Hacia el mar


INDICE

   Hacia el mar

   Toda existencia

   Conocí la esperanza

   Brillante ventisquero

   Atisbo siempre

   Arde en su fuego

   He buscado

   He buscado tu mano

   Luces de la noche

   Padre que ofreces

   Escuchando los vuelos

   He cruzado vertientes

   He vivido los faros

   Brilla aquel tiempo

   Sólo clamo

   Vigorosa la tarde

   Atraviesa mi río

   Mi propia rosa

   Ventanales

   Gloriosas cadenas

   Oh bendito salterio

   Madre que sueñas

   Oigo esa lucidez

   En la noche

   Voy respirando

   Fragancia de la flor

   Huye la noche

   Cálidas brisas

Hacia el mar


He volado hacia el mar
diseñando la altura de sus aguas
que ofrecen su vestigio
al velero que surca la intemperie jadeante
navegando la anchurosa cavidad
en aras de algún viento
que le impulsa al destino
de riberas que emergen
y tantos pájaros
de remotas islas
que cultivan tesoros
y en voz hospitalaria
entonan los matices de plácidas rapsodias
que alegran a quien vive
añorando la tierra cuyo centro
es promesa
y buscando cadencias de la tarde cancina
o vistiendo follajes que palpitan sus bosques
atisbo en mi velero
las bellezas ocultas
en la sombra abismal
y callado contemplo
el vuelo sideral de las gaviotas
y el canto sigiloso del jilguero


 
 
   
   

Toda existencia


Toda existencia en su hontanar abriga
esa esperanza de beber su puerto
que en fatigoso trajinar desierto
añora el faro de la voz amiga

que le señale cual experto auriga
que aquella siembra que vivió en su huerto
ha de ser luz en sinigual concierto
fruto sin mancha que el vergel prodiga

vive paciente en el crisol plantado
aquél que aguarda en su copioso río
cercana estrella que encontró en su vado

flores silvestres desafiando el frío
ramas que sufren su perfil talado
porque ya surge un renovado brío


 
 
   
   

Conocí la esperanza


Conocí la esperanza
cuando sólo advirtiera algún fracaso
y en humilde creatura
no encontrara respuestas a mi llanto
bellísima la espera
que permite nadar en el remanso
porque surge la vida
donde mueren cristales quebrantados
oh luz poderosísima
que me ves con mis ojos asombrado
por hallar tu esplendor
y mi polvo que aguarda su descanso
dichosa la existencia
donde está la esperanza alimentando
que postrada en mi ser
se vuelve a su Señor y a su regazo


 
 
   
   

Brillante ventisquero


Brillante ventisquero
fiel imagen del alma y sus vergeles
renacida en el agua
y aspirando a la cumbre de los cielos
mis ojos ya perciben
la fibra musical
que está en su cauce
y busca aquel perfume
que tendrá a mi llegada quien me aguarda
siente fuego mi espíritu
de encontrar la amistad que me requiere
quien derrama su amor en mi fatiga
y gime entre mis manos


 
 
   
   

Atisbo siempre


Atisbo siempre sigiloso
aquel profundo renacer que me depara
esa belleza de la selva
y la estelar constelación en la distancia
quiero beber entre la sombra
el resplandor que encuentra el cielo en nubes blancas
que no han logrado disipar
íntegramente la riqueza de su talla
y mientras busco lo que añoro
soy visitado por crepúsculos en llamas
que no conocen de la noche
y de la estrella que en fulgores la acompaña
transito el día hasta la tarde
que va muriendo en esa luz que se desgrana
y en los umbrales de un comienzo
hay otra luz que se presenta en su mirada
el día entona su misterio
con la impetuosa claridad que el sol proclama
y es en la noche donde alumbran
con humildad miles de estrellas en su danza
como luciérnagas que buscan
dar de su vida a cada noche y su posada
y divisar aquel espacio
que no es posible conquistar en la jornada


 
 
   
   

