana


Señor de la mañana
que amaneces naciendo cuando mueres
tú vives el encanto
de tu clara existencia que enaltece
y entregas de tu ser
la sapiencia y la luz con que amaneces
el júbilo sin mancha
en la espera del tiempo que se yergue
tú vives mi nostalgia
y engolfado mi ser entre tus redes
me entregas la respuesta
que tu mano procura por mis preces
yo miro con tus ojos
el caudal de mi tiempo que fenece
y desbordas mi cántaro
con tu voz y la paz cuando decrece
tú vives mi existencia
yo vivo tu existencia que enriquece
en horas de la gloria
los cánticos sublimes que florecen
tú cuidas mi falencia
con tus dones que nacen cuando crecen
defendiendo mi trama
y ofrendando semillas que prometes
tú muestras tu osadía
contemplando la herida que no muere
del Hijo de la cruz
que intenta tu martirio que estremece


 
 
   
   

Felices los que lloran


He de vivir esa pobreza
cuya raíz fuera sembrada en el destierro
del primer hombre en su fracaso
donde nos hizo padecer como herederos
en ese estado de penumbras
he de vivir robustecido en mi sendero
por esa gracia redentora
que me alimenta con los aires de su fuego
es la pobreza mi añoranza
que he de vivir entre las huellas de mi celo
por descubrir aquel espacio
donde el Señor me restituye con su leño
soy aquel pobre caminante
que en el andar en el sufrir y en el silencio
se hace capaz de transformar
a todo el hombre que padece su desvelo
quien ha sufrido su penuria
se hace capaz de comprender
que no hay sosiego
para quien llora sus dolencias
por las angustias que albergaran en su techo
y al encenderle la esperanza
siento el dolor que me enclavara desde lejos
sufro en aquel que hubo sangrado
y le transmito a su mirada mi consuelo




no he de olvidar al que ha gemido
al vagabundo al malhechor o al harapiento
al que anidando su desgracia
sólo pretende revivir en otro espejo
o en las alturas del amor
donde yo puedo por amor ver su secreto
y si me canso en este trance
habré de andar en la pobreza y su misterio
profundizando mi experiencia
que me adentrara en un sutil conocimiento
y encontraré entre tantas luces
que mi pobreza es mi mayor conocimiento
y soy más pobre entre los hombres
que los que puedan parecer hojas del viento
hoy yo me debo a todo hermano
reivindicando mi existencia como siervo
de los que sirven en la tierra
aunque no sepan descubrir huellas del cielo


 
 
   
   

Fervoroso pastor


Pletórico de mieses y esperanza
apacienta el pastor a sus corderos
y almacena en humildes vertederos
el agua que atempera la confianza


el rebaño ferviente en su añoranza
de rumiar con sus voces los senderos
se apresta a trasponer duros esteros
impregnado de cálida pujanza


la majada al pastor le ha permitido
esbozar la sonrisa jubilosa
surgente de la gracia que ha bebido


cuando logra engarzar en una glosa
como versos humildes que han nacido
al rebaño que unido se desposa


 
 
   
   

Misterios del silencio


Conozco aquel silencio
embargado de voces que suplican
escuchar su secreto
recalando en el puerto donde anidan

conozco aquel silencio
de palabra y de música que anima
los febriles momentos
y la hora que surge peregrina

he visto los portales
de la casa que mora en alta cima
y quise conquistarlos
imprimiendo el esfuerzo a mi fatiga

yo sé de la intemperie
de páginas ignotas que palpitan
en medio de la bruma
que padece el chacal en su retina

el aire acompasado
que acaricia en los surcos la semilla
promete su salario
en simientes que claman por la vida




contemplo la paciencia
con que siembra el sudor la maravilla
que aguarda mansamente
resurgir en la sangre de su viña


 
 
   
   

Atardeceres de silencio


Atardeceres de silencio
han contagiado mi andador que ha conocido
revelaciones increíbles
que se producen en la noche y mi destino
donde fulgores taciturnos
viven muriendo en los acordes que describo
donde la paz es cobijada
por la visión de los arpegios de mi nido
aquella paz que se ha posado
en la sencilla creación de mi camino
en esa celda luminosa
donde la gracia redimiera lo que vivo
atardeceres de silencio
van invitando a los esfuerzos vespertinos
donde se yergue el arrebol
que siempre entrega su presencia con su trino
es en la tarde de algún día
donde descubro maravillas que persigo
y es en la tarde de la vida
donde mis ansias enternecen lo que escribo
de aquel mendigo que buscando
encontró techo en una estrofa de algún himno
vivió del agua de mi tarde
que también él buscó encontrar cual peregrino
atardeceres de silencio




han contemplado el nacimiento que ha surgido
y han descubierto la palabra
en la violeta el rosedal o el monte alpino
ellos no callan en la tarde
aunque su voz se pronunciara en mi recinto
y es escuchado en una noche
cuando la tarde asimilaba su silbido
vivo la paz en el silencio
cuando atardece mi existencia en que declino
sé que la tarde me acrisola
las experiencias que la vida haya tejido
y en ramilletes se han forjado
para alumbrar en la penumbra un tiempo digno
que regocija su misterio
cuando comparte el arrebol que ha renacido


 
 
   
   

El silencio y la palabra


El silencio y la palabra
que alimenta recuerdos
que adivina senderos vírgenes
y suscita nostalgia en el misterio
y remontando espacios
profundiza vocales de un poema
cristaliza vertientes
enarbola los símbolos del orbe
y encanece callando la palabra
que se expresa emanando
mansedumbre

silencio aquel portal
generoso que abriga
los ignotos secretos de la sangre
las melódicas voces de mi alma
y el tesoro escondido en una siembra

silencio pide el Verbo
al querer expresarse en haz lumínico
al morir al tumulto fragoroso
y al vivir en la sombra de mi huerto