El canto del juglar
Admiré los fecundos naranjales
que ofrecieran su fruto enracimado
y envolvieron sus mieses y fragancias
en caudales que apagan con sus brazos
esa sed de brindar su propia vida
por caminos de montes y collados
que alimentan el alma en su recinto
y coronan esfuerzos de mi campo
y anhelan cual manjar de una reserva
desfilar en socorro del quebranto
donde yace la vida en su agonía
y preludia el juglar un nuevo canto
que proclame soleadas madreselvas
y revive en la voz del hombre sabio
recordando la historia siempre nueva
del que nace y perece señalando
el angosto camino de la gloria
y la paz que se esconde en un peñasco