Arde en su fuego


Arde en su fuego mi existencia
cuando se abisma al clamoreo de su tiempo
que ha de alertarme en la intemperie
para enhebrar en su carrera algunos vientos
que anuncian ráfagas que inquietan
la solidez que hay en el árbol y su cetro
al ser llamado a padecer
y a defenderse de ciclónicos intentos
porque ha soñado en esa perla
que garantiza su belleza en lo secreto
y ofrece música y poesía
con el instinto que refluye de su fuero
de eternizar en llama viva
hasta que ofrezca el rosedal su cancionero
y en esos aires de mi tierra
cuando abrevaron en celestes bebederos
ve que la vida se prolonga
mientras el agua se convierte en un lucero
que clama impávido añorando
entronizarse en las estrellas y en su vuelo
para irradiar sus esplendores
que en esa cumbre de la gloria ve su espejo


 
 
   
   

He buscado


He buscado el sublime alumbramiento
viviendo en comunión con lo divino
en aquel desposorio al que encamino
mis pies en la certeza de aquel viento

que con lenguas de fuego hizo el portento
de erigir la fusión de mi destino
con la vida de Dios que en mi camino
transformara en su fuego mi talento

la unión mística anuncia aquella rosa
del Señor en el Hijo cuya alianza
es meta de su amor que hubo cambiado

por la sangre del Verbo y su bonanza
el rostro de los hombres que ha brillado
estallando de amor en la alabanza

el Señor a los hombres los redime
y en visión esponsal urde su trama


 
 
   
   

He buscado tu mano


He buscado tu mano
y en rocosos caminos te he seguido
huyendo de lo vano
feliz y enternecido
por llegar a tu puerto inmerecido

tu manto me defiende
y aleja con su fuerza al enemigo
mi vida aquí se enciende
bebiendo de tu trigo
y gozando el placer de estar contigo

no puedo descubrirte
en la noche que clama por su día
mas quiero yo servirte
con la paz que ya ardía
en tu diestra que al alma seducía

hoy quiero contemplarte
y vivir las bellezas de tu seno
con mi vida alabarte
y en melódico estreno
contemplar con amor tu rostro bueno

oh Padre que glorioso
alimentas tu casa que es mi alero
percibo el alborozo
de hallar tu vertedero
navegando en la paz de tu velero

yo sé que el alma mía
anhela conocer cuanto fulgura
y añorando aquel día
de encontrar tu figura
se abisma en tu seráfica hermosura

oh Dios que me creaste
y envolviste mi alma en tus amores
tú sólo despertaste
en haces de arreboles
la inédita visión de tus fulgores

en silencio te aguardo
y busco caminar sobre tus huellas
y en tiempo en que yo tardo
por ver tus horas bellas
me reclamas beber de tus estrellas


 
 
   
   

Luces de la noche

(9 y 13)


Cuando en las luces de la noche
ya me inundaban los ardores del ocaso
entreteniendo mis ideas
pude beber lo que aprendiera en mis atajos
aquella sombra de mi tarde
reconoció los esplendores del milagro
del hombre débil que nutriera
con su sayal a quienes buscan el hallazgo
de la bellísima respuesta
que suele dar el rosedal en tiempo manso
oigo la tierra en sus arpegios
y yo me elevo al escuchar aquellos cantos
que son regalos que he vivido
y me responden con su voz en cada trazo
se que un final está de fiesta
porque mi dueño en su portal muestra su rango
de inesperada majestad
y de purísima bondad postrada en llanto
cual fue el encuentro de mi padre
con aquel hijo que regresa desde el fango
y se descubre sin virtudes
pero viviendo en ese amor y su agasajo


 
 
   
   

Padre que ofreces


Padre que ofreces tu divina esencia
a quienes buscan en tu rostro bueno
beber la savia que nació en tu seno
hasta escuchar tu singular clemencia

arden mis ojos cuando tu inocencia
muestra los pasos de tu andar sereno
que me buscaron en aquel estreno
y me han hablado de tu trascendencia

soy el humilde servidor que implora
acurrucado en su precaria casa
ser modelado por tu amor que añora

compadecido porque el día pasa
enardecerme con tu voz que aflora
para agraciarme con tu luz que es brasa


 
 
   
   

Escuchando los vuelos


Escuchando los vuelos del oleaje
y buceando en la arena de la playa
ha querido aparcar mi propia talla
en la tarde que añora aquel anclaje

que me lleva a gozar de ese paisaje
que abrigaran mis ojos cuando estalla
la flor que recostada en esa playa
me regala el perfume de su traje

es el mar y es la flor y el cielo claro
quienes buscan beber en la mirada
que contempla riquezas con su faro

y alumbrando la tierra ensimismada
descubre aquel festín pródigo y caro
que celebra el frutal en su portada


 
 
   
   

He cruzado vertientes


He cruzado vertientes luminosas
que dibujan deslizándose
en la tierra reseca
una red de copiosas lucernarias
que encienden cada paso de mi senda
y bañan la pradera
que llora el desconcierto en la sequía
benigna la vertiente
que nace de la fuente y se alimenta brotando
su música ligera
desde el árido campo
urgió su hora
y la humilde quietud
aguarda la noticia de aquel agua nutriente
que entrega su cantar
y logra revivir el campo mudo
y logra enardecer la sementera
envuelta en esa luz
que prodiga las aguas al estero


 
 
   
   

He vivido los faros


He vivido los faros que iluminan
las voces de mi Padre que me llama
y me enseña la luz conque me ama
su infinita bondad que allí adivinan

los ojos que postrados imaginan
la hoguera que alimenta con su llama
estrecheces del hijo que reclama
descubrir las bellezas que avecinan

las horas de la gloria que sumergen
en la tierra su luz en noche oscura
pronuncian luminarias que allí emergen

y brillando en la vida que es futura
entonan maravillas que sumergen
la oscura realidad en hermosura


 
 
   
   

Brilla aquel tiempo


Brilla aquel tiempo que surgió en aurora
y se introduce para anclar su paso
entre los bosques donde ardió su brazo
que enternecido conoció su hora

que laboriosa y providente aflora
por trabajar y definir su trazo
hasta lograr sin padecer su atraso
la tierra fértil que su fruto añora

oigo campanas que en el tiempo vuelan
para llamar a recoger las mieses
de las plegarias que su noche velan

aquellos hombres entre sus reveses
para aliviar las que en el tiempo duelan
noches que claman germinando preces


 
 
   
   

Sólo clamo


Sólo clamo al Señor misericordia
cuando miro en la cruz al nazareno
que entregó por amor su rostro bueno
y labró entre los hombres la concordia

he vivido el dolor de la discordia
que naciera en las fauces del veneno
y aprendí a contemplar el rol sereno
de quien clama en su faz misericordia

bendito el hacedor de la vertiente
que inunda con su gracia al que ha llorado
y levanta del polvo al penitente

gloriosa la vivencia que el pasado
ha podido gozar cuando el presente
las murallas del mal ha derribado


 
 
   
   

Vigorosa la tarde


Vigorosa la tarde de mi ocaso
que vigila sedienta
y despierta el candor que está en la noche
y me invita a escuchar
esa sombra que espera agazapada
ese silencio que llama con su trino
y esa sombra en los aires sedientos del ocaso
y al final del crepúsculo
emerge la humilde mansión
que se mece callada
hasta ver mis sandalias
que buscan sus tímidos umbrales
y en claro interrogante
golpetean la piel de su entramado
vigorosa la tarde que muestra el horizonte
e invita a coloquiar las confidencias
que enseña mi secreto
anunciando aquel gozo de la tierra
que vive sin fronteras
y ofrece la fragancia de su rosa purísima
y muestra la hermosura
esmaltada de la joya
y proclama la eterna dimensión
del amor increado
de la paz conquistada
de la luz que gloriosa se perfila
por mirar en su faz al astro vivo


 
 
   
   

Atraviesa mi río


Atraviesa mi río
en haces luminosos
un campo de espejos que florece
porque siempre el dador de sus perfiles
ha intentado que humilde lo contemple
oculto en la estrechez de su misterio
pero vivo y sediento
de abrigarse en la cuna de mi alma
y escuchar confidencias
que anida su regazo
y visten de palabras
ese cuenco profundo de mi seno que escucha


 
 
   
   

Mi propia rosa


Entre espinas y flores
y entre sombra copiosa y la sequía
en mi prado
camino por los vientos que amanecen
impulsando las velas
orientando las brisas que transcurren
develando preciada la faz del sembradío
y quietud en el aire que la tormenta arrastra
bonanza de las nubes
y la paz de aquel bello sol de estío
que se desplaza en sus andariveles
y aspiro a revivir
la tierra que la escarcha hubo bañado
y el surco que apetece una tibieza
entre noches y días alumbrados
camino con los pies enardecidos
conquistando el encuentro
que celoso me aguarda
por ofrecerme en la soñada mesa
donde vea nacer mi propia rosa


 
 
   
   

Ventanales


Abre sus ventanales mi posada
que estremece la luz
raudal que con sus rayos alimenta
el hogar
sendero abierto hacia la entraña
del bosque
momento de gaviotas en su vuelo
y el vértigo auroral de aquellos árboles
que navegan en pos de las alturas
y anuncian esplendor
desde el cielo en que abrevan

ventanales benignos de mi techo
con mi vida y mi canto
regocijo que nace
en humilde jardín
hasta que estalle en florecer
de lo que ha germinado
y beba de la lluvia que en su cuenco
derrama su prodigio


 
 
   
   

Gloriosas cadenas


Gloriosas cadenas ensaya mi Padre
con mil eslabones de amor y confianza
que encierran mis manos mis pies y mi todo
llevando en su sueño cristales del alma
prisión o dolencias quebrantan mis días
clamando su canto de extrañas vidalas
espacio perfecto de aquel nazareno
que fuera en cadenas abriendo su entraña
se rompen los lazos de intrépido celo
y surgen astillas que el tiempo creara
por ver y crecer conociendo al maestro
que en cruz se le muestra con alas quebradas
mezclando mi sangre con sangre divina
gloriosas cadenas que a Cristo me atan
viviendo el amor que anticipa aquel cielo
que en místico vuelo me lleve a alcanzarla
...
la vida es amor que se expresa en la sangre
la sangre es amor que construye mi casa
la cruz y el amor eslabones que buscan
plasmar la amistad de Jesús y su gracia


 
 
   
   

Oh bendito salterio


Oh bendito salterio
que proclamas las glorias que no mueren
jubilosas estrellas
que por siempre en su luz rejuvenecen
fervoroso el instante
que me brinda cristales que se leen
e iluminan mi noche
con su voz que mis pétalos encienden
prodigiosa vendimia
cuyo fruto me anuncia que se atreve
a ser dócil a Dios
que en la sangre del Hijo lo convierte
religiosa morada
que en vital armonía te adormeces
litigando en la sombra
con la furia enemiga y sus enseres
hoy elevo en acordes
la bellísima luz que ardió en mi temple
en las horas de audacia
y en la recia virtud forjada en preces
jubilosa la gracia
que en el alma del hombre ve su sede
divisando su hora
y encendiendo el sostén de quienes creen
recibiendo del sol
la fuerza y esa luz que resplandece


 
 
   
   

Madre que sueñas


Madre que sueñas en la voz del hijo
hijo que gozas cuando ves tu madre
y la distancia que alejó a tu madre
hoy la reduces con tu amor de hijo

canta dichoso tu canción de hijo
porque has bebido su caudal de madre
y en esta tierra crecerá cual madre
que sólo vive cuando crece el hijo

hoy que celebras oh dichosa madre
el cumpleaños que alegró tu hijo
dale tu rosa que es amor de madre

y con tu ángel que te hiciera madre
goza en la niña junto al propio hijo
esta velada que es canción de madre


 
 
   
   

Oigo esa lucidez


Oigo la lucidez de la plegaria
y el fervor con sus signos se despierta
cuando veo en el salmo aquella puerta
que proclama sublime lucernaria

oigo el cantar del ángel voz vicaria
de la tarde celeste que en su huerta
glorifica al Señor que siempre alerta
será fiel al clamor de esa plegaria

magnífica visión la de la gloria
que vive en sus seráficos cantares
quienes ven cara a cara el rostro vivo

de quien hubo logrado la victoria
y en la cruz redimió mis avatares
y entregó la promesa que hoy revivo


 
 
   
   

En la noche


En la noche que guarda
la nostalgia que bulle entre la sombra
he buscado enraizarme la pendiente
dialogar con la luna
y entrever misterioso
el secreto del alma que perpleja
entonara preludios de aquel astro que surge
y vibrando en el cantar de las estrellas
anuncia su vergel resplandeciente
coloquiando en la aguada
y enalteciendo el hálito que pende
de manojos de pájaros
que emigran en los vientos
y emulan aquel vuelo de gaviotas

oh sublime momento
del río que recorre con sus aguas
el cuenco de aquel monte
que es canal de su vértigo que fluye


 
 
   
   

Voy respirando


Voy respirando en el misterio
que reverbera las riquezas de lo alto
y alimentado en su secreto
no puedo asir el aire puro de su trazo
sé que la vida está en su seno
pero mis ojos no descubren su entramado
y lo contemplo silencioso
entre palabras que su esencia señalaron
es el misterio como el sol
sin cuyo fuego mi existencia es un naufragio
y al extasiarme con su imagen
haces de luz mi frágil ser encandilaron
me siento vivo en su tibieza
pero no alcanzo a caminar entre sus rayos
quiero encontrar mi propio clima
y no he podido dominar lo que me ha dado
es el misterio el que enriquece
todo el andar que vive el hombre en cada paso
y aunque él conduce mi sendero
él se ha guardado entre las redes de su casco
impenetrable en su silencio
fluyen sin pausa las saetas de su halo
que dan la vida en su vertiente
aunque no sepa cómo surge en su regalo
yo y el misterio nos unimos
en esa estrecha comunión a un mismo canto
yo sólo vivo en sus destellos
y él me conoce y reconcilia con su manto
porque inserido en mi secreto
se ha cincelado entre los muros de mi campo


 
 
   
   

Fragancia de la flor


Fragancia de la flor amanecida
guirnalda que entreteje sus bengalas
purísimo silencio el de tus alas
vergel que te revistes de tu vida

tú ves la primavera aparecida
ramilletes anuncian lo que exhalas
tu cantas esa fiesta en que regalas
la riqueza del néctar que te anida

ardoroso jardín bella armonía
de cadencias y música que llora
el gozo de plasmar en propia vía

el fruto de aquel germen que te implora
entregar su manjar a quien nacía
y en tus pétalos ver lo que ya aflora


 
 
   
   

Huye la noche


Huye la noche en clamoroso día
que se percibe con fulgor dispuesto
para abrigar a quien mostró en su gesto
aquel dolor que en su portal vivía

vi que la noche enardeció ese día
en que clamara con sencillo apresto
por el destello que el frutal apuesto
enamorara cuando el sol nacía

bella jornada que de luz te vistes
para albergar en la sutil belleza
a quien sus ojos que surgieron tristes

puedan colmar en coloquial represa
aquella sed que con fervor asistes
con el manjar que redimió su mesa


 
 
   
   

Cálidas brisas


Cálidas brisas del estío
adivinaron aquel paso del invierno
que se encarnara con su frío
en esa nieve que ilumina al ventisquero
hondos frutales han crecido
entre la sombra y en las folias de un soneto
que diera origen a la vida
que se expansiona en prodigioso vertedero
oigo las voces del verano
que han madurado en esa tarde del desierto
y escucho cánticos que nacen
en la enramada donde el canto se hizo verso
y hubo nacido en pleno día
cuando libaban la torcaza y el jilguero
privilegiando con su canto
esa alegría que sumerge los desvelos
y nos proclama sin tardanza
la paz que nace y que se expresa en un concierto